LIBRARY OF THE UNIVERSITY OF ILLINOIS AT URBANA-CHAMPAICN BOOKSTACKS LOS NEGROS EN SUS MVERSOS ESTADOS I CONDICIONES; TALES COMO SON, COMO SE SUPONE QUE SON, COMO DEBEN SEE, POB DON JOSE FERRER DE COUTO, Uaballerodelhabitode Santiago, pormercedde 8. M. Fidelisima; Comendador en la Real Orden Americana de Isabel la CatGlica; Caballero de la Ileal y distmiruula Orden Eapunoladc Carlos HI; Miem'oro lionorario de la Sociedad de G-eo^:;iiia y Estadistica de Mejico; Individuode la Comision de Historia de la Inianteria Espaiiola. de la Heal Academia de Arqueologia j Geuyrafia de Madrid y de la Sociedad Econdiuica Matriteiise, etc., etc., etc Scsrumla E«Iicion. NUEVA YORK: tMPRENTA DE HALLET, CALLE DE FULTON No. 107. 18G4. •;-: * &M^&&>*- *~mm ■ * * M % T Mf - M tf MMMMMM fff M ff V tf UMMV fTt M f M f MMrfM f M LOS NEGROS. LOS NEGROS EN SUS DIVERSOS ESTADOS I CONDICIONES; TALES COMO SON, COMO SE SUPOHE QUE SON, COMO DEBEN SEE, POR DON JOSE FERRER DE COUTO, Caballero del habitode Santiago, pormerced de 3. M. Fidellsima; Comendador en la Real Orden Americana de Isabel la CatClica; Caballero de la Real y distinguida Orden Espanola de Carlos III ; Miembro bonorario de la Sociedad de Geoyiafia y Estadistica de Mejico; Individuo de la Comision de Historiadel* Inianteria Espanola, de la Real Academia de Arqueolugia y Geojjrafia de Madrid y de la Sociedad Econumiea Matritense, etc, etc, etc Segnnda Ediclon. NUEVA YORK: IB1PRENTA DE HALLET, CALLE DE FULTON No. 107. 1864. Esta obra es propiedad del autor con arreglo a la ley, y el Kiismo Be reserva el doreeho de traduccion en cualquier otro idioma. ADVERTENCIA. Hizose este libro en castellano, para publicarlo inmedia- tamente en ingles, acomodando todo el caudal de su doc- trina & los acontecimientos que hoy escandalizan al mundo en la America del Norte. Por esta causa el pr61ogo y algunos capitulos de los postreros tienen ciertas condicio- nes locales y de actualidad, que harian extrana la obra a otros paises y a otros tiempos, si del fondo de la misma no se destacase un cuerpo de doctrina universal, que la ha de hacer aceptable, estoy seguro de ello, a todas las naciones de Europa y del Nuevo Mundo. Espaiia, con especialidad, ha de sacar de este libro gran caudal de argumentos, extraordinariamente favorable? para el orden administrativo de sus provincias de Ultra- mar, y armas rnuy bien templadas para resistir a los bruscos ataques con que un dia y otro, desde muchos aiios aca, se la injuria y se la apostrofa en sus instituciones lo- cales y en la conducta de sus mas altos servidores. Para comprender hasta que punto esto ha de ser asi, bastara considerar, y muy pronto se echara de ver en su lectura, que este libro no es improvisado, sino el fruto ya en sazon de muchos ahos de asidua tarea. Cumplense ahora doce y medio precisamente que comen- ce a estudiar la materia a que se refiere con mas singulari- dad, en el terreno practico, viviendo en el campo y entre negros seis meses seguidos. Desde entonces aca ni un solo dia deje de trabajar en su adelantamiento ; y hace ya mas de trew anos que los periodicos de Madrid anunciaron la proxima publicacion de esta obra, cuando la guerra civil de los Estados Unidos aun no se habia comenzado. Algu- nos acontecimientos, sin embargo, hicieron entonces com- prender a todo el mundo que el rorapimiento era ya inevi« table entre el Norte y el Sur ; y con esto la prudencia y el raejor resultado de mi doctrina me aconsejaron abandoDar en aquella fecha, por improcedente, lo que ahora nadie ta» chara de inoportuno. Tome, pues, cada parte de las interesadas la que le to- que de esta publicacion ; sin reparar en la forma con que ee le adjudique, ni en la localidad donde haya visto la luz publica, una vez que para todas es de tantisima impor- tancia. Y para que se vea la razon que me asiste al ex- plicarme asi, bueno sera entrar aqui mismo en algunaa consideraciones. Tratando de facilitar un acomodamiento honroso entre el Norte y el Sur de los Estados Unidos, se ban pensado y escrito todos los argumentos de este libro subordinados a aquella idea, dentro del proyecto de reforma concerniente a la institucion de los negros trabajadores, tal como yo creo que debe plantearse, y como lo creen conmigo ya en ambas comarcas y en nuestras provincias de Ultramar, muy altos y reputados estadistas. Mas supongamos que, por un azar trascendental de la guerra, 6 por otra causa ejecutiva, el Sur se somete a la Union, 6 el Norte se conforma derinitivamente con la in- dependencia del Sur ; dejando la cuestion magna de los negros entregada al curso natural de los acontecimientos, 6 resolviendola en el sentido de la emancipacion gradual de los esclavos ; y en tal caso nadie puede dudar que para nosotros entraria inmediatamente en una nueva fase, que comenzaria a desacreditarla y acabaria por destruirla, si no estuviesemos de antemano y constantemente apercibidos a otra cosa. Por esta razon los propietarios espanoles mas timoratos y los menos fatalistas, deben agradecer igualmente que esta cuestion se trate a priori, cuando de una manera inespe- rada se puede resolver ; con tanto mas inotivo cuanto que los organos de la opinion publica en las naciones euro- peas, movidos por el sentimiento, barto mas que por el juicio de la verdadera instruccion, han comenzado a mano- searla y discutirla, como quien nada tienen en ella que perder, de una manera absurda y lamentable. Y adviertase que la cuestion que hoy aparenta no afec- tar mas que a los paises donde todavia se conserva la ins- titucion organizada del trabajo forzoso de los negros, es de interes universal y esta necesitando entrar en ella todo el mundo ; unos para mantener el orden existente, con las reformas que lo hagan aceptable a ]os mas extremosos es- crupulos de la filantropia ; y otros para mejorar sus inte- reses, y salir de la postracion en que los tienen sumidos las condiciones locales de su territorio, y las prohibiciones establecidas respecto a los africanos. Una de las causas principals que fomentan el desorden actual en toda la America espanola, segun las entiendo yo, y como es posible que las entiendan tambien otros hombres mas doctos, es la falta de brazos que hay en aquellospai- ses, desde que, por los excesivos arranques de su liberaliclad, lian abolido el trabajo forzoso de los negros. De esta me- dida provino el apocamiento de su agriculture ; la merma del laboreo de sus minas ; el aumento del precio de los jornales a una altura fabulosa, y el abandono de muchisi- mas industrias que ha aniquilado el comercio ; por cuyas causas, todas tan conducentes al menoscabo de su rique- za y al acrecentamiento de un malestar que apenas tiene cura, en la politica se busca un remedio social, y en el me- rodeo de los destinos y en las violencias del estado militar beligerante, los caudales que antes producian el trabajo y las mas legltimas industrias. Esto se comprende mejor cuando en momentos lucidos de orden material se prefiere la salud de la patria a la co- dicia de los individuos ; porque entonces los ojos se vuelven a los resultados del trabajo, como a verdaderos centros de riqueza y bienestar ; y para hallar brazos con que satisfa- cer las fuerzas mas perentorias de esta necesidad, se aceptan los mas extranos recursos. Ahora mismo y de algunos anos aca los peruanos, que habian abolido la piadosa institucion del trabajo de los negvis, porque se llamaba esclavitud, han dado en la pe- regrina ocurrencia de armar buques e ir a asaltar en sus paciflcas islas a los pobres indigenas de Polinesia. Alii los cautivan, y a su tierra los llevan, y en mercados pu- blicos los venden, y en sus haciendas los reparten; no para civilizarlos por medio del trabajo, como hacemos nosotros con los negros, que esto seria muy laudable, sino para ex- prirnir en poco tiempo todo el jugo de sus fuerzas, que es eumamente escaso, y sin poderlo remediar, para echarlos a la sepultura en breve tiempo. Al hacer esta triste pintura a grandes rasgos no decla- 8 mo ni exagero : harto lo saben los peruanos y cuantos co« nocen este tristlsimo negocio; del cual resulta que se nece- sitan brazos en el Peru para la agricultura, lo mismo que se necesitan en toda la America Espanola : que de nuestras razas no bay bastantes en las naciones europeas para satisfacer esta necesidad, 6 no pueden resistir los efectos de los climas tropicales: que los indigenas tampoco tienen la necesaria fortaleza para llenar las obligaciones extranas a su estado natural ; y que de todos los ensayos que se han becho sobre esta materia en el Nuevo Mundo desde su descubrimiento hasta hoy, solamente puede perseverar y ser litil la institucion del trabajo lorzoso de los negros, por medio del rescate. No hay para que divagar ya y basta de mentiras. se restablece la libertad del rescate en los propios terminos que se hacia antes que Inglaterra pensara en fomentar la riqueza de las Indias a costa de la America intertropical, introduciendo, por supuesto, en la institucion del trabajo de los negros las reformas que se han concertado en este libro, li otras mejores si estas no parecen bien, 61a America intertropical tiene que ir renunciando poco a poco a la explotacion de su riqueza y a la perpetuidad de su vida en- tre los paises cultos. Para acabar la guerra en los Estados Unidos sobre soli- das bases, cuando la propiedad agricola del Sur ha sufrido tan inmensos quebrantos en sus agentes mas efectivos : para que no desacrediten al Peru esos rebatos semi-barbaros y escandalosos que se estan cometiendo en Polinesia : para que en la America Central, donde la guerra se ha hecho enfermedad endemica, caigan las armas de las manos fra- tricidas, y sustituya el uso del arado al choque de las armas : para que Mejico, en la nueva vida que se prepara, resuelva facilmente el problema del trabajo, ayudando a la inmigracion europea que naturalmente ha de recibir ahora, con algunos millares de negros rescatados: para que las colonias que han decaido se restablezcan, y las que todavia se mantienen florecientes no decaigan, es necesario que vuelva a ser legal, como lo ha sido antes, y como no debiera haber dejado de serlo nunca, la entrada de negros bozales en los paises susodichos, y en cuantos puedan necesitar para el trabajo aquellos utiles agentes. No he de manifestar aqui las infinitas causas que justi- ficau esta urgentisima medida, puesto que en el cuerpo de la obra las hallara el lector con extensa claridad y per- fectamente determinaclas; pero aunque en alguna repeti- cion haya de incurrir despues, sobre un asunto que con- viene despojar de toda objecion preventiva, para marchar al fin de esta obra con desembarazo y fe, todavia conviene anticipar algunas aclaraciones oportunas. Como principio altamente humanitario debe practicarse el rescate de negros bozales en las tierras de su naturaleza. Su estado civil los tiene siempre a un paso de la muerte mas cruel y afrentosa que el horabre puede imaginar; y cuando a los salvajes que asi los tiranizan se les pregunta la causa de tan sangrienta iniquidad, manifestada en sacri- ficios solenmes y periodicos, que hacen rodar por el suelo alguna vez y de un solo golpe hasta dos mil cabezas de gente inofensiva, contestan que no matarian a aquellos enemigos suyos, si hubiese quien los comprara. No es invencion, como lo parece, esa idea terrible de un uadro tan desolador, que se repite dos y tres veces al ano en algunas comarcas; sino la pura verdad que niuchos via- jeros han visto, y algunos inuy veridicos me lo ban relatado. Desvanecidos con esto los escrupulos que sobre un punto tan fundamental pudieran mantenerse, queda en pie con- tra la doctrina de este libro un interes egoista que se atri- buye a los ingleses, y por causa del cual se supone que el establecimiento legal del rescate de los negros debe consi- derate a todas luces imposible. No tengo yo tan mala idea de la justicia humana, ni tan escasa fe en el restablecimiento de una verdad absoluta. Cuando teorica y practicamente se demuestre que el tra- bajo organizado de los negros no es la esclavitud ; borran- do los nombres de ella, por un grosero error perpetuados entre cristianos y gente culta: cuando se demuestre tani- bien que el rescate de aquellos infelices es una obra de caridad, y la aplicacion de sus fuerzas a la agricultura y a la industria un beclio civilizador y humanitario : cuando se sepa que ningun ensayo, entre cuantos se han hecho para dar agentes al trabajo en la America intertropical, ha sido tan suave en la aplicacion ni tan util en los resulta- dos como el rescate de los negros; y cuando nadie dude que el restablecimiento de 6ste es la voz de la conciencia humana, la exigencia de una necesidad universal, el pre- cepto de la justicia de Dios, y la satisfaccion debida al clamoreo incesante de muchos mil lares de victimas que 10 piden misericordia desde los altares del Dernonio, no eg facil que nadie se oponga al restablecimiento legitimo de un principio moral, ni deberia importar absolutamente nada al mundo civilizado que una nacion egoista se opu- siera. Con menos disimulos y con mas perseverancia el gobier- no frances habria restablecido el rescate de los negros hace ahora cinco auos, a gusto 6 a disgusto de Inglaterra, que esto importaba poco : y con la justicia del hecho por bande- ra, y la conformidad de todo el mundo por apoyo, aquel en- sayo en que el gobierno frances no se atrevio a perseverar por si solo, puede volverse a hacer y a proclamarse solem- nemente como base de derecho publico entre todas las na- ciones que en ello estaa interesadas. £ Que motivos de alta moral, si no, pueden oponerse 4 que esto suceda asi? ) (1) Lopez de Castafieda : Hisloria del descubrimienlo y conquisla de la India por los portitt/ueses: lib. I, cap. I. (2) Freire : Vida del infante D. Enrique : libro III. (3) Barros : Da Asia Portugueza : Decada priinera ; libro I, cap. V. — Martinez de la Puente : Compendio de las historias de la India : libro II, cap. I. — Freire : Vida del infante D. Enrique : libros III y IV, iStc. 40 Y como & la sazon Inglaterra no tenia importancia al- gnna maritima ni coraercial, como que ni siquiera consules tenia en las ciudades mas notables de la contratacion, y Francia se ocupaba mas de invadirnos en Navavra y Rosellon, y de defenderse en Italia contra las huestes vic- toriosas de nuestros capitanes, que de frecuentar tierras ealvajes para hacerlas participes de la civilizacion y del comercio, resulta que el pensamiento de concentrar en Africa las fuerzas de una 6 mas naciones cultas, hasta pros- cribir el estado ominoso en que sus naturales se gastaban, no pudo resol verse, ni siquiera imaginarse mas que en tan pequena escala como la concibiera el infante D. Enrique. Con esto, pues, habiendose hecho patente el estado de los negros en esas tierras y su perpetua condicion de escla- vitud, ya fuese en poder de los moros a sus naciones cer- canos, (!) 6 bien bajo la tirania unos de otros, los menos afortunados en la guerra, el unico medio de mejorar su condicion era arrancarlos de la que tenian, en especial los prisioneros. Y dicho medio podia adoptarse con tanta mas tranquilidad en la conciencia, cuanto que ademas del bien que se les hacia, rescatandolos de una muerte violenta mas 6 menos cercana, pero en todos casos segura, ningun senti- miento moral de los que tanto apego producen entre noso- tros a la patria y a la familia, se echaba de ver que fuese peculiar a aquellos miserables ; a pesar de lo cual, segun el testimonio de muy reputados autores, cuantos se trajeron a Espafia, faeron tratados con gran benignidad y dulzura por sus amos; ( 2 ) 6 como si dijeramos por la indole natural del pueblo espanol, que es de suyo humanitaria y generosa con los debiles e inofensivos. Hizose ley, al fin, la costumbre de admitir esclavos ne- gros en los dos reinos de la peninsula, desde que comenza- ron a venir en el siglo XIII ; con tanto mas motivo, cuanto que ya para entonces la condicion de estos infelices estaba amparada y garantida por el espiritu de unajurisprudencia que en manera alguna se parecia a la de los antiguos pue- blos en estas materias de esclavos. Y como inmediata- (1) En uno de los viajes quo hicieron juntos Anton Gonzalez y Nuno Tristan a la costa de Cabo Blanco el ailo 1443, pelearon con los moros, co- mo de costumbre ; y habiendo hecho prisioneros a diez, el jefe moro de aquellas comarcas los rescal6 en cambio de igual niimero de negros escla- •vos suyos. (Barros : Da Asia, $e,: Decada I : Jibro I.) (2) Ortiz de Ziiniga : Anales de SeuUla : libro XIL 41 mente despues se siguio el descubrimiento del hemisferio occidental, y el conociraiento mas 6 menos exacto, pero 8iempre aproxiraado a la verdad, de la indole apocada de los indios del Nuevo Mundo para las rudas faenas de la agricultura, en especial los de las islas, el interes particular se dio a experiments de adrnirables consecuencias respecto al trabajo de los negros, y por ellas despues se organizo de oficio el rescate de estos infelices y su traslacion en grandes cantidades a los nuevos dominios espanoles. El primer privilegio real que se dio en debida forma para la importaciou de negros en las Antillas es del ano de 1517. C 1 ) Y por cierto que comentando el hecho Na- varrete, con aplicacion a los oficios del P. Las Casas en favor de los indios del Nuevo Mundo, se explica de este modo. " Vino a Espana para abogar por ellos, y en Mayo de 1517 llego a Aranda donde estaba la Corte, y enfermo el celebre cardenal Jimenez de Cisneros. Por esta causa no pudo negociar con el y paso a Valladolid a esperar al Rey D. Carlos I, que en efecto llego muy pronto, cuando ya habia muerto el Cardenal. EL joven Principe, de 17 aiios, en un pais extraiio, ignorando el idioma castellan o, y dominado por los flamencos que le acompaiiaban, expidio por sugestiones de estos muchas cedulas de repartimientos y mercedes en las Indias, y diversas licencias para llevar esclavos a aquellos dominios, sin embargo de la prohibicion que para ello Labia. Conocio Casas que el camino de lo- grar sus pretensiones era captarse el favor y seguir las ideas de los flamencos, y lo logro, especialmente el de Mr. de Laxas, sumiller de corps, y uno de los mas favorecidos del Key ; pero como viese que sus opiniones y proyectos podrian, sin embargo, tener alguna dificultad, segun la conducta codiciosa de los nuevos huespedes, vario de plan, y propuso entre otros remedios que a los castellanos que vivian en las Indias se diese saca de negros, para que asi fuesen los indios mas aliviados en las granjerias y en laa minas. Bajo este supuesto se trato de los esclavos que serian menester para las cuatro islas, Espanola (Santo Domingo), Fernandina (Cuba), San Juan (Puerto Rico) y Jamaica, se pidio informes a los oficiales de la casa de contratacion de Sevilla, y contestaron que cuatro mil. Entonces los flamencos se aprovecharon de su influencia y (1) La Sagra. Historia politica, pagiaa 32: nota. 42 obtuvieron este permiso que vendieron a los genoveses en 24,000 ducados, con condicion de que por ocho afios no diese el Rey otro. Deducese de esta narracion veridica y cierta, primero : que el licenciado Casas por aliviar a los indios es- tablecio y autorizo el trafico de los negros para las islas del Nuevo Mundo, como si estos no fueran racionales ; y se- gundo : que no fueron espanoles los que agenciaron esta negociaeion 6 intervinieron en ella ; sino flamencos codi- ciosos y genoveses traficantes." 0) Duro es el juicio que Navarrete hace del P. Las Casas en este pasaje, y aunque no sin bastante iundamento, to- davla me parece que anduvo equivocado en la nianera de considerarle por el becbo. Porque aun dejando aparte la humanidad con que procedieron los espanoles y Portugue- ses al rescatar a los negros de la esclavitud que entre sus enemigos padecian cercanos a la muerte, para darlos a la vida social, siquiera beneficiandose de su trabajo, por cuya razon esta en mi concepto de mas el decir : como si estos no fueran racionales, que dice Navarrete ; en las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentohallarian- se con facilidad justificativos suficientes para el caso que se scfiala. Que no otra cosa que la esclavitud y la traslacion de los negros a tierras del Nuevo Mundo, habria quericlo anunciar el Sabio Profeta cuando dijo : " Asi como me habeis abandonado y habeis servido a un Dios forastero en vuestra tierra, asi servireis a los forasteros en tierra n^» vuestra." ( 2 ) No por la racionalidacl, sino por el estado de las almas de los indios y de los negros respectivamente, es por lo que contrastan y se hallau en pugna consigo mismas las paJabraa del famoso Chiapense 6 el P. Las Casas, que es lo mismo; pues aunque por el texto citado pudieran jus- tificarse sus consejos en cuanto a la esclavitud de los ne- gros, tambien en las Sagradas Letras los bay abundantes que no pueden menos de referirse en cierta manera a lo sucedido con los indios. Como que ademas de lo que di- jo San Lucas en el Evangelio, cuando dijo: "Pues todo arbol que no hace buen fruto cortado sera y echado al fue- go," ( 3 ) esto conminando a los bebreos para que se convir- (1) Navarrete : Coleccion de viages y deseubrimicntos, §c. : Tomo I. Intro- duccion. (2) La Trofecia de Jeremias, cap. V, versiculo XIX. (3) Capitulo III versiculo IX. 43 tiesea ai Seiior, tambien en el Exodo parece como que, va- ticinando lo que habia de suceder a los indios en algunas comarcas por sus iniquidades, de manera que erantan jus- ticiaries ante la sana moral como los negros, se habia escrito lo siguiente : " E ira delante de ti mi angel, y te introducire en la tierra del Amorrheo y del Hetheo, y del Phelez6o, y del Chanaueo, y del Eveo, y del Jebuz6o a los cuales yo recm- mente quebrantare. — No adoraras los Dioses de ellos ni les daras culto : no haras las obras de ellos, sino que los des- truiras y quebraras sus estatuas. — Enviare mi terror de- lante de ti, y matare a todo pueblo en que entrares, y hare que a tu presencia vuelvan la espalda todos tus enemigos. — No los echare de tu vista en un aho porque la tierra no quede reducida a desierto, y se multipliquen contra ti las bestias. — Poco a poco los ire echando de tu vista, hasta que te multipliques y poseas la tierra." C 1 ) En lo que tiene razon Navarrete es en lo de no haber sido espaholes los verdaderos traficantes de negros entre Africa y America, no solamente entonces, sino por muchi- simos afios adelante; pues ademas de que por aquella vez, la del privilegio de 1517, quedo dicho trafico adjudicadoa una compahia de flamencos, la cual traslado su privilegio en lucrativa venta a genoveses, como queda dicho; cuan- do, para satisfacer los apuros del erario real, se volvio a resucitar la concordia que habia caido en desuso muchos afios, por algunas alteraciones de negros habidas en las is- las con motivo de su crecido numero, el sehor don Fe- lipe II la hizo con una compahia de genoveses; mantenien- dola despues sus sucesores con Gomez Eeinel, flamenco, desde 1595 a 1600 ; con los hermanos Coutinho hasta 1609; con Antonio Fernandez de Elva y Manuel Kodri- guez de Lamego, portugueses tambien, hasta la revolucion de Portugal en 1640; con el holandes Coimans hasta 1692; con la compahia portuguesa de Guinea hasta 1701; con la francesa del mismo nombre hasta 1712, y, final- mente, con los ingleses, aquel famoso asiento, que para tantas tropelias y arbitrariedades les dio pretexto en nues- tros dominios de Ultramar, hasta 1750C 2 ). (1) Exodo : Capitulo XXIII, versiculos 23, 24, 27, 29 y 30. (2) Navarrete: Coleccion de Viajcs y Descubrimientos ; tonio I, Introduc- cion. — Antiinez : Mcmorias hisloricas ; tomo I, p. 891, y tomo II, p. 263. — Zamora : Legislation ullramarina; tomo III, articulo titulado " Esclavitud y esclavos," etc. 44 Es verdad que, en algunos interregnos ocurridos por la indole natural de estas especulaciones, la casa de contrata- cion de Sevilla y otras compaiiias espafiolas se encargaron a veces de pro veer de negros a nuestras posesiones, conce- diendose ademas algunos perraisos de introduccion, por una sola vez y exentos de derechos por lo regular, a tales 6 cuales propietarios foinentadores de ingenios u otras ha- ciendas analogas en America. Pero estas excepciones, que no fueron muchas, solo sirvieron para demostrar que los espanoles no eran los mas aproposito para hacer en grande escala aquel comercio, siquiera fuese humanitario; puesto que, por dar cumplimiento en toda forma y excesi- vamente a los preceptos que regian sobre la comodidad y buen trato de los negros durante la travesia, y por satis- facer ampliamente su rescate para llevar los mejores de las costas de Guinea, llevando a la par las hembras de aque- llos desdichados, casi todas las empresas espafiolas que en- traron en este negocio quebraron antes de expirar el plazo convenido; y la casa de la contratacion de Sevilla, cuando lo hizo por administracion real, padecio enormes quebran- tes en sus intereses C 1 ). Ni otra cosa podia suceder dandose al rescate de buena fe, como era propio de nuestra indole natural y amor a la justicia; una vez que, desde los principios de este comer- cio, las leyes se esmeraron en amparar los intereses morales de los contratados, mucho mas que los materiales de los contratadores Asi fu6 que ya en 1510, cuando todavia no habian ido a las Indias mas que algunos negros de parti- culares, y en ninguna manera por asiento, el senor don Fernando V recomendo que procurasen los amos respecti- vos casar a los esclavos que alia fuesen, para conservarlos en mejor estado de quietud y policial 2 ); y luego, por una serie continua de ordenanzas tambien reales, no solamente se mando que los que tuviesen licencia para contratar en Guinea no pudiesen llevar negros casados sin que los acom- panasen sus mugeres e bijos, siquiera estos no fuesen de servicio para el trabajo en las colonias, sino que se estable- (1) Estaba prevenido que se computasen en la cavidad del buque con- ductor, & tres toneladas para cada dos negros ; y asf como los asentistas extranjeros no siempre se ajustaban ;i la medida, haciendola harto me- nor, los espanoles jamas traspasaron los lfmites de la equidad, lo mismo en esta parte que en la relativa d alimentos. (2) La Sagra : Historia politico,; ApSndice, niimoro 89. 4" cio por regla general llevar de mugeres una tercera pnrfe, en todas fas remesas de negros que se hiciesen por los asen- tistas, con destino a los dominios espanoles del Nuevo Mundo(i). Otra de las garantias que nuestra legislacion quiso dar a los intereses morales de las colonias espanolas, fue la concerniente a la integridad y pureza de la religion cris- tiana; para cuyo fin tambien se expedieron infinitas cedil- las conminatorias y ordenanzas reales, mandando que los esclavos que se llevasen a las Indias f'uesen precisa y ex- clusivamente de las costas de Cabo Verde, Angola, Guinea e islas adyacentes, de los llamados bozales. Y esto se or- deno porque algunos asentistas y otros especuladores ex- tranjeros de escasa conciencia, por el aian de mayor lucro, en vez de ir a aquellas partes de Africa a rescatar desgra- ciados de una vida afrentosa y de una muerte inmediata, cuando la codicia habia hecho alzar el precio de los negros bozales a sus acopiadores. penetraban por el Mediternineo y se iban a Cerdefia, las islas de Mallorca y Menorca, y a otras partes de Levante, a rescatar berberiscos por menor cuantia; como que eran de los que se cojian en los reba- tos heclios en las costas fronterizas a Espana, mulatos y negros, y algunas veces blancos. Sobre esto ya en 1530, con data de 25 de febrero, ha- biase expedido una cedula prohibiendo llevar esclavos blan- cos a las Indias; otra se promulgo en 19 de diciembre de 1531 respecto a los berberiscos; y en 1° de mayo de 1543 se hizo una ley en la propia forma, extensiva a los mulatos de semejante procedencia. " Porque (decia dicha ley) los negros que hay en aquellas partes de Levante diz que son de casta de moros, y otros tratan con ellos; y en una tier- ra nueva donde se planta agora nuestra sancta fe catolica, no conviene gente desta calidad." ( 2 ) Tambien, pero con el objeto de mantener en buen orden a los negros ya conducidos a los dominios espanoles, tras la experiencia de algunos arios respecto a la calidad de cada raza 6 nacion de donde procedian, y a fin de garantizar a los espanoles que de ellos se beneficiaban, sus vidas ysus fortunas, no siempre con bastante seguridad mantenidas (1) El primer extremo est^ escrito en una cedula real fecha a 1 de fe- brero de 1570, y el segundo en otra de 2 de enero de 158G. (2) Antunez: Memorial kitiorieat; tomo I: " Recopilacion de las leye* de Indias," etc. 46 entre semejantes servidores, los reyes de Espaiia proliibie- ron tambien que se llevasen esclavos de algunas comarcas donde eran mas feroces, aun cuando diclias comarcas estu- viesen comprendidas en la demarcacion acordada para el rescate de los negros. La primera cedula referente a dicha prohibicion se ex- pidio a los 11 de mayo de 1526, que fue inmediatamente despues de algunos escandalos ocuvridos en Puerto-Rico por el levantamiento de los negros contra sus amos^y te- niendo asirnismo en cuenta el hecho semejante ocurrido el afio de 1522 en la Isla Espanola 6 de Santo Domingo. En dicha cedula se prohibia el embarque de negros ladinos, sin senalar de donde fuesen ; porque siendo de malas cos- tumbres, sin duda antropofagos, en Espana no se querian servir de ellos, y en las Indias aconsejarian mal a los otros negros pacificos y obedientes. Y luego a los 28 de setiembre de 1532 salio una nueva ley sobre el mismo objeto, que decia que no se llevasen de la isla de Gelofe; " porque esta casta de negros soberbios, inobedientes, revolvedores e incorre- gibles, era la causa de los alzamientos y muertes de cristia- nos, que habian sucedido en Puerto Rico y en las otras islas."(l) Con lo dicho hasta abora, todo ello referente al origen y continuacion de la trata mientras se hizo por asiento, harto se deja ver el sentimiento equitativo, humanitario, civili- zador y filantropico que dominaba en nuestros legisladores respecto al rescate y servicio de los negros. Mas como quiera que todo ello no sea sino un palido bosquejo de la jurisprudencia que despues se establecio por via de orde- nanzas alia en nuestras colonias, voy a dar punto en estas materias preventivas, y a entrar de lleno en la exposicion y comentarios de los reglamentos vigentes. (1) Idem; idem. CAPITULO HE. Las ideas del antiguo derecho en materia deesclavos, sublevan el espfritu publico coutra la nioderna esclavitud. — Diferencias radicales que existen entre la legislacion pagana y la de nuestros tiempos respecto a dicha institucion. — C6mo las hicieron notar practicamente los espanoles desde que introdujeron la esclavitud en sus colonias. — Caracter religioso que dornin6 en la formacion de sus leyes. — Cedula Real 6 instruccion circu- lar a Indias con fecha 31 de Mayo de 1789, sobre la educacion, trato y ocupacion de los esclavos. — Comentarios al documento anterior, para desvanecer errores de mucba trascendcncia. La odiosidad y repugnancia con que naturalmente han de saber la existencia de la esclavitud, establecida y practi- cada como principle- legal en plena cultura, las gentes de buenos sentiinientos que profesan la religion cristiana, no consiste tanto, bien se puede asegurar, en el hecho que se condena, como en la palabra con que se nombra. Porque habiendo aprendido en la historia del mundo, por lo que se refiere a los tiempos antiguos, que la esclavitud era ne- gacion de todo humano derecho, como que hasta de la vida del esclavo podia el amo disponer a su antojo, fuerale 6 no de servicio, claro esta que una conciencia honrada no puede menos de sublevarse contra semejante legislacion, aim cuando de ella haya desaparecido ese derecho salvaje de vida y muerte. Porque suponiendo, con regular criterio, que al servicio ordinario y natural del proletario, por el hecho de ser for- zoso, no se le habia de aplicar tan dspera nomenclatura como la de la esclavitud, creese, sin embargo, que aun des- pues de prohibida a los amos la facultad de quitar la vida a sus esclavos, cuando mejor les viniese en voluntad, pue- den mutilarles los miembros, ponerles marcas afrentosas, castigarlos con crueldad, destinarlos a usos inmorales, y ha- cerlos trabajar a su arbitrio de dia y de noche sin descanso. 48 Estas consecuencias, que en realidad parecen logicas y kO serian, si el cambio que se ha operado en la filosofia de los tiempos no obligase 4 limitar el discurso, sujetandolo a diclio cambio en sus deducciones, ban contribuido no poco a aumentar entre nosotros mismos el interesado clamoreo con que nuestros acusadores nos aturden. Por euya razon, y para que se curen de semejante contagio los mas de los invadidos que estas pagiuas lean por acaso, voy a interca- lar en ellas los reglamentos que se ban hecho para nuestros esclavos de Ultramar, y los que ahora mismo rigen, con una severidad en su observancia digna de todo elogio. No ya como en aquellos tiempos en que la esclavitud se imponia por derecho natural a los vencidos, de cualquiera clase, condicion y raza que fuesen, ora hubiesen marcbado a la cabeza de una cultura predilecta como sectarios 6 co- mo apostoles, 6 ya sirviesen para cultivar las ciencias 6 las artes liberales con su entendimiento, mejor que la aspera tierra con el grosero trabajo de sus manos: no ya como en aquellos tiempos, vuelvo a decir, se puede considerar ni se ha intentado imponer la esclavitud en los tiempos que corremos, a esos misteriosos residuos de la especie humana que pueblan una vastisima porcion del Africa Sud Occi- dental; y que ni en el comercio de su vida local, ni tras- plantados al centro de la civilizacion cristiana ban dado muestras de servir para el progreso universal, que nace y se desarrolla con el concurso de toda humana inteligencia. A esos seres degradados, que solo conciben la imitacion de lo que ven, y unicamente practican el trabajo que se les ensena ; cuyas facultades morales solamente de retentiva son capaces, por mas que otra cosa parezca alguna vez en la privilegiada iacilidad con que algun individuo de entre elios repita y perfeccione lo mismo que baya aprendido ; 4 esos seres, que el cristianismo ha identificado con todos los hijos de Noe, y a quienes el derecho ha dado participa- cion en todos los derechos del hombre, no como aquellos esclavos de Roma, de Grecia, de las Galias y del Septen- trion, senores antes despojados 6 soldados rendidos que a un azar de la guerra y nada mas debian la perdida para siempre de su libre condicion, no son entre nosotros conside- rados como cosas, sino que viven al amparo de la ley con todos los atributos de personas, y como a tales se les trata en su estado civil, y asi esta ordenado en los codigos quo lo sean. 49 A ellos no se les deshereda del amor de la familia, ni se les despoja de sus hijos en la infancia, como se desheredaba y se despojaba a los otros por solo el inandato de su due- no. A ellos no se les atormenta en sus cuerpos por mero capricho, aun cuando se les castigue por justificado delito y con moderacion correctiva y provechosa : ni se les echa a lidiar en los circos con las fieras, 6 unos y otros entre si; ni se les castiga con la vida por la rotura de un cacharro. No estan expuestos a enrojecer con su sangre la algazara de un festin por el capricho de otro Quinto Flarninio, ni a ir en montones de cuatrocientos al suplicio, convencidos de inocentes, por el asesinato de un solo hombre, no. (!) El cristianismo ha invadido tambien esa institucion para aboliiia entre los miembros de las naciones civilizadas, y para impregnarla de su santa caridad con aquellos seres que el comercio universal arranca de un estado salvaje para utilizarlos en beneficio de la hunianidad, y evidentemente de si mismos. Porque el Espiritu Santo por boca de los Apostoles ha hablado a siervos y a senores : y si a aquellos les dijo : " Obedeced a los senores carnales con temor y temblor, con sencillez de corazon como a Cristo; no sirvien- do con puntualidad para agradar a. los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazon la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad como al Senor y no como a los hombres; sabiendo que cada uno recibira del Senor el bien que hiciere, sea esclavo, sea libre; " tambien dijo a los otros : " Y vosotros, senores, haced lo mismo con vues- tros esclavos, aflojando en vuestras amenazas; sabiendo que el Senor de ellos y vuestro esta en los cielos, y delante de El no hay acepcion de personas." ( 2 ) Dados estos giros al caracter de la esclavitud despues del triunfo de nuestra santa religion, claro esta que todos sus fundamentos han cambiado, y casi podriamos decir tecnicamente que la esclavitud no existe, segun va a de- mostrarse con los enunciados reglamentos. Y conviene advertir inmediatamen te, que desde el principio de la contratacion de los negros no hubo precaucion posible que no se fuese tomando en su beneficio, a medida que el tiempo y la experiencia las aconsejaba; y esto no tan solo con los esclavos residentes en nuestras colonias, cuyo me- V (1) Tacito : Annal, lib. IX, 43. (2) San Pablo * loe Ephesos, cap. VI, vers. 6, 6, 7, 8 y 9. 50 joramiento de su estado civil se favorecia y procuraba con todo linage de estimulos, hasta llegar a la libertad los que sabian adquirirla a. fuerza de honradez y aplicacion; sino tambien con los de las colonias extranjeras que, andando los tiempos, se establecieron y se fomentaron vecinas a las nuestras. Para que se vea con cuanto fundamento consigno esta opinion, sepase que en 1680, 1693, 1733, 1740 y 1759 se mando a este fin y como regla general, "que todos los ne- gros y negras que, con el deseo de abrazar el catolicismo, se refugiasen a las provincias de Nueva Espaiia, liuyendo de las colonias inglesas y holandesas, quedasen libres sin poderse vender ni restituirse a sus primitivos duenos: " ( 2 ) cuya disposicion, por mas que en cierto modo atentase al derecho de propiedad de dichas colonias vecinas, no deja de ser laudable por la sana intencion y espiritu cristiano que la produjeron. Y el caso es que se observo con tanta puntualidad dicha providencia, que habiendo resuelto por mala interpretacion, el gobernador de la isla de Trinidad cuando era nuestra, que una mulata esclava de ingleses en la isla de Granada, que se habia pasado aaquella con seis hijos, fuese devuelta a sus amos, de manera que otra mulata, hija suya tambien que era libre en Trinidad, suplico contra la devolucion, ofreciendo pagar el rescate de su familia toda, recayo pro- videncia contra dicha devolucion en los terminos mas absolutos y terminantes; no teniendo poca parte en esta resolucion, los inhumanos y duros castigos con que en tales casos tratahan los ingleses a sus esclavos, segun lo exponia la mulata libre en la iustancia con que alcanzo en defini- tiva la libertad de su madre y sus hermanas, sin pagar estipendio alguno. ( 2 ) En estas materias de religion, sobre todo, fue en las que mas particularmente se esmeraron nuestros legisladores; pero con palabras tan suaves y caritativas, que solo ellas (1) Zamora: Legislation Ultramarina: Tomo III, artfculo "Esclavitud, esclavos." (2) Idem: idem, idem. Conviene advertir, sin embargo, que andando los tiempos y mejorandose las nociones del derecho y la comunicacion en- tre las colonias vecinas, se hicieron convenios para la mutua devolucion de los esclavos fugitivos de unas a otras ; estipulandose siempre la mode- racion en los castigos a los pr6fugos devueltosj con garantfas suficisntes al cumplimiento de esta preciosa clausula 51 bastan para venir en conocimiento del espiritu que domi- naba en la formacion de las leyes. Asi por ejemplo, la constitucion cuarta de la Sinodo diocesana de Cuba, que trata de la obligacion que tienen los amos de doctrinar y bautizar a sus esclavos, Sinodo que se celebro en junio de 1680 y fue aprobada por real cedula de 9. de agosto de 1682, estaba escrita en los terminos siguientes: " Habiendo Dios nuestro Senor dado tanta felicidad a los negros bozales que vienen a esta isla entre cristianos, es una de las mayores dichas el gozar del santo bautismo; y porque estamos informados que muclios duenos de escla- vos los tienen en su servicio mas ha de dos 6 tres alios y no los ban bautizado, mandamos a todas las personas que tuvieren esclavos sin que hay an recibido el agua del santo bautismo, los envien a bautizar dentro de dos meses, ins- truidos en la doctrina cristiana; y a las que en lo adelante compraren esclavos en los armazones que vinieren, dentro de seis meses que los hubieren comprado les ensenen la doctrina cristiana con todo el cuidado y vigilancia que necesitan es- tos pobres negros, y los envien a bautizar a las parroquias, pena de excomunion mayor y de diez ducados, aplicados conforme a la real cedula de S. M.; y so la dicha pena, luego que los compren, den noticia a los curas beneflciados de las parroquiales para que los empadronen, y tengan cuidado de que, pasados los dichos seis meses, obliguen a sus amos a que los lleven a bautizar; y si no estuvieren instruidos en la doctrina cristiana, mandamos a los curas que ellos por sus personas 6 por otros sacerdotes se la en- senen ; y los duenos de los esclavos paguen a los dichos clerigos para su congrua sustentacion por la enseiianza, en pena de su omision y negligencia; y para que esto tenga efecto, mandamos a los jueces eclesiasticos compelan a los dichos amos a que paguen el estipendio que merecieren dichos clerigos, con penas y censuras para que por ello les damos facultad en forma. Y porque es de nuestro oficio y del de los dichos curas ensefiar la doctrina cristiana e inquirir si la saben dichos negros, mandamos 4 los dichos curas que, como les esta ordenado en una de las constitu- ciones de esta santa Sinodo, todos los domingos del aho toquen la campana por las tardes, para que dichos esclavos veno-an a que se les enseiie y pregunte la doctrina cristiana, y como vigilantes pastores, inquieran y sepan los que fal- tan y envien por ellos. Y mandamos a los amos dc dichos 52 esclavos tengan especial cuidado de enviarlos en diclios do- mingos, sin aguardar a qne los diehos curas envien por ellos; pues es de su obligacion, como fieles y catolicos cris- tianos, solicitar por todos los rnedios el que sus esclavos sepan la doctrina cristiana, 6 instruidos en ella sean bauti- zados, y siendolo, no se les olvide; sobre que a unos y a otros encargamos la conciencia gravemente." (!) Aunque para el fin indicado bastaban algunas palabras de la preinserta constitucion, de proposito he querido tras- ladarla aqui toda; a fin de que analizada, ensene la manera que habia de legislar para aquellas partes, por lo mismo que estaban muy apartadas de la inmediata vigilancia de la metropoli. Asi que en todas las leyes, pragmaticas y reglamentos que se escribian en materias de Indias, se procuraba interesar en su cumpliiniento por igual a todas las diversas jurisdicciones del orden administrativo; para que con los estimulos de la competencia de unas con las otras, fuese en todas mas seguro el cumplimiento, aparte lo que la conciencia, tambien estimulada, las obligase. Tanto en las materias susodichas como en todas las de- mas concernientes a la vida moral y material de los negros, fueron infinitas las leyes que se expidieron por nuestros monarcas y tribunales; todas ellas a cual mas humanita- rias: de manera que no solamente el buen trato de los ne- gros estaba garantizado por la ley y por los intereses del propietario al mismo tiempo, sino que tambien la civili- zacion relativa al miserable estado de su origen, y hasta su libertad en muy mejores condiciones, podian tenerse por seguras. No represeutaba, sin embargo, cuerpo uniforme de dere- cho aquella multitud de ordenanzas y cedulas reales expedidas con tan predilecto fin, una vez que andaban confundidas con otras incoherentes en el codigo de las leyes de Indias, 6 en los legajos de disposiciones generales en los vireinatos y gobiernos. Por cuya razon, y porque la ma- teria era de tanta importancia como se puede considerar, cuando el rescate liabia llegado & su apogeo, por la libertad que al fin se concedio para hacerlo a todos los armadores, inclusos los extranjeros, de manera que ya en las colonias f'rancesas se regia la esclavitud por una ordenanza especial denouiinada Codigo negro, ( 2 ) la piedad del Senor D. Carlos (1) Idem: idem, idem. (2) Antunez : Memorias historical; tomo II, 53 IV, oportunamente estimulada por su real consejo de las Indias, inando recopilar todo lo que hubiese relativamente a los negros, de donde resulto la siguiente. Real cedula e instruccion circular a Indias de 31 de mayo de 1789, sobre la education, trato y ocupacion de los esclavos. " El Rey. En el codigo de las Leyes de Partida y demas cuerpos de la legislacion de estos reinos, en el de la Becopilacion de Indias, cedulas generales y particulares cornunicadas a mis dominios de America desde su descu- brimiento; y en las ordenanzas que examinadas por mi consejo de las Indias han merecido mi real aprobacion, se halla establecido, observado y seguido constantemente el sistema de hacer utiles a los esclavos, y proveido lo conve- niente a su educacion, trato, y a la ocupacion que deben darles sus duerios, conforme a los principios y reglas que dictan la religion, la humanidad y el bien del Estado, compatibles con la esclavitud y tranquilidad piiblica. Sin embargo, como no sea facil a todos mis subditos de America que poseen esclavos, instruirse suflcientemente en todas las disposiciones de las leyes insertas en dichas colecciones, y mucho nienos en las cedulas generales y particulares y or- denanzas municipales aprobadas para diversas provincias, teniendo presente que por esta causa, no obstante lo man- dado por mis augustos predecesores sobre la educacion, trato y ocupacion de los esclavos, se han introducido por sus duefios y mayordomos algunos abusos poco contbrmes y aun opuestos al sistema de la legislacion y demas provi- dencias generales y particulares tomadas en el asunto. Con el fin de remediar semejantes desordenes, y teniendo en consideracion que con la libertad que para el comercio de negros he concedido a mis subditos por el artlculo pri- mero de la real cedula de 28 de febrero proximo pasado, se aumentara considerablemente el niimero de esclavos en ambas Americas; mereciendome la debida atencion esta clase de individuos del genero humano, en el interin que en el Codigo general que se esta formando para los domi- nios de Indias se establecen y promulgan las leyes corres- pondientes a este importante objeto: He resuelto que por ahora se observe puntualmente por todos los duerios y poseedores de esclavos de aquellos dominios la instruccion siguiente. 54 "Capitulo I. — Education. — Todo poseedor de esclavos, de cualquier clase y condicion que sea, debera instruirlos en los principios de la religion catolica, y en las verdades necesarias para que puedan bautizarlos dentro del ano de su residencia en mis dominios; cuidando de que se les ex- plique la doctrina cristiana todos los dias de fiesta de pre- cepto, en que no se les obligara ni permitira trabajar para si ni para sus dueiios, excepto en los tiempos de la reco- leccion de frutos en que se acosturabra coneeder licencia para trabajar en los dias festivos En 6stos y en los demas en que obliga el precepto de oir misa, deberan los duefios de hacienda costear sacerdote que en unos y otros les diga misa, y en los primeros les explique la doctrina cristiana y administre los Santos Sacramentos, asi en tiempo del cumplimiento de Iglesia, como en los demas que los pidan 6 necesiten; cuidando asimismo de que todos los dias de la semana, despues de concluido el trabajo, recen el rojario a su presencia 6 la de su mayordomo, con la mayor com- postura y devocion. "Capitulo II. — De los alimentos y vestuario. — Siendo constante la obligacion en que se constituyen loss dueiios de esclavos de alimentarlos y vestirlos y a sus mugeres e hijos, ya sean estos de la misma condicion 6 ya libres, has- ta que puedan ganar por si con que mantenerse, que se presume poderlo hacer en llegando a la edad de doce arios en las mugeres y catorce en los varones, y no pudiendose dar regla fija sobre la cantidad y calidad de los alimentos y clase de ropas que les deben suministrar, por la diversi- dad de provincias, climas y temperamentos y otras causas particulares; se previene que, en cuanto a estos puntos, las justicias del distrito de las haciendas, con acuerdo del ayuntamiento y audiencia del procurador sindico, en calidad de protector de los esclavos, sefialen y determinen la can- tidad y calidad de alimentos y vestuario que proporcio- nalmente, segun sus eclades y sexos, deban suministrarse a los esclavos por sus dueiios diariamente, conforme a la costumbre del pais, y a los que comunmente se dan a los jornaleros, y ropas que usan los trabajadores libres; cuyo reglamento, despues de aprobado por la audiencia del dis- trito, se fijara mensualmente en las puertas del ayunta- miento y de las Iglesias de cada pueblo, y £n las de los oratorios 6 hermitas de las haciendas, para que llegue a noticia de todos, y nadie pueda alegar ignorancia. 55 "Capitulo III. — Ocupacion de los esclavos. — La primera y principal ocupacion de los esclavos debe ser la agricul- tura y demas labores del campo, y no los oficios de vida sedentaria: y asi, para que los dueflos y el estado consigan la debida utilidad de sus trabajos, y aquellos los desempe- iien como corresponde, las justicias de las ciudades y villas, en la misma forma que en el capitulo antecedente, arre- glanin las tareas del trabajo diario de los esclavos, propor- cionadas a sus edades, fuerzas y robustez; de forma que debiendo principiar y concluir el trabajo de sol a sol, les queden en ese mismo tiempo dos horas en el dia para que las empleen en manufacturas u ocupaciones que cedan en su personal beneficio y utilidad, sin que puedan los duenos 6 mayordomos obligar a trabajar por tareas a los may ores de 60 aiios ni menores de 17, como tampoco a las esclavas, ni emplear a estas en trabajos no conformes con su sexo, s frutos de su ensefianza por un periodo que no excode de ocho alios, c ue es cuando el negro enrancipado se declara libre, satisfacen una cuoLa memual A los fon- dos del tesoro, por los beueficios que oblienen proporcionalmente con el trabajo de sus patrocinados. 83 Sagrada Religion, y en los deberes de moralidad, obedien- cia y sumission que las leyes y la sociedad lea iniponen y deben guardar. " Para mayor claridad, y siempre con el fin de deraostrar historica y legalmente que el estado civil de los negros en las posesiones espaiiolas del Nuevo Mundo no es el de la esclavitud que con tanta imprevision y tan notoria injusticia se le ba aplicado, conviene advertir que esas disposiciones ultimamente escritas fueron transitorias y pasageras, tanto que jamas llegaron en su parte gravosa a tener cumplido efecto. Las leyes ordinarias tales y como existian antes de la promulgacion de dicbas providencias, libres y expeditas en su accion con arreglo al derecho vijente entonces, bastaron para imponer a los criminales, siempre con notoria leni- dad, el castigo a que se babian becbo acreedores. Despues de lo cual, y porque el tiempo y la confianza que inspira el restablecimiento de la calma tras de una grave agita- cion, vuelven las cosas a su antiguo ser y el orden a su marcba acorn pasada, ni la expulsion de los emancipados se verifico, ni aquellas causas e inquirimientos de vagancia contra los negros ya libres se iniciaron siquiera. Todo, tras de algunos meses, trascurridos despues del castigo impuesto a los principales reos, que fue escasisimo comparado con la gravedad de su proyecto, (l) volvio a to- r (1) La sedicion y la infidencia se castigan con severfsimas penas en to- dos los paises del mundo; y nuestros c6digos como todos los de las nacio- nes civilizadas que saben cuanto importa el sosiego de la sociedad, pre- ceptuan contra aquellos delitos el suplicio de la muerte. Sin embargo, solamente a tres individuos, los mas culpables de todos, se les di6 garrote en aquella ocasion, y aunque siempre debemos lamentar que entre ellos pereciese a manos de la justiciaun entendimiento privilegiado para hacer versos, (me refiero a Placido el mulato, que fuera de este privilegio intel- lectual ninguna otra virtud poseia, p esto que era pendenciero, borracho, disoluto y vicioso en todos los terrenos 6 donde se lo presentaba la oca- sion), no se puede negar sinpecar de injusto yhostfl a la verdad y a nues- tros procedercs, que hubo en los fallos judiciales una caridad asombrosa y una prudencia extraordinaria. El delito era gravlsimo, es verdad, como que se trataba nada menos que de asesinar a todos los blancos de Cuba primero, y de Puerto Rico despues, para al/.arse los negros con eldominio deambas islas. Pero considerando la imperfeccion del juicio colectivo que tan sangriento programa queria realizar, y la facilidad con que se podia deshacer para siempre aquella trama sin grandes ejecuciones, toda la se- veridad de los tribunales se limito al mandato de aquellos tres, y al tras- ladar a los presidios de la Peninsula dos 6 tres docenas de negros de ios mas comprometidos segun las actuaciones. La maledicencia se ceb6 en nuestros procederes entonces como de costumbre, pero la verdad es lo que dejo escrito esencialmente. 84 mar el aspecto que antes habia tenido; suave, civilizador y altamente humanitario, con arreglo a las leyes anteriores y a las ordenanzas que quedan transcritas. Y los resulta- dos, correspondiendo a la tendencia eminentemente piado- sa que se descubre en el espiritu de nuestra legislacion relativa a los negros, se hicieron patentes con la emanci- pacion progresiva de los esclavos, a favor de las ventajas que su manera de serlo les proporciona en las haciendas del campo, en los trabajos domesticos de las viviendas de sus amos 6 rnayordomos, y en el servicio industrial de las ciu- dades; y se sancionaron con nuevas disposiciones emana- das de la autoridad, para hacer efectiva la proteccion que nuestros legisladores han querido establecer corno^ funda- mento de esa institucion, y en beneficio de los debiles.^ Para demostrar pues, la proposicion asentacla como idea fundamental de estos discursos, a saber: que el estado ci- vil de los negros rescatados en las colonias espanolas no es el de la esclavitud, cuya nomenclatura se le ha aplicado por error e imprevision y es a todas luces falsa, bastarian las pruebas legales que se han escrito ya en el anterior ca- pitulo y en este. Mas como las cavilaciones y las argucias de gente recelosa pudieran replicar que una cosa spn las leyes y otra su aplicacion, cuando el interes material se sobrepone a su espiritu, todavia para desvanecer cual- quiera duda, y exponiendo simplemente la verdad de las cosas tales como ellas son y estan patentes a la vista yal convencimiento de los que quieran examinarlas por si mis- mos, como yo las he exammado, parece conveniente am- pliar estas ideas con la relacion imparcial de como se practica el trabajo forzoso de los negros en nuestras pose- siones del Nuevo Mundo, y cuales son los frutos que re- sultan de dicha practica. CAPITULO V. Motivos por que* se toman en esta obra como tipo de la legislation y de los procederes concernientes £ la esclavitud de los negros, los procederes y la legislation de las colonias espanolas. — C6mo vive la gente de color libre en Cuba y Puerto E.ico, donde subsiste la esclavitud, y c6mo en Santo Domingo, donde esta se ha abolido. — El servicio doinestico por alquiler en dichos paises, asf de sirvientes libres, como de esclavos en arriendo. — Idem otras clases de servicio publico y privado. — Los escla- vos en las fincas. — Caracter de su servicio, y comparaciones con el de la gente blanca en las naciones libres. — Medios que tienen los negros es- clavos para rescatarse del trabajo en las posesiones espanolas. — Castigos corporales : su legislation y su aplicacion. — Comp&ranse los que se im- ponen a los esclavos negros, con los que se aplican & soldados y mari- neros blancos en algunas naciones europeas, especialmente en Inglaterra. — Medios legales que tienen los esclavos que delinquen para no ser cas- tigados con exceso. — Sindicos protectores de esclavos: su autoridad y sus atribuciones. — Derecho de los esclavos para cambiar de amo por justos motivos y con arreglo £ la ley. — Disposiciones que rigen para se- mejantes casos en las posesiones espanolas. — Algunas consideraciones hist6ricas sobre las injurias de que ha sido objeto la benefica institution de los trabajadores negros. Con deliberado fin e intento determinado no he querido insertar en los capitulos anteriores ninguna ley, ordenanza 6 reglamento concernientes al regimen de la esclavitud y al trato de los negros en los demas paises que los han tenido 6 que los tienen aun en aquel concepto, fuera de las colonias espanolas. Porque babiendo sido nosotros los introductores de esta novedad en el Nuevo Mundo, siguien- do como se ba dicbo ya, la practica constante de todos los pueblos antiguos en sus respectivas comarcas; modificada sucesivamente, segun los progresos del gonero humano, y con el fin doblemente piadoso de rescatar a los negros de su infeliz estado de sangrienta barbaric, y ajiviar a los in- dios en el trabajo material de las nuovas desusadas obliga- 86 ciones qne la civilizacion ies imponia, creo que con nues- tras propias leyes, y no con las agenas, debemos responder a los terribles cargos que se han formulado hasta ahora y puedan forinularse en lo sncesivo, por la conciencia uni- versal, contra ese mal social que tantas perturbaciones ha causado y esta causando entre las naciones civilizadas. Y lo mismo que de la legislacion escrita, digo de los he- chos praeticos, puesto que por ellos se pudiera avaluar tambien la justicia con que se ha intentado y se pretende hacer libre en todas partes, como se ha hecho ya en algu- nas, el trabajo de los negros. Porqne habiendosenos acu- sado de inhumanos constantemente desde que por ventura se comenzd a considerarnos grandes tanto como lo fuimos en el siglo XVI, y resultando de un analisis comparativo e imparcial que no fuimos nosotros los peores ni en los re- glamentos escritos ni en la practica constante, toda legis- lacion extranjera que se insertase aqui no conduciria mas que a establecer competencias, a alimentar disputas, a fun- dar recriminaciones y a mantener polemicas contrarias al espiritu de absoluta imparcialidad y moderacion que pre- side a esta tarea. Tales y como hemos sido los espanoles fundadores de la esclavitud de los negros africanos en America, quiero yo que se nos contemple en absoluto y por nosotros mismos, cuando se piensa nada menos que en organizar de una ma- nera estable el trabajo de aquellos agentes de la riqueza publica; aboliendo para siempre jamas y en todas partes esos residuos de verdftdera esclavitud que se echan de ver en las vigentes ordenanzas. Porque despues de todo, y bien analizadas las que los espanoles hemos hecho, no me parecen del todo malas para servir de base a otro c6digo nuevo que pueda ser universal en todas las naciones que tengan negros a su servicio; y si en algun punto las hubiere mejores, cuando llegaren a un acuerdo las partes interesadas en la reforma general, ningun inconveniente habria entonces para aceptarlas, y lo mismo digo respecto de los hechos. Esto sentado para justificar una omision intencional y para dar nic'is independencia al espiritu de la obra, entremos ya de una vez y francamente en la materia que corresponde a este capitulo; a saber: de como se interpretan las leyes en su aplicacion praetica entre los propietarios 6 arrenda- tarios espanoles de las posesiones coloniales, en cuanto a los ■S7 derechos y a los deberes respectivos ae ellns y do sus tra- bajadores. Y porqne en esta obra no podria olvidarse sin incurrir en gravfsima omision, el estado de la gente libre de color, que en la isla de Cuba es mas de una tercera parte del total de negros y mulatos que alii viven, y en Puerto Rico casi la raitad, y en Santo Domingo toda, bueno sera dar a co- nocer inmediatamente las observaciones que hehecho sobre ella en un estudio continuo de trece afios, viviendo al efecto en las ciudades, en las poblaciones de corta vecindad y en los campos mas frecuentemente. Y por si mi autoridad en esta materia no fuese bastante para que estas asevera- ciones logren en el concepto publico la que fuere menester, al testimonio apelo de cuantas personas conozcan el asunto sin pasion ni injustas prevenciones, con el firrne convenci- miento de que han de confirmar cuanto yo diga. Ante todas cosas conviene advertir que las costumbres de los negros libres en Cuba y Puerto Rico donde subsiste la esclavitud y donde se mantiene la disciplina social con bandos de buen gobierno, difieren mucho y son me j ores que en Santo Domingo donde una desmedida libertad politica ha introducido entre la gente de color ciertos habitos de vagancia casi de todo punto incorregible. Acostumbrados aquellos al trabajo desde que abrieron los ojos a la luz de la civilizacion, ora procedan de los bozales introducidos fraudulentamente en dichas islas para la servidumbre for- zosa y libertados despues, 6 bien sean criollos nacidos en ella de padres libres ya, 6 esclavos a su nacirniento, cuando la ley garantiza su libertad y de ella hacen uso casi siem- pre inmoderado, no dejenera 6ste, sin embargo, por las ra- zones susodichas, en el total abandono en que se hallan sobre esta materia los negros dominicanos, y los de todos los pueblos donde la esclavitud se encuentra abolida. La naturaleza de los climas tro'picales, benigna hasta el punto de dar al hombre por si misma lo indispensable para su sustento, y apacible lo suficiente para no imponerle la necesidad de grandes precauciones contra la intemperie, hace alii que los negros entregados a su propia voluntad sin trabas ni cortapisas, vuelvan facilrnente al estado de su primitiva rusticidad y abandonen el trabajo por completo. Yo los he visto en la isla de Santo Domingo despues de reincorporada a Espafia esta su primitiva posesion colonial del Nuevo Mundo, viviendo a pierna suelta todo el dia ba- 88 jo una mala barraca; dentro de la cual conservaban algunos trozos de carne cruda que a las horas del apetito mal asa- ban para comer, y a pocos pasos de la puerta algunas matas de platanos y yuca. Con estas provisiones cuya facilisima coseclia apenas exige un cuarto de hora de tra- bajo a la semana, he visto a aquellos miserables despreciar grandes jornales por utilizar sus fuerzas en beneficio del pais, e invocar el respeto debido a su condicion de hombres libres, cuando se les ha querido persuadir a que trabajaran para mejontr su estado. " Con un trozo de carne, dicen ellos, un manojo de platanos y una negrita, bastante hay para vivir a gusto:" y no se cuidan de cubrir sus cuerpos mas alia de lo que forzosamente se les obligue por decoro, y en cueros nacen y viven y se desarrollan sus criaturas hasta que ya el instinto las obliga a ellas misnias a taparse, no por vergiienza, sino por imitacion de lo que en sus pa- dres obsrrvan. Tal es la vida de los negros libres en Santo Domingo, con muy raras excepciones, y asi seguira siendo; hasta que una buena ley de inmigracion, y las ordenanzas municipales que con el arraigo de nuestro dominio y con el desarrollo de otras castas y de otra poblacion se hayan naturalmente de formar, pongan coto a la vagancia. Y no se diga que esa parte de las Antillas es una espe- cialidad en cuanto a los negros; una excepcion ominosa creada por las circunstancias a que se ha visto siempre con- denada la ya extinguida republica; pues aunque la de Haiti que es vecina sobre el propio territorio tiene visos de otra civilidad, harto saben los que han visto detemda- mente ese estado exotico de la civilizacion, cuanto de ridi- culo hay en el, y con cuantos estimulos y cuantas persua- siones de los consules y otros agentes extranjeros, se ha podido mantener su vida civil, para que su existencia po- litica no degenerase tambien en una situacion parecida a la de los negros dominicanos. Para confirmarse en esta opi- nion no hay mas que considerar asimismo lo que ha suce- dido en las demas colonias de las islas Antillas y Lucayas, y asimismo en las europeas del continente americano donde la esclavitud de los negros se ha abolido violentamente. Yo he visitado tambien algunas de ellas, y en San Thomas, por ejemplo, donde si no abundan las buenas tierras, hay algunas excelentes para el cultivo de la cana de azucar y de otros productos lucrativos, no se halla un negro traba- jador sin grandes sacrificios y sin esxar el propietario que 89 la amende expuesto a quedarse sin 61 a la mitad de su trabajo. Prefieren vivir de la carga y descarga de los bu- ques como tarea nienos ordenada y sugeta a determinadas horas, siquiera por lo mismo tambien sea nienos lucrativa, y algunos ni aun en ella quieren ocuparse mas que cuando necesitan adquirir algunos reales para vivir mientras du- ren, coraiendo frutas y legumbres de escaso precio. En Cuba y Puerto Rico la libertad de los negros no es asi, porque tampoco consentirian las leyes que lo fue- ra. En los campos donde los ingenios y los cafetales existen como focos de la esclavitud y fuentes inago tables de riqueza, son pocos los negros libres que residen; bien sea porque su trabajo no se admite a jornal en las ha- ciendas, 6 bien porque a ellos tampoco les acomode de- dicarse a las faenas de la agricultura, bajo la direccion de mayorales y capataces. No quiere esto decir que no haya casas de familias libres de color en los campos de ambas islas, que si las hay, y algunos propietarios de regulares haciendas con otros negros esclavos, particularmente en Puerto Rico, donde la poblacion, con respecto a su territorio, se halla desarrollada extraordinariamente. Pero donde tales fa- milias hay, el trabajo no se abandona por desidia ni mu- cho menos por innecesario ; hullandose sujetas todas a reglamentos de policia y buen gobierno, como se ha di- cho ya, de los cuales la vagancia estd proscrita, y sien- do la civilizacion de dicha gente, y sus costumbres por lo tanto, proporcionadas a la civilizacion y a las costumbres de la poblacion blanca con quien viven en sociedad y se comunican a todas horas. Pero fuera de este precepto na- tural del trabajo que se deja a su arbitrio, sin embargo, y del decoro impuesto a las costumbres, en todos los demas actos de su vida, son los negros libres tan independientes como los blancos, y la ley los ampara en todos los derechos civiles que tenemos por igual nosotros y ellos. En las ciudades viven y andan a deshora por las calles, sin mas restricciones que las que a todos los vecinos hon- rados impone el orden publico; tieneu sus tertulias ni mas ni menos que como las tienen los blancos, y nunca autori- dad alguna, sin legitima causa, les nego licencia para bai- lar honestamente desde las oraciones hasta el amanecer, en sus fiestas particulars, y bajo techado se entiende, cuan- do respetuosamente la ban pedido. 90 Cuando un negro de cualquiera de ambos sexos, que ha adquirido su libertad, y no tiene mas peculio que el de su trabajo, entra al servicio domestico en una casa de blancos, cualquiera creeria que lo hace con las misnaas condiciones que nuestros criados en donde nunca la esclavitud se ha conocido. r6ximo pasado, y teniendo en cuenta lo propuesto por el Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad y lo informado por el Excmo. Consejo de Administracion, he acordado el si- guiente : " Reglamento para las sindicaturas de esta ciudad a la presentacion de los esclavos en queja de sus amos. " Articulo 1. — En el transcurso de las veinticuatro ho- ras de presentado un esclavo en queja contra su duerio, se dara aviso a este, senalandole el dia y hora en que habra de concurrir a conferenciar con el Sindico, debiendo verifi- carse dicho acto dentro de tres dias habiles despues de la presentacion del esclavo. ct Art. 2. — La naturaleza de esa conferencia exige la asis- tencia personal del dueiio, quien solo debera excusarla por justos motivos, verificandose entonces por medio de perso- na autorizada al efecto. "Art. 3. — No habiendo acuerdo en la conferencia que se tenga entre el Sindico y el duerio, 6 no asistiendo este a la segunda citacion que se le haga. se establecera por aquel demanda 6 acto de paz ante Juez competente. presentan- dose esta dentro de los ocho dias despues de la .expresada segunda citacion. " Art. 4. — El acuerdo que celebren el Sindico y el dueiir del esclavo se extendera en un libro que al efecto lleve e primero y se suscribira por ambos. "Art. 5. — Si hubiere justo motivo para exigir la venta del esclavo se evitara que este vuelva a poder del arno acor- dandose el deposito convencional en la casade un vecino de la confianza de aquel y del Sindico ; y si esto no se lograse, mientras el siervo busque nuevo dueiio pernoctara en el de- posito judicial, sin que se le alquile durante los primeros ocho dias. " Art. 6. — Cuando las reclamaciones del esclavo no pro- cedan de sevicia ni entienda el Sindico que pueda ocurrir esta por el hecho de la presentacion debera entregarlo al 98 dueno, tornando las seguridades que estinie prudentes, mientras en actos judiciales 6 extrajudiciales se ventila el objeto de su reclaraacion. " Art. 7. — Los depositos en general de esclavos 6 la reten- cion provisional se entendera solo para los varones. Las hembras en todo caso, y por cualquier tiempo, seran remi- tidas en deposito al Hospital de S. Francisco de Paula, 6 a la casa de Beneficencia, y destinadas al servicio de estos establecimientos, donde cuidaran de su manutencion sin que el duefio tenga que satisfacer otra erogacion mas que la de dos reales fuertes por una sola vez por cada esclava, cualesquiera que sean los dias que hubiese estado en depo- aito. Esta retribucion se destina a los mayordomos de di- chos establecimientos por el trabajo de llevar razon de la entrada y salida de las mismas. " Art. 8. — Se preseindira de la remision a los depositos, siernpre que el esclavo al solicitor su libertad haya entre- gado en Arcae Reales, en el Banco Espanol 6 en la Cajade Ahorros una cantidad que a juicio del Sindico sea bastante para alcanzarle, y presente la cedula 6 certifieado del depo- sito; pues en este caso con licencia escrita del Sindico po- dra dedicarse a trabajar, mientras dure la cuestion del otor- gamiento de la carta, depositandose los jornales en la Caja de Ahorros para quien correspondan. " Art. 9. — Respecto al precio de la libertad del feto, se continuara la cos tumble, y el senor de la madre no podra impedir que esta lacte a su liijo y lo crie por el termino que senala la ley y el reglamento de esclavos. Tampoco podran separarse de sus madres por venta, ni por otros mo- tivos los hijos menores de siete anos, salvo que sea por uti- lidad de esta, reconocida por el Sindico 6 por el Juez. " Art. 10. — Presentandose el esclavo herido, lastimado 6 enfermo, de manera que exija asistencia medica, sera tras- ladado al Hospital de Caridad, y segun el caso el Sindico lo participant al Juez a quien corresponda, para que proce- da en justicia, 6 lo comunicara al dueno al propio tiempo que lo invite a la conferencia. "Art. 11. — Los amos de esclavos coartados -que los ten- gan a su servicio les deben la diferencia entre el jornal que les corresponda satisfacer y el que ellos pudieran obtener trabajando por su cuenta, lo cual no excluye el acuerdo en- tre dueno y esclavo sobre el particular. " Art. 12. — No siendo justo que al siervo de buena con- 99 ducta y capacidad, que sepa ademas algun oficio, le sea mas dificil aspirar 6, su libertad con los ahorros u otros niedios licitos que al vicioso y torpe porque el precio de aquel sea mayor que el de este, los tasadores tratandose de libertad 6 coartacion, solo tendran en cuenta la edad, salud y aspecto fisico del esclavo, y lo que hubiese gastado el amo en ense- narle oficio 6 lo que importase prudentemente esta ensenan- za, si ya con sus servicios no estuviere indeninizado. " Art. 13. — No dando motivo el esclavo para ser vendido y siendo la venta por pura voluntad del dueno, tiene dere- cho & que se le autorice por este con un plazo de tres dias a fin de proporcionarse nuevo amo, dandole papel al efecto: trascurrido ese termino queda el propietario en aptitud de venderlo a quien le plazca. " Art. 14. — El Administrador del deposito judicial, al al- quilar los esclavos que remitan los Sindicos, impondran a todo el que los tome la condicion de no sacarlos de la ciu- dad y sus barrios extramuros, como asimismo que no po- dran impedir pasen a la Sindicatura con el alguacil cada vez que los necesiten. " Art. 15. — Cuando un esclavo ocurra en queja contra su dueno, vecino de otro distrito municipal, el Sindico le par- ticipara la presentacion invitandole a conferenciar con el dentro de un termino que no pane de ocho dias, 6 que en el mismo diga si quiere se remita el esclavo al Sindico de su jurisdiccion por un alguacil a su costa : con su contesta- cion dispondra sin perdida de tiempo la remision, y sin ella, pasado los ocho dias, pondra el esclavo a disposicion del Gobierno Superior Civil. " Art. 16. — Siempre que llegue a noticia del Sindico al- gun abuso grave de un amo contra su esclavo, ocurrira a la autoridad correspondiente para que se ponga pronto reme- dio. " Art. 17. — Los Sindicos deberan asistir personalmente a las demandas verbales que occurran, v solo por enferme- dad 6 muy urgentes ocupaciones podrd lr en su lugar el Re- gidor que debia sustituirlos. " Art. 18. — Los duenos de esclavos en las relaciones que tengan con los Sindicos les guardar&n el respeto y conside- raciones que les corresponden como Regidores y como Pro- tectores que son de aquellos; penoso servicio que prestanal publico y con especialidad a los amos. " Art. 19. — El delicado encargo que las leyes, las costum- 100 bres y el Gobierno conflan a los Sindicos es esencialmente de justicia y equidad, y por lo tanto deberan inculcar a los esclavos obediencia y fidelidad para sus amos y a estos las maximas de hurnanidad, afecto y proteccion respecto de aquellos." " Habana, enero 28 de 1863. Domingo Dulce." Para robustecer los arguraentos y consolidar las explica- ciones que he dado respecto al orden de esa institucion tan justamente condenada por el nombre con que el mundo la conoce, much as autoridades podria citar que me han pre- cedido en este genero de investigaciones; mas como quiera que en ninguna (}e ellas he hallado el espiritu de modera- cion que se requiere para tratar asuntos de tanta magnitud, cuando sus doctrinas hande aprovechar a todas las opinio- nes, sin ofender ninguna; y ademas tampoco adelantan un paso a los observaciones que he hecho por mi mismo, creo que las lectores con su buen juicio, y partiendo de mi bue- na fe, me relevaran de las probanzas que de otro modo se- rian convenientes. La verdad es que cuando sale 6, la consideracion del mundo, y se quiere extender y hacer triunfar por sus auto- res, una idea que no esta bien arraigada en la justicia, todos los recursos del entendimiento huniano se ponen en juego para darla en el concepto publico la importancia y autoridad que sin el artificio no conseguiria.. Para el exito mejor, mucho se explota la natural ignorancia de los mas y los sentimieutos humanitarios de todos, cuando es cues- tion que puede afectarlos; con cuyos resortes, movidos por la perseverancia, es muy facil convertir en una necesidad de justicia universal la mas grande de las iniquidades. De lo dicho hemos visto una elocuentisima muestra en el clamoreo general que se levanto contra los espaholes por el trato que dieron a los indios del Nuevo Mundo, se- gun las interesadas imposturas con que el P. Las Casas infamo nuestra memoria. Para arrebatar al dominio de la corona de Espafia toda la porcion del Continente que aun poseiamos a los principios de este siglo, en justa recom- pensa de su descubrimiento y civilizacion a costa de gran- des sacriticios, no hubo calumnia de las que nos lego el famoso fraile que no se publicase y comentase en todos los idiomas, especialmente para demostrar que la salvaje tira- 101 ma de los ^spanoles habia tratado de exteiminar 6. los indios. Y sin embargo, al mismo tiempo el mas sabio de todos los sabios entre los liombres celebres de la nuestra y de la anterior centuria: un publicista eminente que por respeto a su fiima universal y por su independencia absoluta de nosotros, puesto que era aleman, ninguna consideracion tenia que guardarnos fuera de la que por la verdad mere- ciesemos, estaba demostrando tan claro como la luz, sobre las observaciones mas profundas y con los testimonios mas solemnes, que en Mejico habia mucho mayor numero de indios el afio de 1808, que a la fecha de su descubrimiento; merced al regimen establecido para su vida, conservacion y prosperidad, por las leyes y por la solicitud paternal de los espaiioles que los dominaban. (!) La misma consecuen- cia habria podido sacar de identicos estudios, estoy seguro de ello, aquel ilustre autor, si los hubiera extendido a las otras comarcas de la America espanola; salvo en las islas donde la poblacion indigena era mas limitada y mas debil, y fue mucho mayor la aglomeracion de nuestra raza y de los negros, con lo cual aquella se desvanecio mezclada en- tre ambas. Pero la tendencia polltica que habia decretado la emancipacion de la America espanola, en justo castigo de habernos ingerido nosotros en la emancipacion de la America inglesa, ningun caso habria hecho de semej antes demostraciones, y siempre en sus consejos y en su predica- cion habria hecho prevalecer las calumnias del P. Las Casas. No se extrane, pues, la contradiccion que resulte entre mis demostraciones imparciales sobre la esclavitud de los negros tal como se halla constituida en los dominios espa- iioles, sacadas de los reglamentos y de una practica que nadie se atrevera a contradecir con verdad, porque todo el mundo la puede ver, y las eternas diatribas a que los oidos se hallan ya tan acostumbrados y que ban multiplicado tanto el numero de los abolicionistas donde la esclavitud no es conocida sino por falsas referencias. Dios ha puesto en nuestras facultades dos oidos, advir- tiendonos asi que debemos escuchar igualmente el pro y el ■ contra de las cosas, para resolverlas con perfecto conoci- miento y con justicia sobre todo. Oid, pues, el pro y el contra de esta cuestion los que me querais leer, y no os (1) Humboldt: Ensayo sobre la Nueva Espana, 102 asusteis de la novedad de mis juicios en cuaiito sean con- trarios a vuestras preocupaciones, los que no la hubiereis siqniera sospechado. CAPITULO VI. El estado de los negros trabajadores en America no es el de la eaclavitud, cuya noraenclatura se ha aplicado por error y es £ todas luees falsa. — Oficios de los abolicionistas para aniquilar el trabajo de los negros. — Algunas investigaciones sobre los fundamentos de esta idea. — En la pro- hibicion del rescate de los negros que se llama trata, no va envuelto practicamente ningun principio verdaderamente moral. — La abolicion de la esclavitud, tal como se ha verificado hasta aquf, es contraria a la civilizacion de los negros, a la prosperidad de las colonias, y a los inte- reses de todo el mundo. — Origen de la idea abolicionista : su propaga- tion y desarrollo en las esferas oficiales. — Sociedad filantr6pica de L6n- dres. — Sus agentes y su propaganda organizada. — Primera concesion hecha por Espafia a Inglaterra en punto a abolir la esclavitud : artfculos adicionales al tratado de 5 de julio de 1814. — Espfritu del tratado do 28 de setiembre de 1817 para abolir el rescate. — Sus efectos contrarios al fin moral con que aparentemente se hizo. — Tratado de 1835. Ctjando estaba a punto de terminar el siglo XVIII era el rescate de los negros, segun las demostraciones que se ban hecho y confurme a las probanzas que se han aducido en los capitulos anteriores, huraanitario, civilizador, util y hasta eminentemente cristiano: y el orden de su trabajo habria sido equitativo, razonable, protector y benefico, si desde un principio se le hubiera despojado de la odiosa no- menclatura que con tanta falta de propiedad le aplicara la soberbia de algunos, el egoismo de otros, la vanidad de los mas y la condescendencia general que habia creado la cos- turn bre. Para ent6nces ya los enciclopedistas europeos, confun- diendo las cosas con las palabras, los hechos con las supo- siciones, la razon con el sofisma, el orden con la confusion, la libertad con el abandono, y todas, en fin, las ideas socia- les en que descansaba el gran edificio de la civilizacion cristiana, habian logiado seducir los animos, variar el senti- 104 miento, torcer la justicia 6 enderezarla a su modo de ver, lo cual tan to valia, perturbar el derecho vigente y liacer en la propiedad una herida profunda, que babia de producir mas tarde inraensos perjuicios a virtuosos industrials y a colectividades poderosas. Su primera frase resono en el parlamento ingles emitida en la Camara de los Comunes por el famoso Mr. Pitt, y luego se repitio en la tribuna francesa por la elocuente voz de Mirabeau; para producir los escandalos de Haiti que tantos sacrificios costaron a la Repiiblica, tantas perdidas al comercio y a la humanidad tanta y tan preciosa sangre. Cuando la mente se para a discurrir sobre aquel tremendo periodo de la revolucion que se esta haciendo en las ideas, raucho le aviva la curiosidad de poner en claro el verdadero movil de la que proclamo tan abierta y absolutamente la abolicion del rescate de los negros, y la emancipacion de toda servidumbre en cuanto a los que ya se hallaban res- oatados. La politica tiene dos grandes raotores, sin los curiles na- da se resolveria en sus esferas; puesto que con ella se rigen los Estados, armonizando sus respectivos intereses. Uno es esencialmente moral, j en la justicia esta, simbolizado: el otro es material, y procede de la economia. Con el pri- mero unicamente las apariencias pudieron rozarse en la cuestion que ventilamos: el segundo no debe admitirse tampoco tal y como la historia privada io presenta. Voy a explicarme, y al buen 6 mal juicio de cada lector aban- donare las deducciones. Las colonias de Espana eran entonces inmensas en ex- tension yriqueza: sus productos ioundaban el orbe; y aun- que el contrabando defraudaba al tesoro grandes sumas de aquellos, todas las naciones del mundo, sin embargo, nos eran tributarias en las areas reales y en la fortuna de pro- pietarios y colonos. De la calidad de las nuastras tenianlas tambien colin- dantes Inglaterra, Francia, Portugal, Dinamarca y los ho- landeses; pero aunque la calidad de los frutos que dichas colonias producian, mucho se parecia a la de las colonias espanolas, la cantidad, no obstante, era tan infima en toda eomparacion, que hubiera sido absurdo establecerla en es- tas disertaciones. Fermentaba entonces mas que nunca en el gobierno in- gles la idea de elevar los productos en la porcion de la In- 105 dia Oriental que dominaba, a todo su apogeo; y como coincidio con ella aquel ferviente improvisado celo contra el rescate de los negros para abolir la esclavitud, muchos sospecharon y algunos escribieron que la cuestion que se presentaba con tan seductores alardes de justicia y de fi- lantropia, era una cuestion de intereses locales, fundada sobre un principio de egoismo. Para cliscurrir asi es forzoso que analicemos el caso en su tendencia moral; no como lo haria el sentimiento, sin mas antecedentes que los de su propio impulso del primer ins.tante, sino atendiendo a los principios y a los fines, con todos sus perjuicios y con todas sus ventajas, que es como discurren los gobiernos, y en esto estriba la justicia de las apreciaciones. Como vivian los negros en el literal de Africa antes que el interes de las colonias americanas aconsejara su rescate, ya lo bemos visto: errantes sin patria ni bogar; con ideas confusas y torpes respecto a lafamilia; agenos a toda civi- lidad, y en perpetua lucha unas tribus con otras, para sa- crificarse como idolatras y devorarse como fieras. El mo- vil que despues desperto la codicia de los vencedores para no sacrificar a los vencidos fue un bien inmenso para la humanidad, y lucrativo en sumo grado para los intereses coloniales. Y si esto no se puede negar, despues de las demostraciones que se ban becbo en este libro, y de las que todavia en adelante se han de hacer, tampoco admite duda que en la idea naciente a los ultimos del siglo XVIII, pa- ra suprimir en Africa el rescate, no iba envuelvo ningnn principio de verdadera moral fuera de las teorias y los sue- iios, aun cuando la acompariase el pensamiento de abolir despues la esclavitud de los negros en America. El bien y el mal en este caso estan representados por ideas relativas, y no pueden tomarse para su aplicacion en un sentido absoluto. La abolicion de la esclavitud es un bien que nadie desconoce, que nadie recbaza, a que aspira muy justificadamente todo el mundo civilizado. Pero la supresion del rescate, donde este se bace para suavizar los efectos de una guerra de exterminio, sin inventar nada que lo sustituya, sin concertar entre las naciones civilizadas los medios de poner coto en Africa a los sacrificios buma- nos, sin dar alii fundamentos a otra civilizacion y garan- tias a otros procederes, no es idea digna de la mente de 106 grandes estadistas, ni del apoyo de naciones veidadera- mente generosas. Y aun la abolicion de la esclavitud corisiderada en si misma, sin los antecedentes del rescate, puede ser noriva a la propiedad, inicua para los propietarios, y perjudicial para los negros; y asi lo ha sido, harto se puede compro- bar, donde aquella se ha verificado. Porque siendo rela- tivos los productos del trabajo y la riqueza de los propie- tarios, y relativos tambien el numero de los trabajadores y los medios de su manutencion, si al orden establecido, que mantiene la disciplina del trabajo, lo reemplaza la volun- tad individual, que destruye dicha disciplina, y de esto re- sulta naturalmente el decrecimento de los agentes produc- tores, sin que el de los consuraidores disminuya, lejosde hacer bien a la clase que se trata de favorecer, se la perju- dica en sumo grado; y de esto han dado elocuente testi- monio las colonias de los misinos ingleses en America. Yo he visto multitud de negros pordioseros donde antes jamas la caridad publica se habia tenido que ejercitar en las limosnas; y he conocido a ricos propietarios de las An- tillas inglesas solicitando plazas de administradores de tineas en las posesiones espaiiolas 0). Siendo, pues, Inglaterra la primera que se perjudico en sus intereses generales por satisfacer los sentimientos de algunos pocos, creo que no hay motivo para atribuir a la°idea de Mr. Pitt, realizada despues en las esferas del gobierno, una tendencia siniestra. Nacio en sazon opor- tuna con las ideas entonces dominantes; y si tom6 in- cremento hasta un extremo inconcebible, esto se debio al sentimiento filantropico, que de ella se desprendia a lar- ga distancia de las comarcas donde sus efectos desastro- sos se habian de sentir, y a la impericia de los que la acojieron sin conocimiento de la cuestion ni ex;imen ra- zonaclo, fundados igual y unicamente en su filantropia. Tal es mi opinion, siqj iera no concuerde con la delos que buscan analogias alarmantes entrc coincidencias im- orevistas; y creo ademas que lo.* esfuerzos de Inglaterra para levantar en sus Indias Orientales a conveniente al- tura los frutos de industriales y cultivadores, es conse- (1) De la isla de Trinidad era uno de estos desgraciados a quien conocl el aflo de 1852 en Trinidad de Cuba, sirviendo aquel destino en una ha- cienda de mi distinguido amigo el Sr. don Justo German Cantero. 107 cuencia, no premisa, de la ruina de sus colonias de Oc- cidente. Tocada ya esta cuestion someramente y con la pruden- cia necesaria, por el respeto que merece a mi juicio el sagrado de las agenas intenciones, vamos a continuar re- firiendo los progresos que hizo en los animos aquella idea tan perjudicial como simpatica, tan filantropica co- mo iniitil, si no es desoladora, para los mismos individuos a quienes favorecia, segun las creencias de sus mantene- dores. Dio el grito, como se ha dicho ya, Mr. Pitt en la Ca- mara de los Comunes contra la existencia de la esclavi- tud, el ano 1788; resono despues en la tribuna francesa en lo mas rudo de la revolucion, como era de esperar, hallandose ya la idea en vias de desarrollo y sostenida con la autoridad y los impulsos de su origen, que no serian escasos ; y a pesar de que las brisas que condu- geron a America aquel apostrofe solemne fueron mensa- geras de sangre y horrores que se manifestaron en una parte de las colonias francesas algunos anos despues; - en el de 1807 aprobaron los lores ingleses la famosa ley que heria de muerte la institucion y cuantos intereses le eran adictos. El triunfo gigantesco de los abolicionistas apenas les satisfizo, puesto que su legalidad era local y limitada; por cuya razon, y porque la perseverancia es el gran agente para llegar a todo fin, y el orden reglamentado su auxiliar mas poderoso, aquellos fanaticos de una idea falsarnente interpretada se asociaron en debida forma, para trabajar en todas direcciones y de todos modos, hasta coronar la obra tal y como la habian concebido y la siguen acariciando. En medio de la guerra de la Independencia en Espa- na, cuando ya la de su emancipacion habia estallado tambien en la America del uiir, un diputado alz6 la voz en las cortes de Cadiz para secundar los trabajos de la sociedad filantropica de Londres. Arranque generoso que no condeno en la intencion, pero que era iraprudente y torpe en aquellas circunstancias, en que todos los recur- sos fueron buenos para nuestros eneniigos, y este no de los peores, por el objeto a que se ref'eria y los paises a los cuales afectaba. Conjurose por entonces la tormenta que bramaba sobre 108 nuestras posesiones de Occidente, en especial sobre las Antillas donde el trabajo forzoso de los negros se habia ya reconocido y declarado de absoluta necesidad. Pero en la restauraeion del Key al trono de sus inayores, usurpado por el Emperacior Napoleon, habia tenido mucha parte nuestra alianza con Inglaterra, y la gratitud hizo inrnediatamente en la cuestion de esclavos los oficios que no hubiera acon- sejado con tanta facilidad, estoy seguro de ello, la mas estricta justicia Yo no dire que fuese impuesta al gobierno espanol por los ingleses la idea de prohibir el rescate de negros en Afri- ca, para abolir en America la esclavitud, como era absolu- tamente natural 6 indispensable si la probibicion se hubiese cumplido en toda regla; pero es de presumir que el abuso se introdujo en la proposicion, haciendo merito de servioios exagerados, una vez que aquella se ingirio por medio de un artioulo adicional en el tratado de paz, amistad y alianza ajustado y firmado en Madrid a .5 de julio de 1814 por los plenipotenciarios de Espana 6 Inglaterra, y ratificado por S. M. Catolica con la susodicha adicion el dia 28 de agosto del propio alio: quiere decir, cuanclo la guerra de la incTe- pendencia acababa de terminal - , y cuando el Rey Fernando, inexperiente en las materias de la gobernacion, empezaba a regir su vasta y entonces muy complicada monarquia. El articulo adicional, que esta en dicho tratado como planta exotica e ininteligible, fuera del espiritu que lo die- to para minis ulteriores, dice de este modo: " Siendo conformes enteramente los sentimientos de S. M. Catolica con los de S. M. Britanica con respecto a la injusticia e inhumanidad del trafico de esclavos, S. M. Catolica tomara en consideracion, con la madurez que se requiere, los medios de combinar estos sentimientos con las necesidades de sus posesiones de America. S. M. Catolica promete ademas prohibir a sus siibditos que se ocupen en el comercio de esclavos, cuaudo sea con el objeto de proveer a las islas y posesiones que no sean pertenecientes a Espa- na; y tambien el impedir, por medio de reglamentos y medidas eficaces, que se conceda la proteccion de la bandera espanola a los extranjeros que se empleen en este trafico, bien sean subditos de S. M. Britanica 6 de otros Estados 6 Potencias." Y como compensacion de esta condescendencia, cuya interpretacion de parte de los espanoles entendidos en la 109 materia a quo alude, dificilmente podria adivmarae, otro articulo tambien adicional seguia al que se ha insertado ya, que en cierto modo da la clave para salir de dudas y misterios. Porque siendo notorios en la historia y enla tradicion los oficios stdiciosos y el apoyo material que die- ron los ingleses a los independientes de la America espa- iiola, sin que ahora entremos a analizar la justicia que para obrar asi pudiera asistirles dentro de su politica y de sus jspeculaciones, si de parte del gobierno espanol se hicieron al de Inglaterra reclamaciones amistosas para que pusiese coto a los desmanes de sus subditos contra nuestra auto- ridad en las comarcas sublevadas, nada tendria de particular que nuestros amigos y aliados, queriendo sacar partido una vez mas y como siempre de nuestra respectiva situacion, exigiesen como reciproco servicio la promesa de poner fin a la trata, en cambio de la que ellos nos hicieron tambien en el indicado articulo adicional, que es como sigue: " Deseoso como lo esta S. M. Britanica de que cesen de todo punto los males y discordias que desgraciaplamente reinan en los dominios de S. M. Catolica en America, y de que los subditos de aquellas provincias entren en la obe- diencia de su legitimo Soberano, se obliga S. M. Britanica a tomar las providencias mas eficaces para que sus subditos no proporcionen armas, municiones ni otro articulo ningu- no de guerra a los disidentes de la America espaiiola." La rigidez con que se cumplio el compromiso de la Gran Bretana, en la historia de la independencia de America esta escrita con sangre depoblacion blanca, Begun puede com- probarse con todas las estadisticas que de ella se consul- ten. En 1850, ascendia el niimero de negros y mulatos, esclavos y libres, de la isla en cuestion a mas de quinientos mil, siendo de nuevecientos mil y algunas mas almas la poblacion total de la raza africana y de la nuestra. En la misma proporcion ban crecido desde entonces aca ambos elementos; de manera que hoy, del total de un millon y trescientos mil habitantes que hay en Cuba, son de color setecientos mil y algunos centenares. Agreguese a esta diferencia que resulta a favor de los negros, la circunstan- cia de no haber paridad entre el niimero de hembras y va- rones, y de ser por consiguiente proporcionalmente escasa la cantidad de criaturas, y el resultado aumentara de una manera natural e incontestable la fuerza material de los negros sobre la poblacion blanca en una proporcion noto- riamente peligrosa. Dado este precedente, que no podia ser desconocido de la sociedad filantropica inglesa que trabajaba para abolir la esclavitud, y siendo oficialmente positivos los trabajos de dicha sociedad, y los que el gobierno ingles hacia para persuadir al de Espaiia primero a que declarase libres a los negros importados en la isla de Cuba desde 1820 aca, y despues a que los declarase libres a todos, como mas ade- lante se ha de demostrar, no cabe duda en que la africani- zacion de la citada isla habia de ser la consecuencia logica de dichos trabajos, si al fin llegaban estos a consumarse tal y como lo anhelaban sus autores, y mucho mas si proce- dian de una insurreccion triunfante. Yo no dire, porque no es licito decirlo, que el gobierno ingles tuviese parte activa, ni siquiera remoto conocimien- to de los trabajos de su consul, Mr. Turnbull, para suble- var contra los blancos a los negros de la isla de Cuba; pero tampoco seria justo dudar de la iniciativa que correspondio & dicho consul en la conspiracion, puesto que de oficio consta en los autos C 1 ). Y como este era miembro y agente (1) En otra pieza de aquel proeeso que tengo a la vista hay un informe que dice lo siguiente : " Conclusion fiscal en la causa del moreno Juan Perez Basnuevo. — Naci6 este procedimiento de la celebre causa que debe ocupar hoy la atencion pii- blica en todos los paises a donde haya llegado la noticia del gravisimo 145 de la sociedad anti-esclavista establecida en Londres, y a su ardiente celo y conocidos trabajoa emitidos en letras de molde debiera aquella posicion, clavo esta que a la citada 60ciedad, mas bien que a su exclusive) intento, debeinos atribuir la tendencia exterminadora de los blancos en la mas floreciente de nuestras posesioncs. Por lo demas, y para que el asunto se esclarezca tan to como sea menester, bueno sera anadir que el gobierno ingles se habia negado a relevar a su consul cuando el gobierno espanol lo bubo de solicitar, a la vista de las imprudentes y osadas manifestaciones que hacia piiblicamente contra la esclavitud en presencia de los esclavos: y como con esta acontecimiento que la ha rnotivado. Segun los datos adquiridos en las diversas actuaciones en que entiendo, y las que ofrece la que el eonsejo acaba de ver, es un hecho cierto, positivo, que un numero muy conside- rable de personas libres de color maquinaban secretamente, desde media- dos del ano 1841. para sublevar nuestros esclavos, exterininar toda la po- blacion blanca, y alzarse despues con la isla. Pero lo que mas debe sor- prendernos y admirarnos, lo que parecerA imposible a cuantas personas tengan conocimiento de este suceso, es que el c6nsul de una nacion amiga y afiada, el bonibre que merecia la confianza de un gobierno que marcha al frente de la civilizacion europea, faltase £ todos sus deberes y abusara de nuestra amistad hasta el punto de incitar por si mismo £ la rebelion ; lanzando emisarios por toda la Isla, que minacen y conmoviesen los ci- mientos sobre que estriba su bienestar y tranquilidad, y poniendo en juego cuantos resortes podian contribuir a la realizacion de tan horrible proyecto. El nombre de Turnbull figura en todos los lugares de la gran causa como el alitor protervo de las tristes escenas que lamentamos. El exterminio de cuatro cientos diez y nueve mil habitantes, y la ruina y pe>dida de la isla de Cuba para el nrando civilizado, parece que se avenia muy bien con los principios humanitarios que profesa este bombre, y de los que tan torpemente hace alarde la sociedad filantr6pica a que perte- nece : como si no bastara el sentido comun para conocer que la libertad que pretenden dar a nuestros siervos es para ellos un mal cien veces ma- yor que la misma esclavitud, atendida la ignorancia y barbarie que son inherentes a la naturaleza de estos desgraciados ! " Si los agentes de esa sociedad, que yo llarnare' destructora de la po- blacion blanca en nuestras Antillas, en lugar de promover la insurreccio-n de nuestros esclavos, se dedicasen ;i estudiar las leyes que favorecen en- tre nosotros su libertad, a las que se la ban debido eiento cincuenta y tres mil personas de color que hoy la disfrutan en la Isla, y cuyo numero, comparado con el de las que existea en la republica de los Estados Unidos del Norte, est;i en razon de mds de un duplo respecto de los esclavos: esas leyes que les permiten forniar su peculio para redimirse de la esclavitud, de cuyo benericio no gozaron jamas las de la repiiblica Romana : si se de- dicasen, repito, & estudiar esa breve y sencilla legislacion, llena de doc- trinas que solo respiran humanidad y filantropfa, y que formada a media- dos del siglo decimo octavo contenia ya un sistema prudeute y sabio de emancipacion, se avergonzarian, seguramente, de baber empleado los me- dios que ban producido las desagradables ocurrencias que hoy nos ocu- pan, llenandonos & todos de amargura y dolor, y acaso desistieran para, siempre de bus funestas pretensiones." 146 actitnd del gobierno de Inglaterra eoincidiese fa presencia en la Habana de aquel navio de sn marina real, tripulado per negros que saltaban constantemente a tierra vestidos de uniforme y adornados con muchos colorines para mejor estimular a sus cofrades de aquella ciudad, de aqui tom6 pretexto la maledicencia para atribuir a dicho gobitrno en los manejos de su consul una participacion que bien puede ser que no haya tenido nunca, pero que tarapoco se did grandes trazas para desvanecerla en el juicio publico, Por esto sin duda la idea cambio y se hizo general, no solamente entonces y eoncretandola a lo ocurrido en la isla de Cuba, sino para muchos afios despues, y extendiendola a los trabajos ordinarios de los representantes ingleses en Ha capital de Espafia. Y no se vaya a suponer que aquella preocupacion residia nada mas que en la mente de algunos visionarios espafioles, acostumbrados a ver las cosas politi- cas por el estrecho y nebuloso prisma de sus mezquinos intereses, no. La idea de que Inglaterra trataba de afri- canizar la isla de Cuba cundio y se taizo general en todas partes; pero de tal manera que hasta se llegaron a designar nombres propios comprometidos en aquella cuestion, y en Paris fue interpelado amistosamente Lord Howden, repre- eentante de la Gran Bretana en Madrid, por lo que algunos periodicos de los Estados Unidos llegaron a revelar de sus supuestas o positivas maquinaciones. La respuesta del noble Lord no se hizo esperar roucho, como cosa que tan to le importaba para descargarse de tal cul- pabilidad ante la Union Americana, que entonces era escla- vista en las -esferas oficiales de su administracion federal; y como supusiera que dicha respuesta se habia de publicar, como en efecto se publico, hizola con notoria babilidad llena de cargos e inexactitudes contra Espafia; con el doble objeto de desviar la atencion publica de toda aparente culpabili- dad, y de dar nuevos motivos a la murmuracion para cebarse contra la administracion de Espafia en Ultramar, segua entonces se acostumbraba como negocio corriente. Pudiera prescindir de insertar aqui la respuesta susodi- cha, si no me estimulasen a obrar de distinta manera las inexactitudes que contiene, y la circunstancia de haberse publicado sin ningun linage de correctivo. Ahi- va, pues, tal como vio la luz publica en el mismo ano de su fecha, y los lectores me permitiran que a su contenido agregue al- gunos comentarioa. 147 "Parts, 14 de noviembre de 1853. — Miquerido Corbin: acabo de recibir la carta de Vd. de ayer, y puedo asegurar que no me pone en el mas mlnimo embarazo. Nuestra larga amistad autoriza & Vd. para hacerme todas aquellas preguntas a que puedo contestar sin faltar a, la discrecion, ni al buen desempeiio de mis funciones como empleado publico; y Vd. tiene bastante penetracion para conocer que en el presente caso debe ser tan grande mi deseo de mani- festar a Vd. la verdad, como el que pueda Vd. tener de que yo se la coraunique. '* He leido las extraordinarias relaciones que Vd. me ha enviado concernientes al deseo de Inglaterra de africanizar a Cuba y a los arreglos que he estado yo haciendo en Ma- drid con tal objeto. Del modo mas solemne que puedan permitirlo esas invenciones risibles, aunque mal intencio- nadas, declaro que todo cuanto se dice es completamente falso. No ten go dificultad alguna en decir a Vd. cuales han sido, durante los tres liltimos ahos, mis negociaciones con el gobierno espafiol respecto a Cuba; y Vd. vera si hay el fundamento mas remoto para los rumores que, segun parece, se han propalado en los Estados Unidos. " Primero : he representado incesantemente acerca del numero de esclavos que se importa anualmente en la isla, y me he quejado de la publicidad con que se hace ese trafico a vista de los Capitanes Generates, exceptuando siempre el excelente general Concha. " He hecho esfuerzos infructuosos, solicitando en vano del gobierno espafiol que declare pirateria el abominable trafico de seres humanos; es decir, que siga en este parti- cular el ejemplo de los Estados Unidos. " Tercero: he invertido mi tiempo en hacer activas dili- gencias para lograr la definitiva y completa libertad de los negros detenidos ilegalmente en servidumbre desde el afio de 1817, bajo el nombre de emancipados, en contravencion de los tratados; y tengo la satisfaccion de poder decir que el gobierno espaiiol ha dado al fin oido a los dictados de la justicia y de la hamanidad, y me ha otorgado este favor. " Cuarto: He trabajado para conseguir la derogacion de esa ley intolerance e inmoral que hace cambiar de religion & los extranjeros que quieran establecerse en Cuba; siguien- do el peregrino principio, que en ninguna otra parte bl comprende, deque hacerse malos hombres es un precedente favorable para r-reer que puedan ser buenos subditos. 148 " Ademas cle estas negociaciones oficiales, he aconsejado arnistosamente en distintas ocasiones que se reforrne el sistema interno de la isla, mejorando la administracion de justicia y habilitando & los naturales para el desempeiio de los empleos y oficios publicos. " Vera Vd. aqui que lo que en realidad be hecho, 6 mejor lo que lie intentado hacer, es muy diferente de lo que se dice de mi en los papeles americanos. Cuando se haya hecbo publico el verdadero estado de la cuestion y se disipen la ignorancia y la malevolencia, confio en los buenos deseos de vuestros compatriotas para el exito de las refor- mas que be solicitado, que tan en consonancia estan con vuestras propias leyes e instituciones. " En todo lo que he manifestado a Yd. con entera fran- queza, no pueden ver los Estados Unidos sino la obra natural de la politica declarada e inmutable de Inglaterra en una causa que le es muy cara; y Espafia tiene que con- vencerse de que en la epoca presente, a menos que no cumpla con sus compromisos y modifique su intolerancia, no debe tener esperanza de vol ver a entrar jamas en el rango de las naciones civilizadas. " Crea Vd., mi querido Corbin, que soy siempre con la mayor consideracion sinceramente suyo. — Howden." Decia poco tiempo ha un periodico peninsular que se publicaba en Londres, El espafiol de ambos mundos : " Los gobiernos de Madrid no han comprendido todavia los po- derosos recursos de la publicidad, que tan habilmente ex- plotan y de cfue tanto provecho sacan los gobiernos de Inglaterra y de los Estados Unidos." Escribia esto dicho periodico a proposito del efecto que hacian en la opinion publica los apostrofes y las diatribas que no se contestaban por la parte interesada, dandose asi como convicta de su criminalidad; y no hay duda en que El espafiol de ambos mundos consignaba una gran verdad, excesivamente cono- cida y explotada por los rivales enemigos de la nacion espafiol a. En primer lugar Lord Howden injuriaba y calumniaba a sabiendas a todos los Capitanes Gonerales de la isla de Cuba anteriores al general Concha, cuando constaba a todo el mundo que ninguno, absolutamente ninguno, habia au- torizado a su vista ni con su conocimiento la introduccion de negros bozales, no obstante de haberse hecho esta en gran escala antes de la administracion del general Concha 149 lo mismo que en su tiempo. Y puesto que el eitar la in- tegridad de uno de dichos funcionarios en el mas rigido cumplimiento de sus obligaciones, y hasta designar a aque- llos cuya separacion prematura se ha atribuido por el vulgo a uu excesivo celo contra la trata, seria agraviar a los de- mas, bastenos aqui dejar a salvo la honra de todos, puesto que con datos positivos, ni siquiera con visos de verdad, nadie puede mancillarla. La introduccion de negros bozales en la isla de Cuba cuyas costas mklen setecientas leguas, 6 seun dos mil y cien millas de extension, consiste ni mas ni menos en lo mismo que la salidadelos buques negreros de las costas de Africa con su mercancia; y tanto valdria querer sostener la idea del soborno que se supone ejercido en las autorida- des espanolas, por un hecho naturalisimo e irremediable ademas que lo exigen las necesidades de la agricultura y que la satisface ampliamente la osadia de los armadores con fabulosas ganancias, como si de la otra parte se acusa- ra en el propio concepto a los cruceros ingleses encargados de guardar las costas de Africa para que los armadores no logren alii su objeto. El gobierno espafiol, celoso guardador del espiritu y letra de los tratados vigentes, no podia legalmente hacer mas que lo que hacia, Labia hecho y esta haciendo para que sean verdad dichos tratados. Si los armadores y negreros fuesen nada mas que subditos espanoles, facil seria decla- rarlos piratas, segun pretendia el representante ingles, y ahorcarlos de una verga, siernpre que esto fuese equita- tivo. Pero en primer lugar los tratados tenian ya es- tablecida jurisprudencia y penalidad contra los contrata- dores, y tribunal especial encargado de juzgarlos; de ma- nera que la novedad patibularia aconsejada por Lord Howden no podia adoptarse por los oficios de su iniciativa, y si unicaniente por un nuevo tratado; y en segundo lugar, puesto que los armadores eran de otros paises en mayor . miinero que los espanoles, no habia para que Espana se crease un conflicto internacional por cada buque negrero que apresara. Esto bien podria desearlo el noble Lord, si es que tal aconsejo real y positivamente, en obsequio a su hlautropia; pero en la prudencia y en la circuuspeccion politico admiaistrativa de los gobiernos espanoles no era facil que tuviesen favorable acogida seinejantes iniperti- nencias. 150 La liber tad absoluta de los negros emancipados se ha verificado constantemente en las posesiones espanolas con- forme a los reglamentos; y no es verdad que en la fecha a que alude Lord Howden estuviesen constituidos en servicio lorzoso negros apresados a los armadores en 1817, puesto que hasta muchos aiios despues no se hizo presa alguna, ni podia hacerse antes del de 1820, segun el primer tratado. Tampoco parece probable que el representante ingles haya tenido mas fundamento, para insertar la tercera exposicion de sus gestiones, que una pueril vanidad, por el deseo de lucirse a costa del credito de Espana. En absoluto no hay ninguna ley en las colonias espanolas que haga cambiar de religion a los extranjeros que en ellas se establecen. El culto publico de otra religion que la Catulica no csta permitido en Espana, y esto si que se hace observar en las colonias. En ellas viven multitud de pro- testantes de todas las sectas conocidas, y a su testimonio se puede apelar para day a la cuarta exposicion de los me- recimientos de Lord Howden la calificacion que merece en losjuicios de la historia. El articulo 66 del reglamento por donde se rigen los chinos paganos que trabajan en la isla de Cuba, dice asi: " El patrono procurara enseiiar a los trabajadores los dogmas y la moral de la verdadera religion; pero sin emplear otros medios para ello que la persuasion y el convencimiento; y si alguno manif'estare deseos de convertirse a la fe Catulica, lo pondra en conocimiento del parroco respectivo para lo que corresponda." El lector imparcial puede comparar la tolerancia de este articulo con la acusacion que hace a Espana Lord Howden en un sen- tido tan opuesto a la verdad, y sacar de ambos antecedentes la consecuencia lugica que su buen juicio lo dicte. Por lo demas, todavia me ocurre advertir quo en materias religio- sas y politicas cada nacion sigue la pauta que le parece mejor con arreglo a sus tradiciones, a sus iutereses mas predilectos y al caracter de sus naturales: y que Lord Howden al escribir a Mr. Corbin, americano de la Repii- blica federal, aquella su invencion relativa a la intolerancia de las leyes que dice que regian en Cuba sobre el pun to de la unidad lvligiosa, lo linico que conseguia, sin saberlo tal vez, era herir el amor propio nacional do su amigo, echandole en cara un defecto de que real y positivamento adolecen las leyes administrativas de la susodicha Hepu- blica, por las cuales se prohibe arraigar en ella a cualquier 151 extranjero que no se haga antes ciudadano americano. El caso no es el misrao, puesto que el de los Estados Unidos que es verdad, afecta nada mas que al sentimiento politico en su libra mas privilegiada; y el de Espafia, si fuese tal y como dice Lord Howden, heriria en el corazon la fe reli- giosa de los que a tal condicion se sometieran. Pero aun a pesar de esto no mereceria el proceder de Espafia el ana- tema de Lord Howden con tanta extension que hasta la priva de entrar en el rango de los paises civilizados; por- que en estas cosas de la fe no sientan bien tan absolutas manifestaciones; no hallandose aun bastantebien definido, 6 por no blasfemar dire mejor que, pudiendose demostrar a todas luces que precede mas cuerda la nacion que en punto tan fundamental de la existencia humana profesa una fe sola, deponiendo toda soberbia que la estimule a conocer lo infinito tal como lo conoce el mismo Dios, que aquellaa otras en donde cada evolucion del espiritu humano produce una creencia, y de la variedad de estas resultan tantas re- ligiones como individuos se echan a pensar y a argumentar con su propio criterio sobre el mundo moral y sobre la Causa Divina de todo lo existente. Los consejos amistosos a que se refiere el representante ingles en el complemento de su carta, no pudieran ser mas peregrinos ante la realidad de los hechos. Todo el mundo sabe que el gran codigo de las Leyes de Indias es un monumento de equidad y de sabiduria que, fuera de la parte politica en lo concerniente a las modernas instituciones, se ha conservado integro para la administra- cion de justicia en casi todas las republicas hispano ameri- canas, despues de hacerse independientes. Sabese tambien que, con arreglo al mismo codigo, los altos funcionarios del orden juridico son residenciados cuando cesan en su desti- no, y que en el juicio que se entabla con arreglo a la ley, no solamente son responsables de sus propias faltas, sino de las que notoriamente hayan cometido bajo su jurisdic- cion los ministros subalternos sin el correctivo de la justicia que la propia ley deposita en ellos. Y se sabe ademas que el gobierno espanol, sometiendo a una prudente meditacion las reformas aconsejadas por la novedad de los tiernpes en sus diversas fisonomias, y transigiendo con toda variedad que no perjudicase a los intereses piiblicos, siempre man- tuvo en todo su auge las mas beneiicas disposiciunes de 152 dicho codigo de Indias, y en cuanto fue util y necesario lo adiciono con otras nuevas. De estas verdades inconcusas que son de publica noto- riedad, y por las cuales han hecho justicia a la administra- tion de Espana en Ultramar, si no el vulgo de los aprecia- dores, los mas sabios estadistas, resulta: que 6 los conse- jos a que se refiere lord Howden en su carta al amigo de Paris, fueron cuestion de efecto para el caso que se los obligo a mencionar, 6 en cllos habia tanta falta de razon para formularlos y tanta ignorancia sobre todo del asunto a que se referian, que el gobierno espanol los desestimo por inutiles 6 perniciosos. j Y que diremos de aquella vulgarisima y desacreditada recomendacion de habilitar a los naturales de la isla dc Cuba para el desempeno de empleos y oficios piiblicos ? Hallandome yo en la Habana el afio de 1852, y habien- do leido en cierto periodico de los Estados Unidos un car- go semejante contra el gobierno de Espana, quise averiguar la verdad que en 61 pudiera contenerse. Gobernaba la Isla a la sazon el malogrado general don Valentin Cairedo, y a su autoridad acudi por escrito para que de todas las Te- nencias de Gobierno, de las Sub-Inspecciones del Ejercito, de la Comandancia General de Marina, de la Capitania General y de las oficinas centrales se me facilitasen rela- ciones nominales de los empleados en todos los ramos ad- ministrativos que no bubiesen nacido en la Peninsula. Accedio de buena gana el susodicho general a aquella sii- plica mia, y cuando habian trauscurrido cerca de dos meses, me encontre en posesion de las deseadas relaciones, las cuales por ser tan numerosas, formaban un abultadisimo legajo. Es verdad que en ellas habia nombres de indivi- duos nacidos en Costa Firme y en otras partes del conti- nente bispano-americano; pero tambien lo es que de crio- llos de la isla era tan grande el niimero de funcionarios piiblicos, que con seguridad pasaba de seteoientos. Como el hecho que acabo de referir fue de oficio y en las Tenen- cias de Gobierno consta, al testimonio de ellas someto la justification de mis palabras; y por si todavia algunos pe- rezosos gustasen mas de dudar lo que yo digo que de con- frontar la verdad por semejantes medios, todavia les recor- dare que antes de la fecha a que aludo habia sido Gober- nador y Capitan General de la Isla don Jose de la Concha, nacido en Costa Firme; Comandante General de Trinidad 153 de Cuba el desgraciado don Narciso Lopez, igualmente his- pano-arnericano; Superintendente General de Hacienda publica el conde de Villanueva, criollo de la Habana; Co- mandante General 6 Sub-Inspector de artilleria el entonces Brigadier don Juan de Herrera, tarnbien natural de aque- 11a Isla; y Teniente Gobernador de Bejucal 6 de San Cris- tobal, no recuerdo bien, un hermano de este ultimo jefe. Don Francisco de Paula Michelena nacido en la Isla, y en ella retirado del servicio militar ahora, tarnbien habia de- sempenado por entonces igual destino en otra jurisdiccion de aquel departamento, y a don Matias Letamendi, asi mismo cubano, tuve la honra de tratarlo con deferente amistad en el puesto de Teniente Gobernador de Sancti Spiritus, que desempenaba con lealtad e inteligencia. El segundo cabo, general La Valette, aun cuando no fuese criollo, tenia en la Habana, nacidos alii, a casi todos sus parientes. Los Alcaldes rnayores, con rarlsirna excepcion, eran todos cubanos, y de esto apelo al testimonio de la Guia oficial, que no me dejara mentir; y el ejercito y la armada # mas particularmente en sus altas y bajas gradua- ciones, estaban llenos de naturales de Cuba. Con estas explicaciones, que aunque parezcan agenas al objeto principal de mi tarea, no estan fuera de su lugar, facil es comprender lo que real y verdaderamente vale lo contenido en la carta de lord Howden a su amigo Corbin, para el buen juicio de las gentes pensadoras. Y el valor intrinseco de dicha carta se podra calcular con mayor exac- titud cuando se sepa que los cargos formulados en la prensa de los Estados Unidos de America, contra aquel representante de la Gran Bretana en Madrid no iban fuera de camino, en cuanto a la tendencia embozada de at'iicani- zar la isla de Cuba; quiere decir, de entregarla al dominio de su poblacion africana para un tiempo mas 6 menos cer- cano, pero infalible en sus deseos. Comprendera.se esto mejor teniendo presente el computo que se ha hecho mas atras entre las dos razas que pueblan dicha Isla, para demostrar: que no seria facil ni siquiera posible la libertad incondicional de lo8 negros sin la ex- tincion violenta de los blancos, en virtud de la preponde- raacia material de los primeros sobre los segundos; y de- mostrando en seguida los oficios que hizo lord Howdeu ante el gobierno de Madrid, para conseguir un decreto de plena y absoluta libertad a favor de los negros de la isla y 154 de Cuba. El caso ocurrio durante el ultimo tercio del afio de 1851, y con motivo de las malhadadas expediciones anglo-americanas que fueron a dicha Isla; porque habien- do el gobierno espafiol enviado las expresiones de su grati- tud al de la Gran Bretafia, por el ofrecirniento que este le hiciera de impedir con sus buques de guerra cualquiera otra intentona parecida, la perseverancia de los iDgleses en la idea de abolir la esclavitud. creyo que las circunstan- cias eran oportunas para obtener sobre el caso una resolu- cion definitiva y favorable. Coincidio con este proposito un decreto expedido onton- ces en Nueva Granada, aboliendo los exiguos restos que aun perseveraban alii de la esclavitud de los negros, cuan- do desde el aiio 1817, si no recuerdo mal, y en medio de la guerra de su independencia politica, habia declarado el vientre libre el famoso Bolivar, en las comarcas que obedecian sus ordenes; y como si las circunstancias do aquel pais y las de la preciosa Antilla tuviesen algo de comun, 6 como si la diplomacia inglesa ignoras^ la dis- paridad que habia entre un pais casi arruinado para la agricultura, por los efectos de sus eternas guerras intes- tinas, y una comarca inmensamente productora, con el auxilio de su inquebrantable paz, el celebre lord How- den, que tan to se afanaba dos afios despues por torcer el curso de los hechos a las preguntas que sele hacian sobre su participacion en el proyecto de africanizar a Cuba, paso al gobierno espanol, el 26 de setiembre, una nota recomendandole el ejemplo de la Nueva Granada para que a ciegas lo sig-uiese. Contestole el de Madrid con la prudencia y circunspec- cion que el caso requeria; y como entre aquel despacho y otros anteriores de la cancelleria inglesa se hiciese no- tar a lord Howden alguna contradiccion, su jefe en el ministerio de Estado, que lo era lord Palmerston, en- tonces, quiso salir a duras penas del pantano en que le Labia metido su ciega contianza, con el oficio siguiente: " A Lord Howden, embojador de Inglaterra en Ma- drid." — Oricina de negocios extranjeros, 20 de octubre de 1851. " Milor: he recibido el despacho de V. S. de 1° del cor- riente, trasmitiendome copia de una nota que Vd. ha re- cibido del Sr. marques de Miraflores, en respuesta a la de 155 V. S. de 26 de Setiembre que expresaba en nombre de S. M. el deseo de ver al gobierno espanol seguir el ejemplo de la Nueva Granada, que ha proclamado la abolicion total de la esclavitud. " Con respecto al parrafo en que el Sr. de Miraflores de- clara que el gobierno espanol no puede comprender como el de S. M. recomienda una medida que seria fatal a los criollos de Cuba, precisaraente cuando tambien recomienda al gobierno espanol se concilie el afecto de ellos, ruego a V. S. haga observar al Sr. de Miraflores que los esclavos for- mal] una parte considerable, cuya importancia no puede negarse, de la poblacion de Cuba, y todo paso que tienda & la emancipacion de dichos esclavos, estara en armonia perfect a con la recomendacion que el gobierno de S. M. ha liecho de que se tomen medidas para satisfacer al pueblo de Cuba, a fin de asegurar su union a la metropoli. Y es, por otra parte, bien evidente que si la poblacion de color de Cuba se libertase, este hecho crearia un elemento pode- roso de resistencia contra los proyectos de anexion de la isla a los Estados Unidos, donde existe la esclavitud. " En cuanto a la influencia que la emancipacion de los negros tendria sobre los intereses de los propietarios blan- cos, puede afirmarse, sin temor de ser contradicho, que el trabajo libre cuesta menos que el esclavo; y es innegable que jornaleros pagados son para las clases ricas vecinos menos peligrosos que esclavos maltratados y vengativos. Que estos, ademas, son necesariamente mas 6 menos mal- tratados, es una verdad inherente a los principios de la naturaleza humana, lo mismo que el resentimiento que el maltrato engendra es una cosa inevitable, por mas esfuer- zos que se hagan para sofocarlo. " No me parece, pues, que la comunicacion que se en- cargo a V. S. hiciera con relacion a la medida adoptada por el gobierno neo-granadino, merezca se laconsidere contraria a los sentimientos de benevolencia expresados por el go- bierno de S. M. respecto a los criollos de Cuba. " Palmerston. " En la lectura del anterior despacho, que como se v6 jus- tifica los cargos de la prensa araericana contra el represen- tante de Inglaterra en Madrid, siquiera sus oficios para hacer un caos de la isla de Cuba con la libertad incondi- cional de quinientos mil negros, fuesen la expresion oficial de 156 mfis altas instrucciones, se echa cle ver facilmente tambien la ligereza con que se tratan en Europa las mas arduas cuestiones de este hemisferio occidental; sino es que al de- seo de orillar de cualquier modo, y quedando lo menos mal posible, la contradiccion de la cancilleria inglesa en sus re- comendaciones antiteticas, ne ha de atribuir mejor el con- ten ido de dicho despacho. Sea como quiera, y puesto que la consumada habilidad del marques de Miraflores, apoyada en la fuerza que le da- ba la justicia, rechazo amistosa, pero energicamente las mas peligrosas sugestiones que habia hecho jamas Ingla- terra contra Cuba, el fanatismo inquebrantable de los abo- licionistas ingleses, que nada aprende con las lecciones de la historia practica, 6 que de ellas se quiere aprovechar pa- ra destruir todo lo que hace sombra a sus exclusivos inte- reses, si por entonces se recojio avergonzado en los limites del derecho internacional constituido, no fue para perma- necer silencioso e inactivo muclio tiempo, sino para dar a sus tareas nuevos giros y otra entonacion por medio del escandalo, a ver si asi eran mas eficaces en sus resultados definitivos. Con este fin las notas para la represion del trafico me- nudearon y se liicieron cuotidianas, asi como las interpela- ciones en las Camaras de Londres, y las mas apasionadas e injustas diatribas de los ministros ingleses contra Es- pana y contra las autoridades de la isla de Cuba. Ocasion hubo en que el gobierno espanol se viu obligado d protestar energicamente contra ofensivas calificaciones que en todas sus partes carecian de verdad; pero aunque por semejante actitud logro las satisfacciones que halla fa- cilmente en tales casos la cortesia diplomatica, no por eso dejaron de continuar los abolicionistas ingleses ejercitan- dose en el escandalo contra Espana y contra los Espa- fioles. Era semejante clamoreo, cada dia mas exagerado, prelu- dio de una nueva combinacion para hacer a Espana por desusadas vias, una exigencia ruinosa en el asunto de los negros. Tratabase nada menos que de establecer tin re- gistro en las haciendas de las posesiones coloniales, para perseguir la trata en donde las leyes no lo permitian; con lo cual no solamente se lograria desacreditar y pervertir la institucion de los esclavos y el orden interior en que se apoya su pacifica existencia, sino que los propietarios aca* 157 barian por hacerse acerrimos enemigos del gobierno que asi inenospreciara su derecho, anulara su respetabilidad ante las dotaciones de las fincas y en la conciencia piiblica, y atacara en lo mas Intirno sus legitiinos intereses. Tratabase, pues, como se puede considerar sin gran tra- bajo, de llevar con diferente forma a las colonias de Espa- na el mismo desorden y la propia confusion que habria producido la libertad absoluta de los negros cuando lord Palmerston la proponia por conducto de lord Howden; pero como ya se supuso de antemano que el gobierno es- panol rechazaria la proposicion con todas sus fuerzas, en vez de hacersela directamente los ingleses, quisieron compro- meter en ella a algunos otros gobiernos. Concertabase esta trama a la sazon de haberse hecho no- tar los progresos morales y materiales de Espana, con mo- tivo de la guerra de Marruecos; y puesto que fueron noto- rios a todo el mundo, tanto por la facilidad con que puso en Africa cincuenta mil hombres provistos de todo lo nece- sario, sin desatender, ni siquiera debilitar sus obligaciones de dentro y fuera de la Peninsula, cuanto por la abundan- cia de metalico con que atendio a todos sus gastos ordina- ries y extraordinarios, y al pago de una deuda hasta en- tonces sin dificultad diferida, y solamente entonces recla- mada con urgencia por su acreeclor, que era el gobierno de Inglaterra, el del Emperador Napoleon III, 6 tal vez el Emperador mismo, creyo que era ya llegado el caso de que Espana volviese a ocupar entre las naciones de primer 6r- drn el rango que en otro tiempo liabia tenido. Expusolo asi el gobierno imperial, sin que la nacion interesada to- mase parte alguna en semejantes gestiones; y entonces fue cuando a la cancilleria inglesa le ocurrio bacer sus propo- siciones a Francia y a los Estados Unidos para establecer en Cuba el registro de las haciendas, el aumento de los cruceros en las aguas de dicha isla, y un plan de emigracion alia en la China; promovido por los agentes consulares de las naciones interesadas, de acuerdo con las autoridades de aquel vastisimo y lejano imperio. Por supuesto que a semejante proposicion se le dio toda la publicidad que su importancia requeria con el iin que puede adivinarse; y sobre el cuai el ya citado periodico es- paiiol que se publicaba en Londres, hacia estas considera- ciones: M Tiempo es ya de que el gobierno espanol mire esta 158 cuestion seriamente, y no consienta que se juegue de esta manera con su noinbre y con el de la nacion espaiiola. Pa- ra conseguirlo es preciso que cornprenda bien lo que esta sucediendo, y que conozca a fondo los resortes secretos que mueven toda esta farsa. Aqui lord John Russell pasa no- tas y se mueve y truena, no porque le quite el suefio el comercio de esclavos, sino porque para conservar su posi- cion politica tiene que obedecer a los deseos, a los capri- chos y hasta a las extravagancias de gentes de influencia. " Estas a su vez se hallan raovida3 por empleados de sociedades que se estan muriendo por no tener ya que ha- cer, y que tienen que meter algun ruido si han de seguir cayendo suscrieiones, sin las cuales no hay sueldos para secretaries, empleados, escribientes, y la numerosa falange de hambrientos que vive en este pais a expensas de ciertas manias y necedades del publico. Este es todo el secreto del ruido que aqui se mete con el trafico de esclavos." Y luego, haciendose cargo de las causas aparentes en que el gobierno de los Estados Unidos fundaba su entonces na- tural evasiva, para no apoyar ante el de Espafia aquellas proposlciones, cuyas causas aparentes constituian otro ca- pitulo de cargos y recriminaciones contra las autoridades dela isla de Cuba, continuaba del siguiente modo: " Por parte de los Estados Unidos, lamente han logrado los negros su emancipacion civil, sino que tambien gozan de la independencia politica y a si mismos se gobiernan, no van a quedar dentro de poco ni siquiera restos que indiquen la civilizacion del pueblo laborioso a que han pertenecido aquellas fertiles comar- cas ! Y para dar a estas comparaciones mayor colorido en el animo de los politicos de buena fe y en las logicas deduc- ciones que puedan sacar de ellas los hombres penscdores, conviene advertir que la poblacion de Haiti no ha dismi- nuido por causa de su independencia, antes ha crecido a lo menos en una quinta parte del total que tenia cuando aniquilo a los blancos que habian sido sus senores; con lo cual se hace mas censurable aun el decrecimiento ex- traordinario de sus frutos. Y la isla de Cuba cuya total poblacion apenas llegaba a dos cientas mil almas cuando Haiti se hizo independiente, quiere decir, a los ultimos del 189 siglo XVIII, la ba multiplicado desde entonces en la proporcion de siete auno; 6 sea en la rnisina que ha de- crecido la de las colonias inglesas desde la emancipacion de los esclavos. Agreguese a estos guarismos elocuentes el estado mate- rial de las rentas en unas y otras colonias, y se vera: que mientras las de Inglaterra y Francia se conservan unica- rnente como puntos estrategicos, y mantienen con situados del tesoro publico sus administraciones respectivas y sus escasas guarniciones: en tanto que las exportaciones de Jamaica se calculaban en noventa mil toneladas treinta afios atras, y bace abora cinco no pasaban de diez y nueve mil; y mientras en las colonias francesas despues de abo- lida la republica de 1848, se sustituyo el rescate de negros con un engancbe voluntario muy semejante a la trata, que sin embargo de haber parecido legal, por una extrana to- lerancia del gobierno ingles, produjo escenas sangrientas como las de la fragata Kegina Cceli, y escandalos interna- cionales como el de la Cbarles et Georges, la isla de Puerto Rico cubre todas sus obligaciones uficiales con natural des- abogo; y la de Cuba, despues de mantener en pie de guerra como ordinaria guarnicion veinte y cinco mil sol- dados y treinta buques de la marina real; de pagar una organizacion administrativa que casi podria gobernar un reino, y de satisfacer sus baberes al cuerpo diplomatico y consular de Espana residente en el Nuevo Mundo, envia anualmente, como sobrantes. de Ultramar, a las areas del tesoro metropolitano sobre dos millones de pesos; 6 cubre con esta suma, que a veces se duplica, gastos extraordina- rios como los que han producido la reincorporacion de Santo Domingo, con su sostenimiento y desarrollo, y la dispendiosa expedicion a la republica de Mejico. Abora, para que no se rearguya con estos datos contra los borrores de la esclavitud, suponiendo que de un exce- sivo trabajo impuesto a los negros y de grandes gravamenes sobre la propiedad se logran aquellas sumas, anadire: que estas resultan naturalmente y sin gran esfuerzo de las ren- tas de aduanas, que son eminentemente liberales, con es- casas excepciones de alguno que otro articulo; y que ade- mas de lo que se ha demostrado ya con la insercion de los codigos que rigen para el buen orden de la esclavitud, y de lo que tambien se ba dicbo respecto a la practica cons- tante de esta, sieinpre humanitaria y garantida por la 190 accion protectora de la autoridad local, no hay un solo negro esclavo en toda la isla de Cuba que, despues de ha- ber adquirido las priraeras nociones del trabajo y de su estado civil, quiera volver libre a las tierras donde ha na- cido. Oigan esto una vez mas, y sepanlo para siempre los abo- licionistas; para que ordenando de buena fe el producto de sus observaciones, no se empenen en ser mas amigos del bienestar de los negros que los negros mismos por quienes ellos tan incautamente abogan. Prestanse de buena manera esos pormenores relativos a las colonias espanolas para analizar la segunda fase que presenta a la observacion de los hombres de buena fe esta cuestion de los negros, tal como la han planteado los abo- licionistas. He indicado antes de ahora y lo repito aqul, que para dejar a salvo los fueros de la verdad no sere yo quien nie- gue ni ponga en duda la introduccion de negros bozales que se hace en dichas colonias, con menosprecio de los tratados vigentes. De otro modo, y puesto que en ellas no se han establecido, como en los Estados del Sur de la repiiblica angloamericana, esos criaderos de esclavos para la venta publica, habria sido imposible de todo punto que la poblacion de color hubiese crecido en ellas de una ma- nera tan extraordinaria; y mas imposible aun, puesto que en lo absurdo degenera, que hubiese en Cuba hoy, como lo hay, triple numero de esclavos que en 1835, cuando se concerto el cumplimiento de los tratados definitivamente. De estas circunstancias, que son tan elocuentes contra el valor efectivo que tienen dichos tratados en su ejecucion, se ha tornado nota cada dia y a cada hora para atribuirlas a mala fe de las autoridades encargadas de que estos se ejecuten, Los ingleses, mas directamente empeiiados en prohibir el rescate, con mas elementos de publicidad, y con costum- bres politicas que se prestan mejor para el efecto, han acusado en todas las formas conocidas, y en algunas que no cuadran bien al respeto internacional, a las susodichas autoridades; sin excluir al gobierno de Madrid, que ha sido objeto a veces de bruscos ataques en las camaras de Londres y en todos los periodicos de Inglaterra. Y Espa- na y sus hombres piiblicos, dando a semej antes desahogos ninguna importancia a veces, y otras la exclusivamente 191 indispensable para rechazar alguna frase ofensiva 6 alguna idea de mala ley notoriamente calumniosa, han llegado a sospechar, viendo que los ingleses creen tan facil la repre- sion del rescate clandestine, y tan posible al mismo tiempo la condescendencia de las autoridades espanolas para apa- drinarlo, si este convencimiento y esta suspicacia procedera de hechos practicados por los ingleses mismos, que esten en perfecta armonia con los que ellos atribuyen. Para pensar asi basta considerar que Inglaterra rnantie- ne en todo el litoral de Africa numerosas estaciones de buques de su marina real; las cuales, apoyadas en una cadena perfectamente combinada de puntos estrategicos, de que se han apoderado los ingleses en dicho litoral, estan encargados unica y exclusivamente de impedir que el res- cate se verifique en todos los lugares donde puede verifi- carse. Discurriendo ahora con imparcialidad y logicamente sobre el dato que se acaba de exponer, resulta: que 6 los cruceros ingleses se dejan sobornar por los rescatadores de negros en las comarcas donde el trafico se liace, y de las cuales no deberian salir impunemente, en los propios ter- minos que se atribuye el soborno a las autoridades espa- nolas, 6 la destreza de dichos rescatadores, estimulada por un lucro excesivo, se burla de la vigilancia de los ingleses en Africa, lo mismo que de la de los espanoles en sus po- sesiones del Nuevo Mundo. Estando el cumplimiento de los tratados vigentes enco- mendado por igual a los ingleses y a los espanoles, a los primeros en Africa y a los segundos en America; (jcon que razones se pretende que los que puedan atravesar sin tro- piezo las lineas de los primeros vigilantes, no crucen y traspongan tambien las seguudas con igual fortuna y el propio exito? Es necesario convenir en que este argumento no tiene respuesta que pueda destruirlo; con tanta mas razon cuan- to que los puntos donde se hace el rescate, siquiera sean varios y alargas distancias unos de otros, son pert'octamento conocidos, y estan de continuo vigilados por los cruceros ingleses. Si estos tuvieran a su car^o la vigilancia por la vasta extension del Oceano en alta mar y nada mas, facil seria eludirla a los contratadores navegando por diferentes paralelos, puesto que el camino es tan ancho; y entoncea justificada estaria la exigencia de toda la responsabilidad 192 a las autoridades espanolas, concretandose la vigilancia de estas a las costas de sus distritos respectivos. Pero no siendo aquello tal corao se presupone, sino corao real y posi- tivamente es, a saber: que lo mismo en las costas de Afri- ca que en las de las Antillas espanolas hay puntos cono- cidos para la contratacion, en los cuales los negreros burlan igualmente las operaciones de la autoridad y destruyen el espiritu de los tratados, es uecesario convenir en que la responsabilidad corresponde por igual a los ingleses y a los espanoles; y que esos cargos absurdos y esas recriminaciones ofensivas que se hacen con tanta injusticia de los primeros a los segundos, podrian con los miemos fundanientos diri- girse de estos a los otros. La verdad es que el mal no esta en la manera de proce- der los cruceros ingleses y las autoridades espanolas, sino en el espiritu que han querido realizar unos tratados ab- surdos, y que son imprevisores, atentatorios, inmorales y malos hasta no poder mas, por cualquier lado que se les examine. Con ellos se ha querido mejorar el estado de los negros de Africa, y nunca como hasta la fecha de su ajuste y desde entonces aca se habian verificado alii escenas tan repugnantes y hechos tan sangrientos, que hasta han obli- gado a los ingleses a cometer un acto de posesion que parece un despojo violento en tierras amigas. Quisose tambien con la prohibicion del rescate destruir la esclavitud de los negros en America, y la esclavitud se ha perpetuado y ha crecido en proporciones extraordinarias. Se intento fomentar la riqueza colonial por medio del trabajo libre, dando a los negros libertad absoluta, y estimulos con ella para trabajar a jornal en su mejoramiento, y estos, reco- brando en la libertad civil la libertad de sus instintos na- turales, han abandonado el trabajo y arruinado las colonias dontle se han hecho tan desoladores ensayos. Y finalmen- te, el derecho internacional vilipendiado y escarnecido con razon 6 sin ella, en el concepto que suponen los declama- dores contra la trata clandestina, ha venido a demostrar, con mas fuerza todavia que la que resulta de las probanzas anteriores, que los tratados son absurdos, puesto que son impracticables, si hemos de dar fe al resultado de treinta aiios de continuos experimentos y de imitiles, multiplica- das y diversas precauciones; y que siendo absurdos por impracticables, no pueden tampoco ser morales dentro del derecho publico. 193 En esta parte es inutil cuanto se intente replicar en fa- vor de los tratados; porque si es cierta la posibilidad de reprimir el rescate clandestino de los negros, por ser posi- ble tambien la rigida observancia de lo que se halla con- venido, malos y muy malos son esos pactos que asi hacen prevalecer la avaricia de los hombres encargados de hacer- los cuinplir, sobre la honra de las naciones y sobre la con- ciencia de los servidores del Estado. Quiere decir, que los tratados son malos si son irnposibles inaterialmente; y son malos tambien si siendo materialmente posibles, no los deja realizar la inmoralidad de los hombres a quienes esta encomendado su mantenimiento. De este dilema no puede salir el discurso, puesto que en treinta anos no ban podido tampoco hallar otro camino para ecliarse fuera de el los gobiernos interesados en que el derecho publico no se desmoralice. De todo lo cual vendremos naturalmente a parar en que ese engendro de los primeros estadistas de las naciones civilizadas parece como que se ha hecho a, proposito para desacreditar la so- berbia humana en sus combinaciones mas profundas. CAPfTULO IX. 8ublevacion de negros en la fragata Eegina Coelis y sangriento destrozo de los blancos que la tripulaban. — Repugnantes demostraciones de jubilo hecbas en el parlamento ingles por aquella carnicerfa. — Ensayos hechos por el gobieruo de la Gran Bretaiia a instancias de sus colonias, para restablecer el rescate de negros con otro nombre. — Idem por el «obierno francos. — Caso de la fragata Charles et Georges apresada por cruceroa Portugueses. — Conflicto internacional que produjo entre Portugal y Francia. — Doble actitud de Inglaterra ante diclio conflicto. — Carta del Emperador Napoleon III mandando cesar en la nueva forma del rescate de negros, y anunciando un tratado para adquirir cbinos en las posesio- nes inglesas de Oriente. — Analisis minucioso del reglamento con que se rigen estos trabajadores en la isla de Cuba. — Su estado civil se iguala al de los negros esclavos, y aun se empeora en ciertas condiciones que estan dentro de la ley. — Notable contradiccion que resulta entre las tendencias que procuran abolir el rescate do negros y fomentar la ser- vidumbre de chinos. — Comentarios sobre esta contradiccion para escla- recer su verdadera faz en el criterio publico. He apuntaclo en el capitulo anterior dos acontecimientos cuyo relato no debo oniitir: porque uno demuestra la exa- geracion a que conduce una idea exclusiva contra los mis- mos sentimientos que la han engendrado, y otro confirrna el estado deplorable a que la probibicion del rescate redujo el derecho publico; dando ademas a conocer los esfuerzos simulados que hizo la diplomacia en favor del interes colo- nial para restablecer diclio rescate con otra jurisprudencia. El primero de los acontecimientos enunciados fue repug- nante y sagriento; y aunque por ningun concepto se podria atribuir a las malas artes de los abolicionistas mas famiti- cos de la sociedad de Londres, puesto que el caso se verifico con absoluto aislamiento de toda influencia suya, todavia en las inmediatas consecuencias se hicieron aquellos dignos de censura, por la inbumana actitud con que piiblicamente lo aplaudieron. 196 Consisti6 nada menos que en una sublevacion de negros contratados para las colonias francesas, con arreglo a un nuevo sistema ensayado por el gobierno del Emperador Napoleon III; cuya sublevacion se verifico en la fragata mercante de aquel pais denominada Regina Cceli. Por descuido 6 por humanidad 6 por ainbas cosas a la vez, la tripulacion de dicha fragata fu6 sorprendida y atacada poi los negros que conducia en el concepto de trabaj adores libres; no por la voluntad de los que asi eran llamados sino por la codicia de sus vencedores en la guerra que en tal concepto los vendian. La acometida por inesperada fue tan brusca como desastrosa, de manera qne solo un indivi- duo pudo salvarse de la general carniceria; y siendo tan horroroso el caso, naturalmente se hizo publico, despertando en favor de las victirnas la ldstima que en todo humano sentiraiento producen semejante catastrofes. Fue esta tan- to mas para lamentar cuanto que en vez de proceder de una transgresion evidente del derecho, como en cualquier otro caso habria sucedido, ocurrio en un buque legitima- mente autorizado por su nacion y tolerado por las demas, para arrancar de una muerte segura a los que en pago de la caridad ejercida con ellos, asi trataban, estiipidos, a sus generosos salvadores. Hubo una exception, sin embargo, ante el sentimiento universal, la cual se hizo tanto mas extrana y sorprendente cuanto fue mas publica; como que se manifesto en el par- lamento ingles por uno de sus m4s ilustres oradores. No sere yo quien estampe aqui el nornbre de aquel in- signe filantropo, por si la justa indignacion que produzca el caso en todo criterio regular, se convierte en motivo de execracion publica. Mas no omitire que dicho nombre estaba inscrito en las relaciones de la sociedad anti-escla- vista; y que habiendose fundado esta por un arranque d.e exagerado amor a la humanidad, contra todo lo que pudie- se ofender al espiritu del cristianismo, el sentimiento expresado por dicho orador, lamentandose de que aquel solo individuo de la tripulacion de la fragata francesa se hubiese salvado de la carniceria hecha por los negros, no pudo ser mas contrario a la filantropia que tanto se preco- niza por dicha sociedad, ni mas deshonroso para el credito en que trata de apoyarse. El segundo caso fue mas escandaloso aun, y se manifes- 197 to con otros giros harto depresivos del derecho internacio- nal, a lo menos segun las apariencias. Habiase examinado por el imperio la mente de la legis- lacion republicana, tan pronto como las pasiones politicas llegaron a calmarse entre el pueblo frances, tras la agita- cion revolucionaria de 1848; y hallandose con la abolicion de la esclavitud decretada y convertida en hecho consuma- do, y cod las consecuencias naturales en vias de arruinar las colonias, no solamente se hicieron en seguida algunas ordenanzas contra la vagancia de los negros, y otras enca- minadas a estimularlos al trabajo, sino que ademas se ensayo, tolerado por el gobierno ingles, el referido sis tenia de trabajadores libres que abria en Africa las puertas de la inmigracion; con caracter de voluntaria, para volver a fonientar las colonias. No carecia de fundamento este ensayo, puesto que los ingleses lo habian hecho antes tambien por su exclusiva voluntad; j no vaya a suponerse que digo esto a la Ventu- ra, sino cca datos justificativos de que se hhso cargo para reclamar contra el hecho la sociedad antiesclavista. Verificose dicha novedad el ano de 1841 con una expe- dicion de tres buques que salio del rio de Londres a las ordenes de Mr. Barclay el dia 15 de febrero con destino a Sierra Leona. Era aquel caballero miembro de la asam- blea legislativa de Jamaica, y habia ido a la metropoli in- glesa expresamente a manifestar la absoluta necesidad que la colonia tenia de trabajadores negros, y el unico camino por donde dicha necesidad podria satisfacerse, a saber: el del rescate antiguo ni mas ni menos, con visos aparentes de emigracion voluntaria. Para que el gobierno ingles ac- cediese a la solicitud de su colonia, mucho habia influido el disgusto causado a su amor propio entonces con la for- zosa obligacion en que se hallo de comprar en Haiti el cafe necesario para su consumo, y del cual hasta aquella fecha se habia provisto en sus mismas posesiones, que n6 en las extranjeras: disgusto que quiso neutralizar con el aparato dispendioso de obligar a hacer escala en la ciudad del Cabo de Buena Esperanza a los buques portadores de dicho fruto; pero que no por eso destruia la verdad de tenerse que proveer de los frutos coloniales en tierras extranas quien para el mismo fin las tenia tan propicias. La expedicion de Mr. Barclay produjo, sin duda, los re- sultados que eran de apetecer en Jamaica, y aun creo que 198 por ello se extendi6 la costumbre de hacerlas, con ciertas precauciones para evitar el escandalo, a otras colonias occi- dentales de Inglaterra. Lo cierto es que el reenganche de trabaj adores tomo formas determinadas, y que para el buen exito de la contratacion se escribieron instrucciones, que no podian menos de representar en su letra y espiritu la practica constante de aquella nueva traza de rescate. En dichas instrucciones se advertia a los con tratad ores noveles que, por no estimar los negros las rnonedas, era necesario ir provistos de generos de su agrado, a saber: polvora, tabaco, ron, lienzos de cuadradillo de Manchester y azul, y algunas armas de fuego. " Para contratar trabajadores/' decian diclias instruccio- nes 6 advertencias, " es indispensable darles un mes antici- pado en efectos, por un valor convencional igual a la suma en que se ha convenido retribuir el trabajo de cada hombre; cuya retribucion consiste de ordinario en un cuarto de bar- ril de polvora, cliez manillas de tabaco y una botella de ron, 6 bien una pieza de lienzo cuadradillo, las diez manillas de tabaco y la botella susodicha. " Con esto, y elevando los calculos a mayor cantidad que la correspondiente a un solo negro, se presuponia que para contratar cuarenta eran necesarios veinte fusiles, vein- te y un barriles de polvora, veinte galones de ron, ochenta libras de tabaco y cuatro piezas de cuadradillo de Man- chester." Como se puede considerar a la vista de estas sumas, que son excesivas para satisfacer el trabajo mensual de cuarenta negros aprendices, y que por lo tanto serian no- tablemente gravosas si se continuaran satisfaciendo con religiosa exactitud, la condicion de dichos negros al en- trar en las colonias por lo tocante a su salario es de presuinir que quedaria nivelada a las anteriores costum- bres, en combinacion con los nuevos reglamentos, quiere decir, con los que se expidieron y promulgaron en las colonias inglesas, que no eran tan espansivos cuando la esclavitud quedo abolida. ^ esfea presuncion adquiere mayor fuerza cuando al leer las advertencias susodichas se halla la recomendacion de hacer regalos de alguna importancia, con los referidos articulos, por supuesto, a los jefes de las tribus donde se adquieren los trabajado- res : porque debiendo suponer que la voluntad de estos no es la que preside en la contrata, y si la violencia de 199 aquellos caciques, tampoco hay para que creer & ojos cerrados que la contratacion se haya de cuinplir, despuea de hallarse los negros en las tierras de sus contratado- res, con otras costumbres, con otras necesidades y con otra policia. Que la sociedad filantropica de Londres reclamaria, como efectivamente reclamo, por los fueros de la huma- nidad al saber el caso de Mr. Barclay y los resultados que produjo, facilmente se adivinara; mas no hubiera si- do tan facil sospechar lo que sucedio, siendo lord John Russell a la sazon presidente del consejo de ministros. Este famoso declamador, que tantos y tan inmerecidos apostrofes ha dirigido en pleno parlamento contra el go- bierno espanol, al propio impulso de la sociedad anti-es- clavista: este en sus discursos celebre filintropo, de cuya actitud, siempre que del trabajo forzoso en las colonias se ve obligado a hablar, podria creersele, sin temores de error, el centinela avanzado de los negros, no solamente habia concedido el rescate en Sierra Leona, conforme a la solioitud de Mr. Barclay, limitando, no obstante, la es- clavitud de los negros rescatados alii, a catorce alios na- da mas, sino que hizo tambien a la sociedad anti-escla- vista la injuria de no contestarle por si mismo, y si uni- camente por su secretario Mr. Vernon Smith, en tres 6 cuatro renglones de generalidades y notoriamente despre- ciativos (*). Dado este precedente, y siendo publico ademas que los negros apresados por buques ingleses en la mar a los armadores clandestinos no son devueltos a su pais, como pareceria equitativo y natural, sino que se llevan a tra- bajar con el nombre de aprendices, pero esclavos en rea- lidad, por cierto numero de anos, a las colonias de sus libertadores, no se debe extranar que el gobierno de la G-ran Bretana estuviese tan,propicio con el del empera- dor Napoleon III para tolerarle el rescate simulado por medio de la supuesta inmigracion, en los terininos que lo habia establecido. Puesto este en practica con harto beneficio de las co- lonias francesas, que a el debieron la consisteDcia de su (1) Precedi6me en la averiguacion de este caso mi respetable amigo, ya difunto, el seiior don Mariano Torrente, de cuyos trabajos referoutes d la isla de Cuba, y de algunas explicaciones dadas en el parlamento ingles por el mismo lord Russell, be formado la relacion a que alude esta nota. 200 riqueza relativa despues cle abolir la esclavitud, aunque no sin enormes quebrantos, ocurrio que los cruceros de guerra Portugueses en las costas de Africa, queriendo ser de los tratados vigentes contra el rescate celosos guarda- dores, apresaron a una fragata francesa ocupada en la contratacion de los llaraados trabajadores libres. Y como dicha fragata, que era la Charles et Georges, fuese lleva- da en calidad de buena presa al puerto de Lisboa, con- firm an do en este concepto su detencion y apresamiento los tribunales Portugueses, el gobierno del emperador, que habia puesto la mano en el asunto tan luego como el liecho se initio, y que aboco a si, con el derecho ex- clusivo de su evidente poder, el conocimiento absoluto de la causa, hizo al de Portugal las mas energicas recla- maciones para que el buque apresado quedara libre inme- diatamente. Dijose entonces que el caso habia sido una evolucion sagaz y habil, aconsejada insidiosa e indirectamente por la sociedad anti-esclavista, y sostenida con el influjo ofi- cial de la Gran Bretana en la corte portuguesa; y aun- que bien pudiera ser que este cargo fuese calumnioso, disculpable se bace ante el criterio publico ; considerando que dicba sociedad habia reclamado energicamente al go- bierno ingles contra la tacita concesion beclia al de Fran- cia para el engancbe de trabajadores negros, y que los periodicos minis teriales de Londres fueron los mas ener- gicos y calorosos en defender las inmunidades de los tri- bunales Portugueses, y su resolucion ejecutoria contra el buque apresado cuyo n ombre ya se ha dicho. Como quiera que sea, y por mucha energia que tuviesen los ministros del rey don Pedro V para mantener de buena fe los fueros de sus tribunales, no dejo de extranarse en to- do el mundo la insistencia con que quisieron perseverar en su negativa de soltar libre la fragata; en la cual no sola- mente se hallaron tales y como debian ser todos los pape- les relativos a su expedicion, sino que ademas iba un agen- te oficial del gobierno de Francia para intervenir en sus operaciones. La gravedad del caso, sin embargo, nadie la desconocio, tanto por las notas diplomaticas que se cruzaron entre Francia y Portugal, sumamente agrias, y depresiva alguna de ellas del decoro de los gobiernos respectivos, cuanto por haber enviado la primera de dichas nacionea dos navios de 201 linea a la capital de la segunda, con pertrechos de guerra, y con instrucciones excesivamente ejecutivas; siendo para notar que cuando el gobierno frances tomaba esta actitud, los periodicos ministeriales de Londres todos a una voz aconsejaban a Portugal que no cediera; no obstante de hacerst- mediador para una avenencia pacifica el gobierno de la Gran Bretaiia. Pero que en el acontecimiento referido hubiese tenido parte 6 no la sociedad anti-esclavista de Londres, corao entonces se dijo, y como se pudo sin injuria sospechar, lo cierto es que los resultados le fneron en extremo favora- bles, y no se hicieron esperar mucho tiempo, merced a las circunstancias de la politica general, que estrecharon por entonces con un lazo mas la union oficial de Francia e In- glaterra. Porque siendo tan docta esta nacion en aprove- char las ocasiones propicias a sus intereses, y habiendo&e entonces ecbado encima la cuestion de Italia, con todas sus peripecias publicas y sus tendencias absplutas aun no bien conocidas, oportuno creyo Inglaterra exigir a su alia- do, con todas las precauciones necesarias para salvar su amor propio, el abandono de aquel provechoso ensayo que habia emprendido a favor del engancbe de trabaj adores en las costas africanas; ofreciendole en cambio gran provision de ellos en la India inglesa. Y Francia, que con haberji- mitado el servicio de dichos trabajadores a cuatro anos unos, y a seis otros, no beneficiaba gran cosa sus colonias con semejante institucion, tambien se manifesto propicia a un sacrificio de poca monta, que le habia de dar derecho con el tiempo para exigir la confirmacion de mas pingiies adquisiciones. He aqui por que, segun mi corto entendimiento me lo hace sospechar, se opero en el animo de Napoleon III una nueva metamorfosis respecto al trabajo de los negros y a las necesidades coloniales; la cual se manifesto al publico, cuando menos lo podia sospechar, en el siguiente notable documento. " Fontainebleau, 1.° de julio de 1861.— Serlor Minis- tro: Desde la emancipacion de los esclavos nuestras colo- nias han tratado de procurarse trabajadores en las costas de Africa por via de rescate y por medio de contratos de enganche que aseguran d los negros un salario por el tra- bajo que ejecutan. Estos contratos se hacen por cinco 6 seis anos, despues de los cuales se vuelve a los trabajadores 202 gratuitamente a su patria, a no ser que prefieran fijarse en la colonia; y en este caso se les admite a residir en ella eon el mismo titulo que los demas habitantes. " Esta especie de enganehe, preciso es reconocerlo, di- fiere completamente de la trata; porque en efecto, mien- tras esta tenia por origen y por objeto la esclavitud, aquel, pof el contrario, conduce a la libertad. El negro esclavo, una vez enganchado como trabajador es libre, y no esta sugeto a mas obligaciones que a las que resultan de su contrato. " Sin embargo; se han suscitado dudas acerca de las consecuencias que esos enganches pueden tener para las poblaciones africanas, y se ha preguntado si el precio del rescate no constituia una prima en favor de la esclavitud. " Ya en 1859 mande hacer cesar todo enganehe en la costa oriental de Africa, donde habia presentado inconve- nientes: despues he prescrito restringir aun mas esas ope- raciones; y por ultimo he querido que se examinasen con gran cuidado todas las cuestiones que suscita la emigracion africana. " Hoy he firmado un tratado con la reina de la Gran Bretana, por el cual S. M. Britanica consiente en autorizar en las provincias de la India sometidas a su corona el en- ganehe de trabajadores para nuestras colonias, con las mismas condiciones observadas para las colonias inglesas. " Debemos hallar, pues, en la India, en las posesionea francesas del Africa y en las comarcas donde esta vigente la esclavitud, todos los trabajadores libres de que hemos menester. En semejantes circunstancias deseo que los en- ganches africanos por via de rescate sean completamente abandonados por el comercio frances, a contar desde el dia en que el tratado concluido con S. M. Britanica comience a recibir ejecucion, y mientras todo el tiempo de su du- racion. " Si este tratado llega a cesar de existir, solo seria en virtud de una autorizacion expresa el poder volver a hacer esos enganches, siempre que se les reconociese indispensa- bles y sin inconveniente. " Tomad, pues, las medidas necesarias para que esta resolucion reciba sus efectos a contar desde 1.° de julio de 1862; y que la introduccion de negros enganchados poste- riormente a esa epoca en la costa de Africa sea prohibida en nuestras colonias. — Dios guarde, etc. Napoleon." 203 De este reciente triunfo lograclo por los eniancipadores de los negros, hemos venido naturalmente a parar a una nueva cuestion que es necesario analizar aqui; para saber hasta que punto es la humanidad 6 una terquedad sola- mente, mas 6 menos interesada, pero terquedad de positi- ve-, la que mantiene en constante alarrna a infinitos pro- pietarios, y en lucha exterminadora ya dos ideas incom- patibles por causa de los negros. La cuestion que se acaba de anunciar es la de importa- oion de trabaj adores chinos a las colonias arnericanas; en la cual tomo una poder"osa iniciativa el gobierno ingles, segun se ha visto en varios documentos justificantes de este libro, con el fin de propagarla en sustitucion de los negros trabajadores. Y puesto que de la abolicion de este elemento y de la propagacion de aquel, tal y como reglamentariamente se verifica, resulta un contrasentido, que no tiene favorable explicacion dentro del principio humanitario que ha acon- sejado la libertad de los negros, vamos a comparar en su jurisprudencia ambas instituciones; a ver si por ventura la justicia esta en la segunda perfectamente deslindada y distribuida, con arreglo a los escnipulos de los filantropos ingleses, 6 si es nada mas que una cuestion de palabras la que esta alimentando en todo el mundo los escandalos que produce la primera. Sobre este punto me atrevo & reclamar muy particular- mente la atencion de mis lectores, puesto que con el se han de facilitar al discurso datos curiosos para andar bien orientado. El reoco tra- baja. Quiere decir, que las fuerzas productor^s del pais fian perdido en tres arios el cuarenta por ciento de su efec- tivo, una vez que antes de la guerra no habia ejercito per- manente y todo el actual se ha eliminado del trabajo. Agreguese a esto las ciudades que estan becbas esconibros, los buques que se han incendiado cargados de mercancias por los corsarios de la mar; las vias ferreas y los magnifi.- cos puentes que se han destruido por las necesidades estra- tegicas de los ejercitos beligerantes: las infinitas cantidades de productos agricolas que se han inutilizado para librar- las de invasiones, y todo el ciimulo de horrores y exterminio 243 que lleva la guerra en pos de si, y veast hasta qu6 punto la humanidad tiene que llorar sobre las ruinas de una tierra feraz y de un pueblo civilizado, la imprevision de algunoa estadistas y las torpes exigencias de una secta fanaticamen- te criminal en sus ideas filantropicas. En virtud de ese palido bosquejo que acabo de hacer, y le llarao palido porque lo es y rnueho en presencia de la realidad, nadie extraiiara que las rentas oficiales hay an de- crecido en las cajas del gobierno de Washington de una manera fabulosa. Y corao la guerra cuando es agresiva no se man tiene sin dinero, bien a diferencia de cuando es de- fensiva, porque entonces compiten las privaciones y el va- lor con peregrina emulacion que hace milagros, tampoco debe sorprender, antes parecera muy natural, que el pais hasta hace tres anos mas holgado en susobligaciones admi- nistrativas, se encuentre ahora a muy pocos pasos de su absoluto descredito. Setenta y seis millones y un centenar de miles de pesos mas constitnian la deuda del gobierno federal el dia 7 de marzo de 1861; fecha para todo humano sentimiento la- mentable, no por registrarse en ella la eleccion de Lincoln para presidente de la Eepublica; sino porque simboliza el rompimiento entre el Norte y el Sur de la federacion con el estruendo de las armas. Desde esa fecha hasta el 30 de Junio de 1863, que es terminacion del ano economico, segun las leyes de los Estados Unidos, aquella deuda se elevo a la suma de mil y doscientos millones de pesos, 6 sea casi diez y seis veces mas de lo que era antes; y como las obligaciones del corriente ano estan ya presupuestadas mal 6 bien y lo mismo los ingresos, se sabe ya de una ma- nera positiva cual ha de ser el minimum de la deuda fede- ral al terminarse el nuevo ano economico que esta el pais atravesando: cuya deuda no puede bajar de dos mil y dos- cientos millones, 6 sea veinte y nueve veces mas que cuan- do la guerra iba a comenzarse. De estos guarismos, que representan una parte muy alzada de la riqueza total del pais, nacio como no podia menos de nacer, el descredito natural de los valores del gobierno; y aunque el papel que los representa ha oscilado entre los diez y ocho y los setenta y dos por ciento de per- dida a cambio de oro, casi puede decirse que se ha perpe- tuado en la mitad 6 poco mas de su importe nominal, que es lo que representa el credito oficial de los Estados Uni- 244 dos hoy por hoy ante el comercio de los demas paises y ante su propio comercio. Voy a concluir este capitulo fortificando en el axrimo de mis lectores la idea que he emitido y que he de sostener, de ser la cuestion de los negros causa principal de tanta de- solacion, y todas las otras secundarias. El dia 22 de setiembre de 1862, cuando ya la guerra civil de la America septentrional contaba de fecha un ano y medio cumplido, el papel del gobierno federal se cambia- ba por oro al dos por ciento de perdida. En aquel dia salio a luz la primera proclama de Mister Lincoln con- tra la esclavitud; y desde entonces hasta enero de 1863, cuando se acababa de publicar la segunda, el papel sufrio el extraordinario quebranto de cuarenta y dos por ciento en. las contrataciones !. . . CAP1TTTL0 XT. La anarqufa comienza a manifestarse en los Estados del Norte. — Definicion de los partidos polfticos en que se dividen los federates, y principios que cada uno profesa. — Su historia respectiva a grandes rasgos. — Sus caracteres en la presente guerra. — Transformaciones peligrosas que 6sta ha producido en las costurubres publicas de dicho pais. — Supremacia del militarismo en el 6rden politico de la republica. — Famosa tropelfa del general Burnside contra el senador Vallandigham. — Escandalos que produce el hecho en todos los Estados. — Demostraciones de los dem6- cratas a favor de la paz para estorbar los progresos del militarismo. Famoso meeting en Nueva York el 18 de Mayo de 1863. — Actitud del Gobernador del Estado a favor de dicho meeting. — Demostraciones ad- versas del partido dominante. — Medios de que se vale el gobierno para anular las combinaciones de los partidarios de la paz. — Nuevos tratados con Inglaterra concernientes a los negros.— Coincide con todo lo dicho la invasion de los confederados en Marylandia y Pensilvania. — Exacer- bacion de los partidos politicks del Norte ante el peligro comun. — Triunfos de los federales en la guerra. — Meetings de los republicanos contra los democratas. — Intervienen en estas manifestaciones irascibles algunos emisarios de los abolicionistas de L6ndres. — La quinta de tres- cientos mil hombres. — Causas por que se decreto, y manera de interpre- tarla los interesados. — Motin de Nueva York. — Horrores de la anarqufa. — Horrible persecucion y matanza de negros, como resultado concreto y natural de tantas aberraciones. Y como si no bastara tanto descr<§dito y tan manifiestas perturbaciones en todos los elementos morales y materiales del mundo, segun se han expuesto en los anteriores capi- tulos, por causa de esa cuestion cuyo misterio a veces no me atrevo a penetrar, sospechando si sera providencial en cuanto trastorna las ideas, ofusca el pensamiento, envuelve entre densas tinieblas la verdad donde mas clara deberia verse, y hace, en fin, de la luz sombras, de la armonia desconcierto,^ altercados de la paz y ruinas y escombros de la riqueza mas legitima: como si no bastaran, repito, esas tremendas equivocacies, cuya aclaracion en ultimo resul- 246 tado se halla sometida £ la ldgica de los caiiones, robando al pensamiento hurnauo sus mejores atributos, todavia otro mal mas grave que todos los anteriores, peor que la guerra e infinitamente superior a las plagas con que Dios ha castigado a su hechura desde el diluvio universal aca; la anarquia, con todo su sequito de horrores, se ha comen- zado a manifestar sedienta de exterminio en estas comarcas de la America Septentrional, y siempre por la misina cau- ca: por causa de los negros! Tito Livio habia dicho algunos siglos atras: Nulla mag- na civltas diuquiescere potest: "no puede conservar mucho tiempo la tranquilidad un pueblo grande." (!) Por esto Roma perecio, y se aniquilo Cartago; y de la haz de la tierra desaparecieron Tiro y Sidon, y Grecia cayo en la nulidad, y de Esparta apenas queda un recuerdo en la his- toria. Por eso el pueblo de Israel se hizo deicida, y ha perdido su asiento, y anda errante y extranjero por todas las nnciones del mundo, y ha trastornado su fe y no se restablccera jamas: y en lo moderno tambien, aquellos emporios de la contratacion de Levante, Pisa, Geneva y Venecia, degradaron su representacion en el mundo, y de senoras que fneron, cayeron en esclavas. Y Portugal la cientifica, y Espana la conquistadora, que se repartian los imperios de Oriente y de Occidente por lineas convencio- nales, fneron a su vez desmembradas y casi repartidas; que tal es la ley natural de las cosas de este mundo en las naciones como en los individuos. Peroaunque asi debiese suceder algun dia con la gigantcs- ca republica de la America Septentrional, puesto que avara de extension y sedienta de dominio quiso renovar los tiem- pos de Atila en el continente donde esta asentada, inva- diendo hacia el Austro, como los Scitas, los pueblos de otras razas, de otras costumbres y de otras leyes tambien diversas de las suyas, a nadie le pudo ocurrir que la hora de la desolacion habia llegado ya, ni en entendiunento me- dianamente exjterimentado pudo concebirse la idea de un caos tan espantoso, al tiempo de sospechar la ccroania de una desmembracion local, facilmente realizable por causa de los negros. Otra vez seria necesario resumir aqui las calamidades con que ban desolado magnificas comarcas y desconcertado (1) Lib. eod. 247 & una nacion tan principal los abolicionistas, haciendo contraproducente el sentimiento que los impulsa, si con ello no hubicse de hacer agravios a la atencion do los lee- tores, suponiendo que depositan en el olvido las demostra* ciones que deben mantener con vivisima luz en la memorial Bastard, pues, este aviso para proseguir sobre aquellas desvenfuras la liistoria de nuevas calamidades y los vati- cinios de otras ruinas aim mayores, si la paz no acude presurosa a cicatrizar las promndas heridas que ticnen en peligro de muerte el cuerpo social, y a estorbar su comple- te acabamiento. Y porque la narracion seria dificil sin algunas digresiones aclaratorias, perrnitame el lector ex- plicate varios antecedentes de esta inmensa cuestion en la nueva faz que ha tornado, para que sepa de que raodo y a quien ha de atribuir la responsabilidad de las consecuen- cias que deduzca y de los hechos que se estan ejecutando. Vive de mucho tiempo aca la republics federal dividida en dos partidos, conjnnto cada cual de varias opiniones tambien entre si subdivisibles; que todo este desconcierto dicen que es necesario para que resulte la perfecta armonia del si stem a. Llamase el uno republicano radical y es cne- migo de la csclavitud: el otro se titula democrata con tendencias razonablemente conservadoras, y en 61 estaban afiliados todos los kombres politicos de los Estados escla- vistas. Durante muchos anos rigio el segundo de dichos parti- dos la marcha de la administracion, sacando a su voluntad los presidentes de la republica y muy a su devocion tam- bien las mayorias del Congreso y del Senado. Y supo- niendo que podria llegar la ocasion en que esta preponde- rancia olicial se carabiase a la otra banda, por no depender de intereses materiales, sino esencialmente politicos, cuya consistencia no es inquebrantable, antes bien muy movedi- za, es notorio que los Estados del Sur, sirviendo las ideas absorbentes del partido democrata, conquistaron a Tejaa llevando alia la esclavitud; atacaron a Cuba con animo de anexarla, porque tambien la tenia; pusieron a su devocion a una parte del pueblo mcjicano, ansioso de identiftcarge con los Estados Unidos y aim de confundir en el los algu- nas otras provincias de su vasto territorio, e intentaron, en fin, por medio de un golpe habilidoso, pero mal ejecutado, BQutar el pie en la America Central, para hacer iuquebran- 248 table con el tiempo su supremacia, y perpetuar su existencia en las regiones oficiales. El plan, como era de esperar, fracaso en su mayor parte y atrajo sobre la republica algunas reconvenciones dema- siado francas, y enemistades internacionales mas 6 menos ocultas. Y como sobre los calculos de una ambicion agre- siva que compromete la fama del pais, anda siempre la conciencia de las gentes honradas, en especial si los hecbos no corresponden a las combinaciones, el partido republica- no tuvo, al fin, trazas de apoderarse del poder como caso de conciencia, para poner coto a aquellas demostraciones agresivas que tanto lastimaban en el exterior el credito de la patria. No dire yo que para regir la conducta de la nueva ad- ministracion se admitiesen consejos sospecbosos de gentes advenedizas, siendo la condicion bumana de por si tan in- clinada a los extremos, que casi nada ejecuta en sus altas especulaciones con una prudencia previsora: pero bien se puede asegurar que si el triunfo electoral de los republi- canos en las urnas balago las tendencias de los abolicionis- tas extranjeros, su conducta no correspondio en pequena escala sino en inmensas proporciones a la expansion de aquellas gentes, y a los temores de todo buen americano. Y el caso es que presidiendo la prudencia a los actos de los nuevos gobernantes, nada bubiera sido mas facil que realzar su prestigio y consolidar su poder, anatematizando las aventuras exteriores en que el partido democrata babia alcanzado barto descredito. Pero sea que el triunfo elec- toral envanecio a los republicanos mas de lo que^ bubiera sido razonable, 6 sea que de sus miras contrarias . a la esclavitud quisieran valerse algunos enemigos encubiertos para dar a la republica un golpe de muerte, lo cierto_ es que las demostraciones fueron amenazadoras en seguida contra el partido que acababa de sucumbir en los comicios, y que de esto no solamente resulto la guerra civil, sino el ensanamiento mas terrible entre ambos bandos, babiendose pasado al de los democratas todos los bombres pacificos y lealmente republicanos. Estos sentimiontos de intransigente aversion se compri- mieron mucbo tiempo sin embargo; porque la salvacion de la republica dentro de su constitucion federal estaba siendo el punto de mira comun a ambos partidos. Pero la guerra que comenzo con caracteres esencialmente desola- 249 dores, tales coruo no se debian esperar, suponiendo, segun teorias imiy acreditadashasta aqui y ahorafallidas absoluta- mente, que la mayor suma de libertades publicas producia en igual cantidad la civilizacion, y que esta cuando es verdaderamente solida por sus instintos humanitarios se conoce; la guerra, vuelvo a decir, comenzada de una raa- nera cruel, se fue ensaiiando cada dia mas, hasta el pun to de hacerse insoportable para la huinanidad y para la po- litica. En el capitulo anterior y en una estadistica que extre- mece el animo, cansa la imaginacion y exprime el senti- miento, hay comprobantes de esta verdad en su concepto humanitario; bien que aquellos no sean todos los que exis- ten en los documentos de oficio y en los heckos parciales que ha de recoger la historia. Cuando se diga que en tres arios de guerra civil perecio un millon de hombres, y con el perecieron tambien mas de cien generales entre uno y otro campo (*): cuando se sepa que ciudades indefensas han sido reducidas a escombros, no por resistirse al inva- sor, que tal no hicieron, sino por ser de territorios enemi- gos: cuando se lea, con escandalo de toda idea moral, que los vencedores marcaban con el sello de la prostitucion a las mujeres y a las hijas de los vencidos, en los hechos de su brutalidad privada y en los desahogos de sus proclamas a tambor batiente ( 2 ): cuando salgan a la luz de la execra- cion universal los nombres de esos tiranos que envilecieado las nobles insignias del magisterio militar hacian de paci- ficos ciudadanos represalias de muerte, y adinitian sustitu- [1) Segun datos sacados de los archivos de Washington, antes de la in- vasion y de las grandes batallas habidas en Pensilvania en julio de 1863, los ej<5rcitos federales habian perdido desde el principio de la guerra treinta y siete generales muertos en el campo de batalla 6 fuera de 61 por causa de sus heridas. En las acciones postcriores a este dato han muerto ocho generales mas tambien de los del Norte. Suponiendo que el ejercito con- iederado haya tenido iguales perdidas desde el principio de la guerra hasta hoy, y que de aquf a que de ella se cumplan los tres afios algunos otros moriran, no me parece exagerado, ni a nadie se lo parecera, el c6m- pulo de los cien generales muertos. (2) No hace muchos dias, en Setiembre de 18G3, que en el Estado de Arkansas se publicaba un edicto para reclutar soldados en la siguiente forma : " i Nada de compromisos con los rebeldes ! j No haya cuartel para los Bushwackers ! — A la traicion seguira la desolacion, por doude quiera que marche el regimiento. — jA matar! — Wast Willis, el de Louisiana, nece- sita cien hombres que vivan a media racion y quieran morir antes del dia de la paga ! " 250 los para la ejecucion, ahogando en sangre los mas puros sentimientos de la familia; cuando todo esto se publique circunstanciadamente y sin poderlo negar, avergonzados de tanta degradacion, los buenos ciudadanos, entonces se com- prendera mucho mejor que ahora por que en militar espi- ritu que con la guerra civil nacio y en ella hizo su apren- dizage de soldado, pudo calificarse en las lineas anteriores de insoportable para la humanidad la guerra civil de los Estados Unidos de America. (*) Y que lo es igualmente, visto por el lado de la politica, y tratandose de un pais tan celoso de sus libertades, tam- poco se puede negar, recordando la historia de todas las naciones republicanas, y observando aqui con fllosofica me- ditacion el curso de los acontecimientos. Yo he visto ya en los Estados Unidos de la Am6rica Septentrional, y de propia experiencia arguyo por lo tanto, comprimida la voluntad individual en el estrechlsimo circu- lo de las ordenanzas militares: aquella que era antes tan expansiva en sus manifestaciones y en sus hechos, absolu- tamente independiente de toda otra voluntad que no estu- viese dentro de si misma. He visto practicarse con extre- mado rigor el principio de la ciega obediencia a la voz de mando; que si es garantia indispensable de subordinacion en los ejercitos, tambien es costumbre eminentemente peligrosa para la libertad de las naciones. Yo he visto convertidas en cuarteles las fabricas manufactureras; los talleres en parques de artilleria; en campamentos las pla- zas y los mercados publicos, y los edificios particulates de mas valor en cuerpos de guardia, y muy a gusto de sus duefios. lie toclos esos caracte>es y esas transformaciones de una sociedad antes pacifica y esencialmente trabajadora e in- dustrial, en donde el ejercito apenas se conocia mas aca de las fronteras, y esto en exiguas proporciones, bien pu- diera ser que ningun peligro real y positivo perseverase contra las instituciones, ora la guerra se prolongue mucho, 6 bien terra ine antes de llegar al cuarto afio. Pero ade- mas de esas cosas que he enumerado, cada una de las cua- les por si sola es una amenaza politica, y todas juntas un (1) El autor de este libro naci<3 en Espafia cuando ya se habia comen- zado la guerra civil entre liberates y realistas el aiio de 1820 ; y habiendo abrazado la carrera militar ea 1835, estuvo cinco aiio3 ea carupaiia, adlia- do en las tropas de la lleiua. 251 raal de inmensosresultados, yo he visto tambien dies 6rga- nos de la opinion piiblica en la prensa pedir mordazas para sus opositores; aqui donde la libertad del pensamiento es- crito no estaba subordinada a ninguna jurisprudencia! Pnes, y la gloria militar? ese rnito esplendoroso, que oculta en las bellezas del iris que lo circunda toda la cor- rupcion de su existencia devastadora: que brilla mas cuan- to mas se ceba en sangre humana, por las rojas tintas con que acre^ienta las galas de sus triunfos: que es azote de la humanidad vestido de purpura, para que la humanidad misma le aplauda en sus ofuscaciones: legado de Cain, patrimonio de salvajes; odiosa reminiscencia de los pueblos antiguos, y aberracion inverosimil de las sociedades mo- dernas. La gloria militar, enemiga del Dios h ombre, apostrofe de la luz y faro de la ignorancia: que presume de omnipotente en el Calvario, y quiere ser emula de la verdadera gloria: afrenta de Colon: difamadora de Euclides y de Newton en sus aplicaciones matematicas; y por cau- sa de la rapidez con que esparce ahora sus desolaciones, amago de maklicion contra el vapor y el telegrafo. ^Pues y la gloria militar, vuelvo a decir, no esta entran- dose a tambor batiente y a paso de carga en el corazon ge- neroso de los hombres libres, para ponerlos a condicion de esclavos? Yo he visto tambien en los Estados Unidos, y en sus ciudades mas populosas e ilustradas, hacer ovacio- nes como a Cesar aim general medianamente afortunado. Mc Clellan ha sido y aim es y seia entidad trascendental para el bien de la republica en sus aspiraciones politicas, 6olo porque ha gobernado bien las huestes militares. A Meade, apenas conocido sino de su brigada pocos dias ha, ya le ban propuesto en algunos circulos candidato para la presidencia: y no porque haya hecho ejercicios de famoso legislador y excelente republico, sino porque hresentado en la tamosa trupelia cometida por el general Buinside, y 252 eete en la elocuente palabra del senador Vallandigham, ( ! ) cuando hablaba en favor de la paz de la republica, los bombres mas previsores de esta, y no digo los mejores por no agraviar a los mas ofuscados, se levantaron todos a la vez y en un solo eco corifundieron sus voces para protestar contra aquel atentado; amago de otros may ores, por ser la expresion del despotismo militar, fruto legitimo de la guerra, logica de los campamentos, y resultado infalible de la autoridad constituida sobre el principio de la obe- diencia ciega. Cuando esto sucedia, despues de dos afios crueles de exterminadora ofuscacion, durante los cuales toda palabra hubiera sido inutil a favor de la paz y nadie se habria atrevido aim a pronunciarla entre los contendientes; con que gloriosa satisfaccion comence a considerar en mi propio terreno el desarrollo practico de la idea germinadora que a mi me dominaba desde mucho tiempo atras, emitiendola en (1) Para que estas indicaciones se conozcan con mas exactitud sin aglo- merarlas en el cuerpo de la obra, insertar^ aqul la relacion del caso, tal como la hizo La Cr6nica de Nueva York en los parrafos siguientes : " La atencion del publico se halla hoy fija en un acontecimiento de bas- tante importancia y cuyos resultados es imposible prever, aun cuando ca- si todos nuestros colegas son de opinion que puede muy bien dar margen a la guerra civil en el Norte mismo. Sabido es que el general Burnside, despues de haber sido relevado del mando en jefe del ej6rcito del Potomac, fu6 nombrado comandante general del Estado del Ohio, en donde no tar- d6 en hacerse notable por el rigor de sus providencias. Una de ellas prohibe terminantemente escribir, hablar 6 expresar ideas contrarias a la marcha del gobierno y a los actos de los abolicionistas, so pe.na de depor- tacion, encarcelamiento 6 iusilamiento sumario y ejecutivo, segun las cir- cunstancias del caso. " Un representante del Ohio, Mr. Clement L. Vallandigham, dem6crata puro, uno de los campeones mas esforzados del partido de la paz, y can- didate para el empleo de gobernador de su estado natal, pronunci6 el dia 30 de abril en Mount Vernon un discurso atacando con la mayor vehe- mencia los actos del general Burnside, calificandolos de arbitrarios e" im- pollticos. Esto era violar premeditadamente la 6rden arriba citada, y dicho jefe, en uso de su autoridad, decret6 el arresto del culpable, lo cual se llev6 a efecto subrepticiamente en la maiiana del dia 5 del actual, ha- llandose Mr. Vallandigham en su casa en Dayton. No bien lo supieron fos amigos del preso, se reunieron en masa, principiaron a tocar a rebato y trataron de arrnncarle de entre las manos de la tropa, aunque iniitil- iuonte, y Mr. Vallandigham fu6 conducid© a Cincinnati como un criminal. Los habitantes de Dayton se sublevaron entonces, cortaron los alambres del tel6grafo, incendiaron las oficinas del periodic6 abolicionista de la po- blacion y otros edificios, cuyo valor se calcula en $40,000, y destruyeron el puente del ferrocarril de Xenia. El general Burnside, por su parte, envi6 tropas de Cincinnati y Columbus, declar6 en estado de sitio a los condados de Dayton y Montgomery, con lo cual y con el arresto de trein- ta de los principalea revoltosos, se restableci6 al fin el 6rden." 253 c*. nsultas de casi publico car&cter, defendiendola de incredu- laspreocupaciones, llevandola como proposiciones alespiritu de algunos poderosos entre los beligerantes, y discutiendo sus bases en particulares conferencias! jOh! entonces no hubiera yo cambiado por todo el oro del niundo aquel feliz augurio de la realizacion de una esperanza; porque en mis oidos resonaban como recompen- sa celestial las palabras del Profeta: " Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que anuncia y predica la paz: del que anuncia el bien y predica la salud!" (!) Y luego, considerando hacedera aquella manifestacion de una parte del sentimiento publico, tambien creia, mas 6 menos proxi- ma, pero segura al cabo, la realizacion de este vaticinio: " Y de sus espadas forjaran arados y de sus lanzas hoces; no alzara la espada una nacion contra otra nacion, ni se msayaran mas para la guerra." ( 2 ) Pero volviendo 4 la narracion de los hechos, interrum- pida por esa digresion del entusiasmo propio, que el lector, estoy seguro de ello, sabrd, comprender y disculpar, el atentado de Burnside, proemio de graves des6rdenes que entonces se inauguraron en pequena escala y que mas tarda estallaron con caracteres evidentes de disolucion social, produjo, sin embargo, el bien inefable de uniformar en la idea de la paz sentimientos que andaban dispersos en los animos por falta de un pretexto cualquiera que los armo- nizase, y para el cual fue sumamente propicio el susodicho atentado. Porque en casi todos los Estados del Norte lejanos del teatro de la guerra, y en el de Nueva York en particular, que por ser el mas populoso es tambien el mas influyente en la marcha de los acontecimientos, se organi- zaron grandes reuniones 6 meetings del partido demoer&ti- co, no ya tanto para protestar contra las tropelias del ge- naral Burnside, como para pedir la paz & toda costa. Tiene este meeting, el que se verifico en la ciudad de Nueva York el dia 18 de mayo de 1863, una trascendencia inmensa para los efectos de este libro; mas como quiera que su narracion circunstanciada se apartaria absoluta- mente de los fines k que el presente capitulo va encamina- do, nos contentaremos por ahora con anunciar que se veri- fico, para convenir, mas de treinta mil ciudadanos que asistieron 4 el, en las siguientes declaraciones: (1) Isaias, cap. IV, vcrsfculo 7. (2) Idem; idem, verskulo 4, 254 " Resuelto : Que los electores y el pueblo del Estado de Nueva York que basta ahora ban profesado el nombre y se ban adberido a los principios conocidos por democrati- cos, desean declarar su inalterable adbesion tanto a estaa verdades como a la Constitucion y las enmiendas de ella, que forman la ley suprema de la tierra; que la obediencia a la Constitucion es, segun ellos, tanto el deber de los ciu- dadanos como el de los magistrados, mirando tal obedien- cia como el unico medio de perpetuar la Union, y por el la unica esperanza de restablecerla. " Eesuelto: Que la soberania de los Estados y la sobe- rania del pueblo, como se asienta en las resoluciones de Virginia y Kentucky, cuyos autores fueron Jefferson y Madison, son los principios fundamentales del partido democrata; que son la esencia vital de la Constitucion; que estan difundidos en cada renglon y requisite de ese instrumento, y el negarlo seria reducir nuestro sistema po- • litico federativo a la anarquia 6 al despotismo. (Vivas!) " Resuelto: Que bajo la Constitucion no bay facultad en el gobierno federal para coartar a los Estados, 6 a nin- guno de ellos, por la fuerza militar. Si existe algun poder de coartar, es en el poder legal, no en el militar. Que el partido democratico, si es fiel a sus propios bonrados prin- cipios, no puede sostener una guerra contra Estados sobe- ranos; sino que creemos deber del partido proclamar estos principios abiertamente, para que el pueblo pueda ver que al rnenos bay una organizacion politica que procede bonra- da, independiente y verdaderamente con ellos. " Resuelto: Que la guerra en su principio y continua- cion, siendo contraria a la Constitucion, debe necesaria- mente consumir pronto todos los elementos de union; y de abi, que nuestro deber como ciudadanos, nuestras obliga- cioues como bombres, y nuestra relacion con nuestro padre comun, demandan que se ponga fin a lo que es repugnante a la ley, horroroso a la humanidad y a la civilization de esta era ilustrada, e incompatible con el espiritu benigno y reli- gioso. (Aplausos.) " Resuelto: Que las pretensiones de anular las estipu- laciones de la Constitucion que indican la manera de^ cas- tigar todos los crimenes, son atentados violentos a los deberes jurados de nuestros gobernantes, y que los parti- cipantes en semejante politica son culpables de dirigir un golpe parricida a la vida de nuestra ley suprema. 255 " Resuelto: Qne pretender el poder dictatorial ilimitado, bajo el pretesto de necesidad militar, y el enjuiciauiiento de ciudadanos que no estan en el servicio de las fuerzas de mar 6 tierra 6 en la milicia en servicio activo, es una cosa monstruosa tanto en la teoria corao en la practica. (Aplau- sos.) Que es equivalente a una entera abrogation de la Constitution, y la ereccion en su lugar de un despotismo militar. " Resuelto: Que el dogma de entera sumision a la vo- luntad del ramo ejecutivo del gobierno es indigno de un ciudadano americano y contrario al # principio de la libertad constitutional (vivas !); que tal concesion es mas propia de los dias oscuros y enojosos de la era del despotismo feudal que de los tiempos en que los derechos del hombre merecen el miramiento hasta de los monarcas: y atribuimos la exhibicion de este abyecto servilismo como dictada por un espiritu de fanatisrno, resuelto a lograr su objeto aun & costa del sacrificio de su libertad personal. (Hurra!) "Resuelto: Que seriamos indignos del nombre de ciu- dadanos americanos de este libre e independiente Estado, que pretende el primer rango entre los soberanos compo- nentes de la Confederacion Americana, si no protestasemos contra el cobarde, despotico, inhumano y maldito acto que ha consignado al destierro al noble tribuno del pueblo — el honorable Clement L. Vallandigham — (vivas, levantan- dose los concurrentes en la mayor confusion. " Trcs vivas para Vallandigam " y " Tres gemidos por Burnside") — protestamos contra ello en nombre de la libertad en nom- bre de la humanidad y en nombre de Washington. Espe- rantos que el pueblo de Ohio tendia la oportunidad de condenar este acto, eligiendo al Sr. Vallandigam para proximo gobernador del Estado. (Vivas). " Resuelto: Asi, creyendo que no puede haber seguridad en las personas y propiedades mientras dure la guerra, y que por su continuacion el propio gobierno sera entera 6 iirevocablemente subvertido, y que el Sur, asi como el Norte, se desmoronaran en una ruina y devastacion gene- ral, recomendamos en nombre del pueblo que haya una suspension de hostilidades entre ambos ejercitos conten- dientes de las divididas secciones de nuestro pais, y que una convencion de los Estados confederados, y otra sepa- rada de los Estados que aim se adhieran a la Union, se reunan para acordar y determinar finalmente de que ma- 256 nera y en qu6 forma las secciones contendientes seran re- conciliadas; y poniendo al Todopoderoso por testigo de la rectitud de nuestras intenciones, imploramos a los que se hallan en autoridad, que escuchen la voz de la razon, del patriotismo y de la justicia. (Vivas.) "Kesuelto: Que coa el fin de que nuestros principios as! publicamente declarados sean practicamente llevados a efecto, y que exista una autoridad del Estado emanando directamente del pueblo, para convocar cualquiera otra convencion de la democracia de paz, si llegare a ser conve- niente 6 necesaria, y negando toda intencion de distraer la organizacion dernocratica en este Estado, siernpre que re- fleje los sentimientos de las masas, los senores que a con- tinuacion se nombran, representando cada distrito congres- sional, formaran un Coraite del Estado, para ese fin, con plenos poderes para poner en accion, a favor del exito de nuestros principios, todo aquello que les parezca justo y propio." Leyeronse en el meeting muchas cartas de adhesion es- critas por gente notabilisima entre los suyos, del partido democrata; pero entre todas ninguna fue tan significativa como la del gobernador del Estado, Mr. Horacio Seymour, no solamente por la posicion oficial de dicho caballero, si- no por la energica amenazadora franqueza con que estaba redactada tal y como va en seguida. " Departamento Ejecutivo (Casa de Gobierno.) "Albany, 16 de mayo de 1863. " No puedo asistir a la reunion, pero quiero que se sepa mi opinion con respecto al arresto de Mr. Vallandigham. Este acto ha deshonrado la nacion y esta preiiado de ame- nazas y peligros para nuestros hogares y nuestras personas. Es una violaeion premeditada de la ley y la justicia. Es- cuchando la delacion de espias pagados, huyendo de la luz del dia y en el silencio y oscuridad de la noche, una parti- da de hombres armados viola el hogar de un ciudadano americano, y le conduce furtivamente ante un tribunal militar, cuyos actos carecen de la formalidad que se obser- va en nuestros tribunales civiles. Semejante acto encierra una multitud de ofensas contra nuestros mas sagrados derechos. Ahoga la libertad de la palabra; viola los dere- chos que hacen sagrados nuestros hogares contra los regis- tros y las confiscaciones injustas, y pronuncia una sentencia 257 sin formation de causa, a menos que se llame tal a lo que solo es nna burla, un insulto y un atropello. Los perpe- tradores de estas ofensas tratan abora de iraponer castigo, no a una ofensa contra la ley, sino a la desobediencia a una orden tiranica expedida con menosprecio de los prin- cipios de la libertad civil. Si tales actos son aprobados por el gobierno y sancionados por el pueblo, no sera ya un paso dado hacia la revolution, sera la revolution misma; porque no solo conducen al despotismo militar, sino que lo establecen de hecho. Coino tal lo debemos aceptar 6 desechar. Si lo aceptamos, perecieron nuestras libertades, y la seguridad de nuestras personas y propiedades depen- dera en lo sucesivo de la voluntad arbitraria de los jefes militares que nos envien para gobernarnos, y nuestras ga- rantias constitucionales caeran hechas pedazos. Los go- bernadores y tribunales de algunos Estados del Oeste ban quedado ya reducidos a la nada ante las despoticas facul- tades usurpadas y ejercidas por los jefes militares enviados alii. Terrible cosa es aumentar los peligros que nos rodean, menoSpreciando de este modo la ley y las autoridades ju- diciales del Estado. Los habitantes de esta nation esperan hoy con la mas profunda ansiedad la decision del gobierno. Habiendole apoyado generosamente para proseguir la guerra, tenemos que hacer alto para ver que clase de go- bierno es el que nos pide nuestra sangre y nuestro oro. La decision del gobierno hara ver a mas de la mitad de los habitantes de los Estados leales si se hace la guerra para sofcear la rebelion del Sur, 6 para destruir las instituciones libres del Norte. Aguardamos dicha decision con la mas 6olemne solicitud. — Hokacio Seymour." De tanta agitation y tanto movimiento con que inaugu- ro la mas siguificativa de sus evoluciones politicas el par- tido democrata contra el despotismo militar engendrado en la guerra, y a favor de la paz en seguida, como conse- cuencia natural, resulto identica actividad en el partido republicano para contrariar a aquel, siguiendo el opuesto camino. Y como la existencia de este ultimo partido se nutre del principio de la abolition de la esclavitud como de alimento indispensable, al foco de esa idea acudio pre- suroso por las vias oflciales, bien que indirectamente, para remachar los acuerdos mas violentos tornados contra el Sur, en nuevos tratados de caracter international que obli- gasen a toda la repiiblica; con lo cual no solamente destrui- 258 rian los republicanos por su cimiento las manifestaciones pacificas de sus adversarios, sino que haciendo iraposible todas las bases hasta entonces existentes para una decorosa transaccion entre el Norte y el Sur, se liariau en el poder omnipotentes con los recursos de la guerra. Por esto el telegrafo de Londres anunci6 el 2 de junio & todo el rnundo que en aquellas camaras se agitaba el pro-? yecto de reclamar para los buques de la marina real inglesa el derecho de visita sobre todas las banderas, absolutamen- te todas, en las costas de Madagascar; y por eso tambien diez dias despues el niismo agente comunicativo, hacien- dose lengua del Lord Palmerston, afiadia: que entre los Estados Unidos y la Gran Bretana se acababa de firmar un tratado para establecer reciprocamente entre ambas naciones el susodicho derecho; quieredecir, que el partido radical de la federacion habia depuesto la altivez de sus inmunidades, con el doble fin de tener a raya todo proyecto de pacificacion que viniera del bando contrario, y de es- torbar al misnio tiempo que los Estados del Sur fuesen reconocidos como nacion beligerante por las pot'encias europeas. Tal era el estado de las cosas cuando algunos reveses de fortuna sufridos por las tropas federales en el Potomac, y la urgente necesidad que los confederados del mando de Lee tenian de provisiones y recursos, aconsejaron a este general hacer una invasion poderosa en los Estados del Norte; la cual verifico entrandose resuelta y victoriosa- mente con mas de cien mil soldados por Marylandia y Pensilvania; poniendo en jaqne a Filadelfia y amenazando al Capitolio. Dio el suceso esperanzas k muchos e infundio serios te- mores a los mas, sembrando la alarma en todos; artificial en algunos; pero sin exclusion con muestras exteriores y visibles. Al exito de una batalla estaba encomendada la suerte de la republica; y como de estas situaciones extre- mosas siempre sacan partido los que estan debajo, tumul- tuosas demostraciones hizo el partido democrata a favor de un reputado general, que iban a dar de recliazo en el credito del gobierno, por la mala fortuna con que habia luchado el de su confianza. Y luego, ponderando los peligros de la patria 6 invocan- do su remedio como caso de extrema necesidad, no se con- tentaron los oposicionistas k la administracion radical con 259 exigirle en son de amenaza las providencias amoldadas a sus aspiraciones de partido; sino que poniendose en terre- no estrategico para acomodar bien a los sucesos ulteriores su actitud, tambien prorumpieron en denuestos y auiena- zas, aplazadas para una escrupulosa residencia despues de rechazar al enemigo que era comun a todos. " Derrotemos primero y arrollemos a los rebeldes, decia el Herald de Nueva York en el articulo que se ha inser- tado en el capitulo X, y entonces, sin dilacion ni duda, 11a- memos a cuenta final y severa a los traidores abolicionistas del Norte, que son los responsables de la rebelion y de los trinnfos que ha obtenido." Un general, apenas conocido entonces, y sacado a la ventura de entre los generales subalternos, para tomar el mando en jefe contra las tropas invasoras, dio a la activi- dad toda la importancia que tiene en las operaciones mili- tares; a Lee un terrible desengano; a la patria inmolo muchas victimas, es verdad; pero tambien dio a las armas de la federacion tres dias de gloria. Todavia sobre una extension de once leguas estan apiiiados los cadaveres con que se celebro este ano el aniversario de la independencia nacional; y aun en aquel inmenso cementerio que parece que no se acaba nunca, tal es su sangrienta extension, donde ni siquiera un arbol ha quedado en pie, porque to- dos han sido tronchados a la raiz de la tierra con el hierro que vomitaban trecientos caiiones de disforme calibre, aun alii se hallan hoy madres desoladas que reunen instintiva- mente pedazos de carne humana para llevarse cada cual el cadaver de su hijo! El exito de aquella Jornada extrema alento mucho a los republicanos. jQuien sabe si los democratas la esperaban adversa para anonadar a sus enemigos y concertar la paz con los del Sur! Pero habiendo sido el caso tal y como sucedio, los abolicionistas hicieron tambien sus meetings, y los templos se profanaron para hacer resonar dentro de ellos el exclusivismo de los partidos y las pasiones de los hombres. De estas reuniones tambien yo he presenciado algunas. jCuantos sarcasmos se profirieron en ellas contra las que habian celebrado los partidarios de la paz, devolviendoles 4 su vez el epiteto de traidores! jy con que inusitada ar- rogancia se proclamo la sumision del Sur, sin ninguna transaccion y solo por los efectos de una guerra de extermi- 260 nio! Al contemplar tales pormenores, no lo pude disimular, muchas veces se dilataron mis ojos dentro de las orbitas para mirar mejor el lugar en donde estabamos; porque las materias a que se encaminaban los discursos de aquellos sacerdotes eran de todo punto extranas a la santidad del templo. No hubo exageracion que no se proclamase, ni extrava- gancia que no se cometiese. En una iglesia de Jersey City oi a un venerable anciano de larga, rizada y blanca cabellera, rostro curtido por mas de setenta aiios, y ata- viado para su discurso como para una fiesta principal, acabarlo, tras muchas chanzonetas, con una cancion de muy mal genero. Los oyentes aplaudian los pasos mas graciosos como si fuese en un teatro; y al entonar su letri- Ua final hubo bravos, hurras, estruendoso ruido de basto- nes en los asientos, silvidos y estrepitosas carcajadas. Tambien la mira siniestra de una embozada enemistad se hizo oir en otro templo con caracteres amigos. Los abolicionistas ingleses no podian dejar de tener su sitio senalado, donde se trataba de ahogar en sangre la propiedad fundada sobre el trabajo de los negros. Y para que se vea si tengo razon para expresarme asi, oigase al Herald de Nueva York del dia 7 de julio de 1863, como daba cuenta de una de aquellas reuniones. " El domingo por la tarde el Tabernaculo de Broadway se hallaba completamente lleno de personas que habian acudido a escuchar el discurso que el reverendo Dr. Massie, de Londres, iba a pronunciar sobre la simpatia inglesa en favor de los anti-esclavistas de los Estades Unidos. El Dr. Massie viene como representante de los cuatro mil sacer- dotes ingleses que han protestado contra el reconocimiento de la confederacion de los esclavistas y estan en favor de la emancipacion. El Dr. Thompson presento al Dr. Mas- sie, que desde luego procedio a pronunciar un extenso dis- curso, estableciendo la soberania de Dios, la fraternidad del hombre y los designios de la Providencia al hacer de la America la tierra de la libertad, de la religion y del sa- ber. Dijo que se avergonzaba de que solo cuatro mil cle- rigos ingleses hubiesen firmado el documento que simpatiza con los Estados Unidos en su conflicto con la esclavitud, y afirmo que miles de ellos no habian firmado por error, y por estar en la creencia de que la guerra americana nada tenia que hacer con la esclavitud. Demostro que los in- 261 tereses de Inglaterra y America eran identicos, y senalo las dificultades con que tropieza el pueblo ingles, y entre las cuales se cuenta la ignorancia de la geografia de los Esta- dos Unidos. Varios clerigos le habian pedido que les ex- plicase que diferencia habia entre las palabras republicano y democrata. Dijo que habia pronunciado discursos ante auditorios inrnensos en Escosia e Inglaterra, y especial- mente en el Lancashire; y aunque algunos de los oyentes eran trabajadores que acababan de llegar de los arsenates en donde se estaban construyendo buques piratas, y que se burlaban de los sentimientos antiesclavistas, ninguno de ellos acepto el reto de defender la causa del Sur. La gran mayoria del pueblo ingles se halla en favor del Norte, y desea ardientemente la abolicion de la esclavitud. El Dr. Messie dio cuenta minuciosa de la gran conferencia cele- brada en Manchester, y en la cual se aprobo la redaccion' de un memorial (que ley 6), expresando la mayor simpatia en favor de la emancipacion de los esclavos. Felicito a los Estados Unidos por la abolicion de la esclavitud en el dis- trito de Columbia, por la extincion del franco de esclavos y por la proclama del Presidente. " En fin, condeno todo acto retrogrado en lo que respec- ta a la emancipacion. Dijo que habia venido a este pais a defender la causa de la justicia en favor de los ciudadanos negros de los Estados Unidos, y tambien como amigo de los duenos de esclavos; y que deseaba obtener la coopera- cion de America con Inglaterra, para difundir los principios de la religion de Jesucristo." En resumidas cuentas, y puesto que los triunfos recien- tes de las armas federales alentaban el desembarazo de las lenguas, devolvieronse a los democratas palabra por pala- bra y discurso por discurso, todas las proposiciones y to- dos los apostrofes que en sus meetings de paz habian resonado contra el otro partido. ^ De toda eta safia, mal disimulada y peor comprimida, facil era adivinar el verdadero estado de los animos y los desordenes que podian sobrevenir al primer asomo de dis- gusto positivo 6 artificioso. Y como los genios del mal no estan ociosos cuando con mano fuerte no se hallan repri- midos, a una medida eminentemente previsora y de carac- ter nacional se asieron como pretexto, para sacar a la su- perficie de la repiiblica y de los partidos el fuego voraz que estaba oculto en sus entranas. 262 Las armas del imperio frances acababan de triunfar en la republica mejicana; si por acaso restableciendo el orden interior con una nueva forma politica a todas luces salva- dora en los pueblos de la raza latina, haciendo tambien de la independencia nacional un verdadero problema. Esta novedad, la de la intervencion europea, introducida en el Nuevo Mundo por primera vez desde que sus actuales naciones se hicieran independientes, tan contraria & la fa- niosa politica de Monroe, que es credo de los americanos, y tan opuesta tambien a sus practicas de oiicio respecto a los pueblos del otro continente, no hizo, que digamos, el mejor efecto en las regiones administrativas de la federa- cion, ni pudo tampoco dejarse correr a la ventura. ( ! ) Y (1) El gobierno americano estaba tan sobre aviso respecto a la interven- cion europea en Mejico, que para conservar libre su action ;i toda even- tualidad, cuido especialmente de no comprometerse, ni siquiera por las vfas diplomAticas, en otras intervenciones. Quisiera haber podido sor- prender su estrategica actitud, para fundar siquiera un precedente habil, la cancillerfa de las demas naciones ; y con este fin Francia, Espana 6 Iu^laterra, cuando firraaron el protocolo de L6ndres, invitaron a los Esta- dos Unidos a formar parte de la colectividad, por ser cosa, decian, que tanto importaba a la republica del Norte. Eludi6se en Washington el compromiso, como era de esperar; y despues, habiendo surgido el con- flicto de Polonia, con un caraeter al parecer tan generoso y tan simpatico, segun dicen, a toda idea liberal, otra vez la Francia por si sola invito a los Estados Unidos a fin de que robusteciese con su poderosa adhesion el mensaje concertado con Inglaterra y Austria para enviar a San Peters- biugo. La respuesta del gobierno federal es un modelo en su clase, y dice de este modo : "Washington, 11 de mayo de 1863.— Mr. Mercier me ha leido, y a mi instancia dejado copia de un despacho fechado el 22 de abril, que recibio de Mr. Drouyn de Lhuys, y se refiere a los importantes acontecimientos que tienen lugar en Polonia, llamando la sena atencion de los principales Estados de la°Europa occidental. Mr. Mercier, al mismo tiempo, me ha entregado copia de un despacho relativo a los mismos sucesos, y dirigido por Mr. Drouyn de Lhuys al embajador de Francia en San Petersburgo. " Por el primero de estos documentos vemos que el paso dado por el gabinete de Paris, a fin de ejercer una infiuencia moral en S. M. el empe- rador de Rusia, ha recibido la aprobacion y el concurso de los gabinetes de Viena y L6ndres; y que el emperador de los franceses, apreeiando todo el valor de nuestras simpatfas histdricas hacia Polonia por una parte, y por otra nuestra antigua amistad con respecto a Rusia, tendria a dicha la cooperacion del gobierno d© los Estados Unidos en esta cuestion impor- tante. , " Habiendo ya recibido instrucciones del Presidente, puedo comunicaros ahora nuestras miras sobre este particular, para exponerlas a Mr. Drouyn de Lhuys. . "El gobierno americano agradece muchfsimo la consideracion de que ha dado pruebas el emperador, al reclamar su concurso para un objete doblements importante bajo el punto de vista del 6rden y de la humani- dad. No le han causado una impresion menos agradable los sentimientos que el emperador Napoleon ha mandado expresar en San Petersburgo de 263 eorao con dicha novedad coincidiesen amagos do otro mal mas directo, si no mayor, porque el emperador Napoleon no disimulaba sus amnios de reconocer la confederacion del Sur, y en las cainaras inglesas y en otros centros po- derosos de la opinion en el mismo pais, tambien con el propio fin se hacian esfuerzos inauditos, era necesario que el gobierno de Washington declinase en una indiferencia criminal la importancia de aquellos sucesos, 6 que, para tin modo tan cort6s, y el llamamiento que ha hecho a las mas nobles sim- patfas de la humanidad. " El car&cter tan franco y humano del emperador de Rusia, que recien- temente se ilustro con la emancipacion de tan gran numero de siervos, y el establecimiento de una justicia imparcial y real en sus dominios, nos da la seguridad de que este llamamiento sera aceptado, y hallara en San Pe- tersburgo toda la benevolencia compatible con el bieneslar general de loa vastos Estados que el emperador de Ilusia gobierna, con tanta sabidurla y moderacion. "No obstante, a pesar de la favorable acogida que estamos dispuestos a dispensar a la sugestion del emperador de los frauceses, el gobierno americano encuentra una dificultad insuperable en asociarse, como se 1« pide, a los gabinetes de Paris, L6ndres y Viena. "Habiendo fundado nuestras instituciones sobrela base de los derechos del hombre, los creadores de nuestra repiiblica ban sido considerados siempre por todo el mundo como reformadores polfticos; y muy pronto se ech6 de ver que todos los revolucionarios de todos los paises contaban coa una simpatfa efectiva de los Estados Unidos, ya que no con su concurso y su proteccion. " Apenas se habia establecido nuestra hermosa constitucion, que ya se hizo indispensable para el gobierno de los Estados Unidos examinar has- ta que punto era compatible con nuestra seguridad y nuestro bienester el intervenir en los asuntos polfticos de los Estados extranjeros; bien sea per medio de una alianza, bien por una accion comun de las poLeucias amigas, 6 de otro modo. " Un llamamiento urgente para un concurso de esta naturaleza nos fu6 dirigido respecto de Francia: este llamamiento era sancionado y adquiria una nueva fuerza, merced al tratado de alianza y de miitua defensa ent6n- ces existente, y sin el cual, preciso es confesarlo en honor de la Francia, no se hubieran afirmado con tanta prontitud nuestra soberaufa y nuestra independencia. " Este llamamiento caus6 tan honda impresion en el corazon del pueblo americano, que solo el respeto que profesaba al padre de la patria, en el apog£o entonces de su grandeza moral, pudo hacerle admitir que, atendi- da la situacion de nuestra repiiblica, el caracter de sus partes constituti- vas, y sobre todo, la naturaleza de su constitucion excepcional, el pueblo americano debia limitarse a favorecer la causa del progreso en el mundo por medio de la sabidurfa con queejercia en su pais el self-government, evi- tando toda alianza, intervencion 6 ingerencia extranjeras. " Verdad es que Washington creia que llegaria un tiempo en que, ha- llandose firmomente consolidadas nuestras instituciones, y funcionando con regularidad, podriamos con toda seguridad tomar parte en las delibe- racionea de las potencias extranjeras, para la general utilidad de los pueblos. "Desde entonces, se han presentado muchas ocasiones para faltar & una regla que de pronto parece ha de ser una causa de aislamieuto. Es casi 264 impedir la consumacion de unos y remediar los efectos de otros, tomase una actitud poderosa, aim en medio de sus civiles tribulaciones. Optando, como era natural, por el segundo extreme-, y aprovechando aquellos momentos de sublime entusiasmo en que se celebraban los triunfos de Meade, la caida de Vicksburg, el estado angustioso de Port-Hudson, que al fin se sometio al poder de sus sitiadores, y la rendicion de inutil recordarlas. Era una de ellas una invitacion para asociarse al con- greso de los Estados Unidos espanoles de America recien emancipados. Fu6 otro el urgente Uamamiento de Hungrfa, para ayudarla a restaurar su antigua 6 ilustre independencia. Mas adelante el proyecto de garantir Cuba a Espana en union con Francia y la Gran Bretana. Recientemente, la invitacion de cooperar con Espana, Francia 6 Inglaterra en Mejico, y en epoca aim mas reciente, la proposition hecha por algunos de los Esta- dos Unidos espanoles de fundar un consejo comun para los Estados repu- blicanos de nuestro continente. " Todas estas sugestiones fueron sucesivamente rechazadas por nuestro gobierno, y esta decision fu6 cada vez aprobada por el pueblo americano. Nuestra politica de no intervention, por rigorosa y absoluta que parezca a los demas, ha llegado a convertirse en politica tradicional, que solo po- driamos abandonar en una ocasion urgente de necesidad manifiesta. Se- ria aun menos prudente faltar a ella cuaudo una sublevacion local, aun- que transitoria, asf lo esperamos, priva a nuestro gobierno del parecer de una parte del pueblo americano, para el cual no puede ser indiferente una infracciou tan grave de la polftica adoptada. "El Presidente no duda un momento de que el emperador Napoleon vera un testimonio de deferencia para 61 y para el pueblo frances, asf co- mo el deseo de concurrir al sosten de la paz y del progreso de la humani- dad en Europa, en esta fidelidad a nuestra politica tradicional, cuya ob- servancia ha contribuido a nuestra seguridad, y, asi lo creemos, a los intereses de la humanidad. " Recibid, etc." Creo que en el documento que se acaba de insertar hay menos sin- ceridad que tacto politico, porque el principio de no intervention, tan pregonado en teorfa como conculcado en los hechos, lo mismo ha sido fic- ticio para los americanos cuando les ha convenido atropellarlo, como para las naciones europeas que con mas empeno lo propalan. Precisamente en la cuestion de Mejico, contra cuyas eventualidades de ahora se ha prepa- rado tan habilmente la cancillerla de Washington en sus notas diplomati- cas, hay un hecho reciente que demuestra la exactitud de estos juicios: aludo al de Anton Lizardo, cuyos documentos son harto conocidos ; y en cuanto a Europa, que tantos escrupulos demuestra para otras interyencio- nes, por la sautidad supuesta de aquel falso principio, j,c6mo podria con- certar 16gicamente esta idea con la guerra de Oriente, con la de Italia, y con su actual actitud respecto a Rusia por la sublevacion de la Polonia'? Dejando a un lado estas consideraciones, y concretandonos al caso que nos ocupa, no cabe duda en que esa respuesta de la diplomacia americana a la cancillerla francesa fu6 previsora de acontecimientos que han llegado ya y no extrana al objeto que ha motivado esta nota; de suerte que si la guerra de los franceses en Mejico degenera en una ocupacion interventora en la polftica interior de aquel pais, lo cual ya no se puede dudar, la re- pxiblica federal por sus antecedentes y por su doctrina, esta en el caso de tomar una parte activa en los acontecimientos. 265 algunos fuertes exteriores de Charleston, el gobierno fede- ral decreto y se puso a realizar acto continuo una quinta de trescientos mil hombres. La ocasion era propicia, no se puede negar, si de parte enemiga no se acechase tambien un pretexto para anular la preponderancia adquirida en tan corto tiempo por los republicanos, y si en la providen- cia de oficio que acabo de citar no hubiesen introducido las necesidades economicas de la administracion algunas clausulas, contrarias a la perfecta igualdad de todos los hombres. Porque en efecto, si Mr. Lincoln creyo que ciento cin- cuenta mil hombres, aglomerados a trescientos mil que es- tan hoy sobre las armas, serian suficientes para continuar la serie de sus recientes triunfos hasta someter los Estados del Sur a la constitucion federal, y para estar bien aper- cibido contra las complicaciones internacionales, tambien calculo que toda esa masa de gente consumidora e impro- ductiva, alistada con cierto caracter de perpetuidad, habia de necesitar para su manutencion, equipo y armamento, recursos muy superiores a los que existian efectivos y pro- bables en las areas del tesoro publico. Con este motivo, y duplicando el guarismo de los hom- bres necesarios en el decreto de la quinta, dijo: que todos los ciudadanos que quisiesen rescatar su servicio personal, podrian hacerlo mediante la cuota de trescientos pesos; con cuya suma el gobierno atenderia al enganche de volunta- ries para sustituir a los que asi se redimiesen. Acechaban los democratas, como he iudicado ya, una ocasion propicia a sus miras, para anular de un golpe las ventajas de sus adversarios; y aunque no se pueda decir con seguridad que de esta se asieron, para inculcar en las masas populares el espiritu de rebelion que ininediatamen- te estallo contra la quinta, bien se puede asegurar, por las obras de los amotinados, que estos no eran extranos a las miras de los democratas. Sobre dos fundamentos, igualmente peligrosos para el orden social, se organize la resistencia: eluno giraba sobre la cuestion eterna de los pobres contra los ricos: el otro era esencialmente politico, y se revelaba contra las causas fundamentals de la guerra. En buen hora, decian los amotinados tratando del pri- mer punto, hagase la quinta, siempre que la patria en realidad necesite ahora de esos refuerzos; preciso que hiera la causa del mal. La continuacion de la guerra sera fatal a nuestras libertades. Supongamos que la guerra continue dos anos mas por el auxilio de los de- mocratas, (jquedaria niun vestigio de libertad civil? ^De qu6 servirian entonces las victorias democraticas? Seria imposible para ningun partido volver el gobierno al an- tiguo orden de cosas. Mas en ese caso no conseguiria- mos victorias. Todo el poder legitimo y usurpado del go- bierno, manejado por los demagogos sin escrupulos que ahora lo dominan, seria mas poderoso que cualquiera com- binacion politica que pudiera formarse contra ellos. El uni- co camino para las victorias democraticas es la paz. (jPor que ban de temer los politicos que un partido de paz sea impopular? Si la guerra ha arruinado al partido republi- cano, (jno sera logico suponer que una politica de paz apro- vecharia a la oposicion? (Vivas.)^ Acaso el pueblo quiere mas la guerra que la paz? (No, no!) i Acaso prefieren los tra- bajos del campamento, los peligros del campo de batalla, las cargas de las contribuciones, al bienestar, los place- res, la prosperidad del hogar pacifico? (No, no!) Pero este asunto esta fuera del alcance de los politicos. La gran masa del pueblo esta por la paz, y demanda la paz sobre las bases de los hechos existentes, y los politicos no pue- den mudar sus opiniones en este particular. Si los hom- bres que ahora ocupan la posicion de jefes no ven y reco- nocen este hecho, estaran obligados a ceder su puesto a hombres que lo vea. El pueblo ha sido tan explotado durante la guerra, por los politicos explotadores de oficio, que se ha hecho sospechoso y desconteato, y se resiste a volver a ser vendido. 289 " Por otra parte, a mas de estas razones irresistibles y bastant.es para que el partido democratico se declare en fa- vor de la paz, hay el hecho palpable de que la guerra no puede tener un exito felia. Hemos sido batidos. No po- demos conquistar al Sur. (Vivas tremendos.) Una mirada a la historia nos liubiera dicho esto antes de haberse em- prendido la guerra, si la hubiesemos leido bien. Ningu- na poblacion puramente agricola en estado de rebelion, de- fendiendo sus dereclios domesticos, ha sido jamas subyuo-a- da; y ningun pueblo levantado que ha podido mantener un gobierno independiente durante doce meses, ha sido con- quistado 6 subyugado. Los ultimos doce meses han unido al Sur, y aim cuando tuviesemos doble poder del que tenemos, podria resistirno con exito. Como invasores so- mos imp'otentes. Para igualar los azares de la guerra los invasores deberian poseer diez tantos de fuerza y todas las ventajas de posicion. Este no es el caso presente. Todo el poder del entonces colosal imperio espanol, bajo Carlos V y los subsiguientes Felipes, no pudo conquistar dos 6 tres miserables provincias holandesas, casi pigmeas en exten- sion. (Gritos de "bravo! ") Hasta el pequeno y contiguo Portugal expulso victoriosamente de su suelo a todas las huestes de la misma pptencia. No en vano se halla regis- trado en la historia mas antigua el imperecedero recuerdo de Marathon; y en nuestros propios dias hemos visto la turba miserable de soldados mejicanos expulsando de su suelo al ejercito mejor disciplinado de Europa, porque este era invasor. " Dios no ha tenido el animo de que saliesemos bien en esta guerra. Si lo hubiera tenido no hubiera puesto a un Lincoln en el mando — (grunidos durante algunos minutos, y gritos de "Boo! boo! boo!") — con coadjutores como Butler 6 Burnside. (Nuevos grufiidos y silbidos, y vivas a Wallandigham.) No corapararemos estos hombres con un Davis, 6 un Lee, 6 con Stonewall Jackson. No es necesario. El entendimiento, el caracter y la capacidad Biempre evidencian, declaran y sostienen su superioridad. Estas cualidades triunfan tarde 6 temprano, por supe- riores que sean los recursos fisicos en las manos opuestas. La republica romana, a despecho de su territorio, ]»obla- cion, ejercitos y recursos, fu6 destruida por falta de al- gun entendimiento capaz de contrabalaucear el de Cesar, 6 arrostrarlo. Se perdi6 la Holanda para Espaiia cuan- 290 do el principe de Orange y el prfncipe Mauricio eran su- periores a todos los vireyes y capitanes que la Madre pa- tria podia oponerles. Las dependencias sudamericanas se le eraanciparoncuando no tuvo qnienoponer a Bolivar. La guerra civil de Francia despues de toda clase de trafeajsa y vicisitudes, quedo coneluida por la preeminencia de Henrique IV, siendo en cabeza y en corazon el duefio d® la epoca. Los carlistas no tenian nadie igual a Espartero, los sardos nadie igual a Radetsky. La colision entre Washington y Jorge III, entre Carlos I y Cromwell, nos presentan la rnisma leccion. Es verdad que no hay preci- sion de que la historia se repita, y que los aconteeimientos esten ceiiidos a los antecedentes. " En este concepto debemos aludir a lo ridiculo que es querer atribuir el resultado de cada reves rnilitar que se sufre, a todo menos a la causa verdadera. (Ha! ha!) Cuando se da una batalla, se pierde generalmente, y luego vienen las razones. Algunas veces el general comandante ka omitido obedecer las ordenes de sus superiores; 6 bien la obediencia a dichas ordenes fue la causa del desastre; 6 bien se ha movido con demasiada demora, 6 no fue debi- damente apoyado: — ahora tenia una fuerza inferior, luego una posicion desfavorable, y todas las causas a que se atri- buyen las derrotas militares, se regalan sucesivamente al pueblo credulo. Nunca nos dicen la verdad. (Gritos de " nunca/') Si alguno la sabe, no se atreve a decirla. La mano de Dios esta levantada contra nosotros. Su ilirnita- do poder desbarata todos nuestros designios y subvierte todos nuestros planes. (Gritos de " queremos la paz.") " En resiimen, no se puede negar que hay en el Norte muchos y muy poderosos partidarios de la paz, aunque sea a costa de la separacion del Sur; asi corno entre los confe- derados descuella la misma idea sobre el principio funda- mental de que la Union se restablezca. Dados estos precedentes y emitidos tambien los funda- mentos sobre que podria comenzarse a tratar un arreglo decoroso entre ambas comarcas, vamos a poner fin a estos discursos con el proyecto de tratado general que habria de restablecer las buenas relaciones internacionales de todo el mundo en la cuestion magna de los negros. CAPITULO XTTL Caraetercs qne deben tener los tratados internacionales para iuanteners© inviolables. — Demu6strase que tales caracteres no existen en los que se han hecho para prohibir el rescate. — Resiimen general de todas las de- mostraciones bechas en esta obra. — Cuerpos de doctrina que de ellas resulta, y aplicacion natural que de las mismasesta indicada. — Proyec- to de tratado general para restablecer el derecbo publico en estas ma- terias de los negros; satisfaciendo la verdadera moral, protegiendo to- dos los intereses creados desde el descubrimiento de America, y me- jorando la civilizacion en tierras de Africa. — Consideraciones que se desprenden de dicho proyecto de tratado. — Fin de la obra. Para mantener como inviolable cualquier pacto inter- national, ora se haya concertado sobre ideas abstractas, 6 bien afecte a los intereses materiales de las partes contra- tadoras, es necesario que la experiencia de todo el tiempo transcurrido desde suratificacion produzca el convencimien- to absoluto de su utilidad comun; 6 que los beneficios kgitimos que obtenga de el una de las partes sean de tan- ta magnitud, que la obliguen a oponerse, contra las exi- gencias de las demas, a toda clase de reformas. Semejantes condiciones, por consiguiente, claro esta que no existen ni han existido de cuarenta y cinco aiios aca en los tratados concernientes a la cuestion de esclavos, sea cualquiera el lado por do ride se examinen. Porque ha- biendose arruinado primeramente las colonias inglesas de este lado del mar (escribo en el Nuevo Mundo), y despues todas las otras donde se abolio la esclavitud, sin mejorar la condicion de los trabajadores libres, antes empeorandola en cuanto a la civilizacion general tanto como al orden economics de dichas localidades, y sin lograr ni un atomo siquiera de bondad en los resultados absolutos de las esti- palaciones concernientes a los mismos negros en sus paises respectivos, la vana satisfaccion de algunas teorias desa- 292 creditadas ya no puede sobreponerse & la elocuencia de los hechos; ni es posible que la idea de la infalibilidad humana, de suyo tan soberbia, quiera perpetuar los errores de algu- nos estadistas, con menosprecio de la moral social, de los intereses del mundo y de la paz de estas comarcas. He intentado resolver en los capitulos anteriores a este, varias proposiciones a cual mas impovtante para los efec- tos que han impulsado este trabajo; y en virtud de aquella intencion, mantenida con mi perseverancia en tan filantro- pica tarea, creo que he logrado establecer, sobre principios incontestables, la mas estricta verdad para un arreglo equi- tativo de la cuestion de los negros, con los siguientes datos. Primero: la demostracion historica del estado de salvaje desolacion en que vivian los negros en las tierras de Africa, antes de descubrirse las Americas. Segundo: la demostracion, historica tambien, de lo mu cho que ha modificado sus desastres la introduccion del rescate, sin aumentarse su espiritu guerrero, que siempre ha sido, como lo es en la vida de los pueblos salvajes, su verdadero espiritu. Tercero: la demostracion historica, filosofica y legal do que el estado civil de los negros en las colonias no es el de la esclavitud, cuya nomenclatura se ha aplicado por error, y es a todas luces falsa. Cuarto: la demostracion tambien legal de que los chinos contratados para trabajar en las colonias toman en estas el mismo caracter civil que los negros; con rarisimas ex- cepciones en su favor que ap6nas se cumplen, y con muchas en contra que son reales y efectivas y perpetuan su estado de servidumbre; resultando de aqui una palmaria contra- diccion en los oficios de la filantropia inglesa que aeonseja la adquisicion de chinos para esclavizarlos, segun resulta de las ordenanzas y de los hechos que son de piiblica noto- riedad, no obstante de ser ellos gente civilizada y pacifica, al propio tiempo que prohibe el rescate de negros y trata de abolir la organizacion de su trabajo, cuando con aquel se les libra de un estado desolador e ignominioso para la hu- manidad, y con este se les civiliza. Quinto: la demostracion practica y evidente de como la libertad de los negros ha arruinado grandes comarcas pro- ductoras, empeorando en ellas la condicion social de dichos individuos; y el trabajo organizado, que impropiamente se llama esclavitud, mantiene en gran prosperidad, donde esta 293 vigente, la riqueza material, y en verdadero estado de regu- lar cultura a los negros que lo constituyen. Sexto: la demos tracion en diversas formas de que el cuerpo de derecho internacional con que se ha convenido la abolicion del rescate, esta desmoralizado y pervertido de una manera lastimosa para la prevision de los grandes es- tadistas que lo hicieron: constituyendo a todas las naciones civilizadas en perseguidoras unas de otras por medio de los cruceros: autorizando el ignominiodo depresivo derecho de visita, tan contrario a la dignidad do las banderas, tan ocasionado a grandes abusos, y tan expuesto a forzosos rompimientos, y ponitndo ademas en evidencia la imposi- bilidad material de realizarlo. Setimo: otra demostracion tambien general, con exac- tas apreciaciones, de que la guerra desastrosa que hoy se mantiene en la America septentrional es debida al giro evidentemente equivocado que han dado las naciones a la cuestion de los negros; queriendo arruinar intereses cuan- tiosisimos, por causa de algunas palabras mal sonantes. Octavo y ultima: considerando el principio de la anar- quia que tambien ha comenzado a manifestarse en las mas grandes poblaciones de la republica federal, tomando por bianco de sus desolaciones a los negros libres existentes en ella, una exposicion de los peligros que hay para dicha re- publica en la continuacion de la guerra, 6 en el concierto de la paz sobre el derecho antiguo referente a la esclavitud; cuyos peligros no solamente en aquella se convertiran en desastres positivos y horrorosos, sin6 que se trasmitiran a todas las colonias donde hay a negros para destruirlas; si las naciones interesadas, dejandose aun arrastrar por las turbias corrientes de esa falsa filantropia que todo lo ha perturbado, no comienzan desde ahora mismo a contrariar sus diarias exigencias, con la prudente circunspeccion que esta aconsejando la verdad, fundada en los resultados, siem- pre negativos, de cuarenta y cinco aiios de experiencias. En virtud de todas esas demostraciones, que considera- das en los hechos, no en las teorias, forman un cuerpo de doctrina ordenado, perfecto, claro y convincente, podeinos entrar ya de lleno en la exposicion del segundo proyecto de tralado, 6 sea del convenio general que convendria ha- cer entre todas las naciones que tienen mano de la civili- zacion del mundo, y que por causa de ella ban andado di- vagando en sus resoluciont's resp^cto de loa negros; ]-ara 294 establecer una jurisprudencia t&iui t&tWJkm'e&rif coir,o cor- responde a la intencion que las guia en sus especulaciones, y tan util a los intereses morales y materiales de dichas naciones y de los negros mismos, couio lo requiere la nece- sidad y como lo dicta la experiencia. Un sentimiento doblemente humanitario aconsejo el res- cate de los negros al descubrirse el Nuevo Mundo, por mas que en la traslacion de estos individuos a las fincas que se plantearon en America a los principios del siglo XVI no presidiese un criterio perfectamente equitativo. De la pr&ctica acorjsejada por dicho sentimiento resulto la salva- cion de muchos millares de infelices: los indios, porque Dios no habia dotado su naturaleza de fuerza bastante pa- ra soportar las nuevas obligaciones que les imponia la civi- lizacion de sus dominadores, de manera que el auxilio de los africanos les permitio amoldar su trabajo a otras tareas mas suaves; y los negros, porque entregados a los sangrien- tos excesos de una guerra salvaje y antropofaga, babrian perecido miserablemente en los sacrificios del demonio, sin el planteamiento del rescate. Andando los tiempos, y queriendose perfeccionar las ba- ses de nuestra civilizacion, por los efectos de una metafi- sica exageradamente niveladora, otro sentimiento igual- mente humanitario aconsejo el abandono de aquellas espe- culaciones de tres siglos, que estaban asentadas sobre el principio de la caridad y de la salvacion del hombre por medio del trabajo. Tambien la realizacion de este nuevo sentimiento produjo sus frutos naturales; salvo que asi como los del primero fueron la economia de la sangre hu- mana, hasta entonces prodigada sin medida en horrorosas kecatonibes, y el progreso de inmensos territories, que por los arcanos de Dios habian hasta alii sido esteriles para el mundo civilizado, los del segundo, como contrarios que eran a aquellos en su aplicacion, volvieron las cosas a su primitivo ser; resultando contraproducentes para los ne- gros en America y en Africa, y sembrando entre los blan- . ;>s tantos y tales gerrnenes de discordia y de devastacion, que no podria la mente volverse a fijar en ellos sin grave peligro de ser tambien perturbada. Esto sentado asi, y no a la ventura, sino sobre las de- mostraciones que quedan expuestas mas atras, es necesario conciliar las opiniones extremas, de manera que todas con- cui ran en un centro comun a realizar la idea generosa de 295 que unas y otras han nacido. Y porque la iniciativa del bien no es patrimonio exclusivo de nadie, sino que indivi- duos y colectividades pueden tomarla por si raismos y an- te los demas, en cuanto la experiencia acredite sua resolu- ciones, los Estados Unidos de America hoy, puesto que ne- cesitan concertar sus desacuerdos en un tratado general sobre la institucion del trabajo forzoso, 6 cualquiera otra de las naciones a quienes la cuestion atafie mas 6 menos directamente, deben apresurarse a adoptar el proyecto que propongo para hacerlo valedero entre todas; no absoluta- mente tal como yo lo he concebido y lo voy a escribir, que no tengo la pretension de ser infalible ni de haberlo hecho perfecto en el conjunto y en los pormenores; sino como se desprende de la idea fundamental que lo constituye, y con los giros que otros entendimientos mas versados en la mo- ral social y en el derecho publico crean oportuuos y efi- caces. Y puesto que como preambulo a semejante proyecto de tratado harto he dicho ya, para que los lectores de buena fe y las gentes honradas todas conozcan y apoyan las ba- ses en que esta asentado el mio, tiempo es ahora de dar- lo a conocer, sin mas dilaciones ni otros justificativos, en los terminos siguientes: Articulo I. — Porque la experiencia ha demostrado in- cuestionablemente que la institucion del trabajo forzoso de los negros, que se llama esclavitud, es eminentemente cristiana y civilizadora, salvo en los errores de su no- menclatura, que es de origen pagano y debe desaparecer para siempre jamas de entre las naciones cultas, asi co- mo tarnbien aquellos vicios 6 resabios de dicha institu- cion que en cierto modo justifican los oficios entablados de muchos anos aca para abolirla, las naciones signata- rias de este pacto comun convienen de buena voluntad y con perfecta armonia en declarar legal la institucion del trabajo organizado de los negros, en todas las naciones, estados, colonias, provincias, territorios, comarcas, 6 pro- piedades que de ella necesiten 6 quieran usarla; quedando los efectos de esta declaracion sometidos unica y exclu- sivamente a la autoridad administrativa de las localida- des que la hayan de aprovechar, 6 a las supremas de ku naciones 6 estados respectivos, segun la orgauizacion poli- tica de dichas localidades. Art. II. — Siendo abusiva del derecho de gentes todt 296 autoridad 6 presion que no esten fundadas en un dere- cho reconocido, de manera que coarten la libertad indi- vidual, asi como las costumbres y las leyes de una nacion independient-% mas 6 menos civilizada, que no haya pe- dido su tuteia 6 su direccion a la que se arroga cual- quiera de ambas cosas 6 las dos a la vez, por la fuerza de su voluntad y con detrimento de las demas naciones, las que este pacto firman reconocen todas juntas, y cada una separadamente, la libertad de accion de las demas, para establecer en sus relaciones politicas y mercantiles con los otros Estados tambien independientes, las reglas y los procederes que sean mils de su gusto, siempre que no perjudiquen, dentro del derecho comun, los intereses legitimos de pueblos civilizados. Y habiendose conveni- do tambien las naciones signatarias en declarar que se ha padecido error grave en el movil que las habia indu- cido a prohibir el rescate de negros bozales donde antes se hacia legalmente, de manera que dicho rescate es be- nefico y caritativo en vez de ser immoral, y por sus efectos unicamente se podria introducir la civilizacion cris- tiana donde hoy apenas se sabe definir el estado civil de los naturales; las susodichas naciones declaran asi mismo: que los negros de Africa, Asia y Oceania son libres para vender sus esclavos por via de rescate a los contratado- res que quieran adquirirlos; y de la misma libertad disfru- taran para alquilar sus fuerzas y las de sus familias, en cuanto les esten subordinadas, todos los individuos libres de dichos territories que quieran someterse de buena vo- luntad a la institucion del trabajo organizado, tal como se explicara en los articulos siguientes. Art. III. — Puesto que para demostrar la falsedad de la actual nomenclatura aplicada a la institucion del trabajo organizado de los negros, no hay mas que abrir cualquier tratado del antiguo derecho, y compararlo con los regla- mentos vigentes hoy 6 que hayan regido en cualquiera de las colonias donde se utilizo dicho trabajo desde el descu- brimiento de America hasta aca, las naciones signatarias convienen en prohibir y prohiben que en lo sucesivo se 11a- me-n esclavos dentro de la ley los negro* vrabajadores; y convienen tambien en que la llamada trata no es sino el rescate de esclavos y prisioneros que, por el concurso de la civilizacion al acto humanitario y piadoso de adquirirlos, entran en las vias de una cultura muy superior a su esta- 297 do de hombres libres, antes que dejaran de serlo alia a su modo, por la tirania de sus vencedores 6 de sus reyezuelos. En este concepto, a los negros destinadoa al trabajo como fundamento de la civilization que han de adquirir, se lea designara con el nonibre de rescatados ; y asi se ha de es- cribir en todos los documentos de cesion 6 transmision, que liasta ahora se han denominado herencia y venta; en las requisitorias de cimarrones, el nombre de los cuales se- ra el de prdfugos: en las citaciones y emplazamientos de la justicia, y en todos los actos legales en que la conserva- tion de la antigua nomenclatura pudiera hacer agravios a la humanidad, e ineficaces los efectos de este tratado. Art. IV. — El rescate de los negros se hara en las comar- cas donde antiguamente se hacia, sin trabas ni cortapisas que puedan perjudicar en sus intereses a los rescatadores de buena fe, ora pertenezcan a una sociedad detenninada, 6 bien sean armadores independientes. Unicamente en el caso de haberse organizado algunos distritos de dichas co- inarcas en estado de regular cultura, de manera que el res- cate fuese contrario a su legislation lo3al, podria conside- rarse ilicito ir a resucitar en dichos distritos sus antiguas costuuibres de desolation y tirania; en cuyo caso, harto re- moto, porque el interes de los especuladores bastaria para alejarlos de donde su objeto no hallase bastante facilidad, teniendola evidente en otros puntos, podrian las naciones interesadas establecer una prohibition absoluta 6 relativa, tal como se creyese mejor, de acuerdo con las autoridades natural's de los presupuestos distritos, y bajo la vigilaucia de todos los consules. Tanibien esta se ejercitara en cum- plir y hacer cumplir las ordenanzas de policia que se ha- bran de concertar para el regimen interior de los buques contratadores; designandose en dichas ordenanzas el nu- mero de negros que podra llevar cada buque, con arreglo al de sus toneladas, y la asistencia economica y tacultativa que se ha de dar a los mismos durante la travesia desde su pais hasta donde el buque vaya consignado. Art. ,V. Para que el egoismo del interes particular no pueda en ningun caso sobreponerse al fin eminenteniente cristiano que las naciones contratantes se proponen obte- ner declarando libre el rescate de los negros, y teniendo a la vez en cuenta el meritorio servicio que hacen los pro- pietarios, educando, por medio del trabajo y para la civili- lacion del niundo, a geutes notoriamente incultas y en 298 muchas partes antropofagas, el rescate ha de hacerse en tierras de negros con las siguientes condiciones: Primera: para ser permaaente el nuevo estado civil de los rescatados, hasta que por medio de cuotas a plazos, 6 entregandolo todo de una vez, devuelvan a sus patronos el precio de su rescate, en igual suma que la que hayan percibido los rescatadores y no rnas; puesto que la ense- nanza adquirida para ser utiles en adelante a si mismos y a la sociedad, debe considerarse retribuida con el fruto de su trabajo hasta que de este se eraancipen. Con el siste- ma de la perpetuidad del trabajo forzoso hasta que el tra- bajador restituya su rescate, no solamente el patrono no pierde el capital impuesto sin interes alguno para adquirir dicho trabajador, sino que, teniendo la seguridad de resca- tar a otro sin nuevos dispendios a cambio del que se le emancipe, no tratara de explotar inhumanamente las fuer- zas de este, como se sentiria inclinado a hacerlo si se pre- ceptuase la libertad incondicional de los trabajadores a cierto nuraero de anos. Y teniendo en cuenta que la civi- lizacion de los negros bozales no podria veriricarse para los efectos que mas adelante se diran, sin que en el trabajo forzoso perseveren cierto numero de anos, aun cuando por su buena fortuna pudiesen emanciparse de el antes que estos se cumplieran; y considerando asimismo que la re- novacion muy frecuente del personal de trabajadores en las haciendas podria inferir a los duenos quebrantos de mayor cuantia, tanto por los peligros de la aclimatacion de los negros, cuanto por la merina de trabajo que causan los primeros rudimentos de su ensenanza, sera potestativo de los patronos el consentir 6 no la emancipacion de sus trabajadores, antes de haberse cumplido diez anos despues de su rescate. Segunda: al llegar el caso de la emancipacion del tra- bajo forzoso, los negros emancipados no podran exigir co- mo derecho absoluto su permanencia en el pais donde hayan prestado sus servicios; porque este derecho ha de estar siempre subordinado a las miras politicas 6 adminis- trates de las autoridades naturales de dichos territorios. Pero si lo tendran, y no se les podra limitar ni prorogar por ningun motivo que no sea de guerra, epidemia decla- rada, imposibilidad absoluta por falta temporal de medios materiales, u otra causa eminente e imprevista, para ser conducidos a las tierras de su naturaleza, a costa del go- 299 bierno respective), y en los terminos que se diran mas adelante. Tercera: los negros han de soraeterse al trabajo que se les imponga con arreglo a las ordenanzas hechas para este fin en los paises a donde vayan; pero el trabajo no podra durar mas que doce boras cada dia, cod los descausos cor- respondientes, en las epocas ordinarias, y diez y seis en tiempos de recoleccion, zafra 11 otras labores en que sea costumbre por necesidad reducir a la tercera parte de cada dia astronomico las horas de descanso. Tambien, con arreglo al dereclio comun, los negros quedaran sujetos, para los delitos que cometan fuera del orden disciplinario de su servicio, a las leyes penales de la tierra donde vivan; asi como a las ordenanzas especiales de su institucion, para las faltas que no sean de aquella indole. Cuarta: considerando que los jornaleros blancos de las naciones civilizadas trabajan a lo menos tanto tiempo co- mo el que se ba fijado para los negros rescatados, por una infima retribucion que ape n as alcanza a satisfacer las ne- cesidades mas perentorias de su vida; puesto que con aquella ban de atender a su manutencion y a la de su fa- milia los que la tienen, gue son casi todos; ban de pagar los alquileres de su vivienda, y se han de vestir, y ban do bacer frente a sus enfermedades; y ban de aborrar para las vacaciones del trabajo, que en las labores del campo son frecuentes y coinciden con la estacion mas dura del invierno, la cual por estos conceptos es la mas calami tosa: y considerando tambien que los negros rescatados est an libres de semejantes estrecheces; porque sus patronos, ade- mas de anticipar un capital cuantioso para la salvacion moral y material de aquellos, les dan vivienda y ropas con que se vistan, se cubran y se abriguen de dia y de noche; mantienen a sus familias; cuidan a sus hembras y a sus pequenuelos, cuando estos nacen y se crian; les dan com- pleta asistencia en sus enfermedades, y satisfacen, en fin, todas las necesidades de su estado y de su vida, el trabajo de los susgdicbos negros, basta que se emancipen por los medios consignados en la clausula primera de estu articulo, no sera retribuido a jornal. Pero considerando al mismo tiempo que la institucion ba de ser verdaderamente piado- sa y util para la civilizacion de los negros, prinicrainente en los paises en donde se organiza su trabajo, y luego en sus tierras na tales como se dira despues: considerando que 300 la devolucion del precio de su rescate a los patronos, ade- mas de ser justa para que el negro pueda pbandonarlos, ha de constituir un estimulo para su aplicacion y su amor a las artes rnecanicas / a la industria, de suerte que sin dicha devolucion no pueda el negro emancipate, tautolos patronos como las autoridades locales procuraran facilitar a los trabajadores rescatados los medios de adquirirel pre- cio de su emancipacion; aquellos haciendoles ensenar ofi- cios lucrativos en las horas sobrantes del descanso cuando el trabajo este reducido a doce horas cada dia, 6 dandoles conucos de tierra, donde sembrar frutas y legumbres, 6 criar animales que puedan vender y de su importe se aprovechen; y las otras arbitrando recursos municipals, destinados a un fondo de redencion, con que se ayude esta eficazmente entre los negros de buena conducta y notoriamente labo- riosos. For las mismas razones que se manifestaron para fijar en diez anos el tiempo minimo del trabajo forzoso de los neo-ros, no se les permitira tampoco comenzar a coar- tarse hasta pasados cinco anos de servicio; mas para faci- litar la coartacion, pasados que sean dichos cinco anos, los neo-ros podran ir imponiendo en una caja de ahorros que se *establezca en cada finca, intervenida por el sindico local, las sumas mas insignificantes y las mayores de que puedan disponer, desde el primer dia de su rescate hasta que la coartacion les sea permitida; advirtiendose que esta la po- dran hacer a cuotas de a veinte y cinco pesos; pudiendose demostrar con tantas facilidades que los que a cierto tiem- po no se hayan emancipad6 del trabajo forzoso por la de- volucion de su rescate, no son aptos para entrar en las condiciones de trabajadores libres, por causas organicas de su naturaleza. Art. VI. Con el fin de hacer util el rescate, no sola- mente para los negros a quienes una practica inhumana sacrificaria en holocausto a sus dominadores de la propia raza, si la piedad de las naciones cultas no acudiera a su salvacion, sino taftjbien para las tierras donde vivan como trabajadores forzosos, y para las que hayan de habitar des- pues de emancipados, en todas las fincas donde haya ne- gros rescatados se fijaran ciertas horas alter nadas en los dias festivos, para darles una instruccion oral, civil y reli- giosa, proporcionada a su capacidad y a su naturaleza. Dicha instruccion debera referirse mas particularmente a los principios de la moral social encarnados en la doctrina 301 cristiana, cada nacion con arreglo a sus creencias cat61icas 6 protestantes, puesto que todas las que firman este pacto se hallan dentro del espiritu comun de los Santos Evan- gelios. Y porque ademas de los trabajadores de las fincas, hay otros destinados al servicio domestico, 6 a los oficios de que viven sus respectivos patronos, las autoridades de cada pais vigilaran que los susodichos patronos de traba- jadores sueltos obliguen a los suyos respectivos a que acu- dan a la Iglesia, aun antes de que sepan el idioma; ha- ciendoles comprender las bases de la religion, y la relacion que tienen con ellas las ceremonias que vean practicar en el templo a donde acudan. Art. VII. Siendo laudable mira y deber esencialmente moral de las naciones contratantes modificar el estado afrentoso del hombre salvaje en las comarcas donde el res- cate se verifica, las mismas se constituyen desde ahora pa- ra siempre, mientras sea necesario, en la obligacion im- prescindiblc de fundar establecimientos civilizadores por via de ensayo en el litoral de las susodichas comarcas. Con este fin, y teniendo en cuenta la situacion de las colonias respectivas, asi como tambien el interes geografico de las posesiones que cada pais civilizado tenga inmediatas a los paises de los negros, todas las naciones antedichas se pon- dran de acuerdo para designarse los distritos en donde el ensayo de cada una hay a de hacerse. Practicada esta operacion fundamental con el mas perfecto acuerdo de di- chas potencias signatarias, cada una llevara al distrito que haya de civilizar una cantidad suficiente de trabajadores ya emancipados del trabajo forzoso; procurando que sean por mitad de ambos sexos, 6 a lo menos de hembras una tercera parte: cuyos trabajadores, despues de trazar la lo- calidad de la colonia que hayan de establecer, y de fijarse en ella bajo la direccion cientifica de sus protectores, pro- curaran atraer a su amistad, por las vias del comercio y con un trato prudente y sostenido, a los habitantes de los pueblos limitrofes que quieran frecuentar la colonia. Pa- ra que este ensayo no sea ineficaz, se ha de tener mucho cuidado y especial conocimiento del terreno que se elige; procurando que sea cercano a gentes mansas 6 poco beli- cosas, y que haya vias naturales para comunicarse con lo interior de la tierra, tales como rios caudalosos, valles abiertos, montanas facilmente accesibles, y sobre todo cli- ma saludable y puertos comodos. Echados asi los cimien- 302 tos a la colonizacion civilizadora en tierras de negros, de manera que el rescate de estos por el trabajo de los frutos que el mundo civilizado se debe proponer, y que sin duda ha querido cosechar inutilmente siguiendo el sistema con- trario con la prohibicion absoluta de dicho rescate, vendrase a parar mas 6 menos pronto al fin apetecido de hacer acce- sibles al couiercio y al trato social de todo el mundo a esas gentes que hoy aliuientan gravisimas dudas fisiologicas, por causa del atraso en que viven y de la ignorancia en que se han perpetuado; y la filantropia mas susceptible, siempre que sea de buena fe, no tendra nada que objetar, y si mucho que agradecer por su nueva actitud a las nacio- nes siguatarias de este convenio. Art. VIII. Y porque el ordeu disciplinario y la exis- tencia material de dichas colonias podrian peligrar con mucha frecuencia, si estas quedasen entregadas a si mismas, cada nacion y cada lengua de las que se formen con arre- glo al articulo anterior, mantendra una estacion naval protectora de su colonia respectiva; pudiendo ademas to- uiar una parte activa en la administracion y en el gobier- no local de los negros, siempre que asi lo crea util y en ello convengan todas las partes contratantes. La inutili- dad de los cruceros, en cuanto este tratado rija como un cuerpo de derecho internacional, haria facil el estableci- miento de dichas estaciones, sin gravamen del tesoro de las naciones respectivas. En los casos de guerra entre algunas de las potencias siguatarias, las susodichas colonias se con- sideraran como puntos neutrales; y las estaciones navales de ellas, en acreditando que lo son, quedaran exentas de todo perjuicio y agresion a mano armada, aun cuando per- tenezcan a las partes beligerantes y se encuentren unas con otras. Tanibien cuidaran las naciones protectoras de las colonias que se hayan de formar, de enviar a estas las misiones religions que sean necesarias, para fortificar la doctrina adquirida por los negros durante su permanencia en el trabajo forzoso. Art. IX. Tanto para limitar el acrecentamiento de la poblacion de color a las miras politicas y economicas de tos gobiernos respectivos, cuanto para fomentar y extender i.a civilizacion en tierras de negros, sera potestativo de di- chos gobiernos el seguir enviaudo periodicamente por su cuenta a las colonias civilizadoras los negros emancipados del trabajo forzoso en sus jurisdicciones. Y para que esto 303 no sea gravoso a las rentas publicas, dichos gobiernos po- drdn establecer y cobrar una cuota moderada, que no exce- da de ocho pesos, por cada negro rescatado que entre en jsus dominios, para atender con el fondo que resulte a aquellos viajes, y a todas las necesidades piadosas que na- turalmente ha de haber, donde quiera que se haga uso de la institucion del trabajo forzoso de los negros a cambio de su rescate. Art. X. Cada pais, dentro de sus costumbres, de sus leyes y de su organizacion, sera libre para hacer las orde- nanzas con que se hayan de regir en el el trabajo y la po- licia de los negros; sometiendolas, no obstante, a las reglas establecidas ya en este proyecto de tratado general, que son obligatorias para todos. Y como no es posible supo- ner que, por el objeto cristiano y civilizador que motiva este convenio, ninguna de las partes contratantes abuse de su autoridad para hacer dichas ordenanzas contrarias a la humanidad de pueblos cultos, a la conciencia de cada na- cion se deja igualmente encomendada la penalidad de los negros para regir su educacion, y por las faltas que corne- tan en el orden del trabajo y en la disciplina de las fincas. La experiencia ha demostradoya que el cambio denomen- clatura y la perspectiva de una libertad absoluta mas 6 menos remota, han inspirado siibitamente a los negros, don- de se hubo de preparar su emancipacion gradual, ideas exageradas respecto a sus derechos futures; haciendolos soberbios y alterosos de presente, e inutilizandolos acto continuo para todo trabajo metodico. Por esta razon, y porque el restablecimiento de la justicia y la verdad en los nombres de la institucion y en los fines del rescate, no pueden alterar de ninguna manera la gratitud y la obe- diencia que deben a sus bienhechores los negros rescatados, ni mucho menos sus obligaciones relativas al servicio, tan- to las autoridades locales de los puntos donde exista dicha institucion, como los duenos de las fincas y todos los pa- tronos en general, podran einplear todo el rigor que les permitan este convenio y las ordenanzas municipales de su localidad, para desvanecer y reprimir los efectos de una falsa interpretaciondesu nuevo estado civil, entre los negros que hasta ahora se han llamado esclavos, y que en lo su- cesivo se han de llamar trabajadores rescatados, conforme ee ha dicho en el articulo III. Art. XI. Los hijos que tengan los negros en las tierraa 304 donde exista la institution del trabajo organizado, queda- ran en la condition de sus madres, y en todo subordinados a los efectos de este convenio. El matrimonio sera indi- soluble, y los hijos no podran ser contra su voluntad se- parados de sus padres, hasta que cum plan catorce anos los varones y doce las hembras. Cuanclo la madre se emancipe del trabajo forzoso, tambien quedaran emancipa- dos siD ninguna retribution sus hijos menores de cuatro alios, siempre que la madre los lleve en su corapania, bien sea a la colonia civilizadora, 6 bien a su nueva residencia, si continiia tolerada en las tierras donde se haya civilizado. La emancipation de los menores podra verificarse en cual- quier tiempo, despues de haber cumplido las edades ante- dichas de doce y catorce anos, siempre que abonen a sus patronos una cantidad igual a la que valga entonces alii por termino medio el rescate de los bozales, y marchen a la colonia civilizadora lo mismo que los otros emancipa- dos. Y no se preceptiia por ahora la libertad del vientre, como algunas exigencias irreflexivas pudieran esperar, por- que el conocimiento del corazon humano en sus especula- ciones de interes material, ha hecho comprender que en ello irian envueltos, irremisiblemente tal vez en algr.nas comarcas, serios pel'igros para las madres en cinta y para las criaturas durante la lactancia y antes de hallarse en estado de servicio. Si por causas extraordinarias algun gobierno no pu- diese enviar a la colonia modelo los negros emantipa- dos del trabajo forzoso en su jurisdiction, tomara en cambio las medidas necesarias, y las consignara previa- mente en las ordenanzas locales de la institution, para que dichos negros emancipados no vivan ociosos; sinoque tra- bajen a jornal 6 establezcan alguna industria util y reco- nocida. La vagancia y la holgazaneria deberan proscri- birse absolutamente de todo pais en cuyo seno subsista ese plantel regenerador de trabaj adores rescatados, que han de llevar a sus tierras origiuarias las ideas y las costumbres del trabajo, como principio y fin de un estado futuro harto mejor que el que ahora tienen. No me parece que para fundamentos se necesiten mas, habiendo de presidir la action de la buena fe al tratado que se propone. En el se salvan los intereses de la civili- zation en la parte moral, puesto que la esclavitud desapa- rece de hecho y de derecho, y el trabajo forzoso que se im- 305 pone por el rescate es facilmente redimible; tan to por lo que ha de bajar el precio de la redencion 6 emancipacion con la abundancia de trabajadores, cuanto por los medios que pueden emplear facilmente los patronos y las autori- dades con el fin susodicho, en pro de los negros mas hon- rados y laboriosos. Tambien se salvan los intereses materiales de las tierras que necesitan indispensablemente el trabajo de los negros; no siendo obstaculo para las necesidades de dicho trabajo el acto de la emancipacion, una vez que el libre rescate tendra siempre a punto brazos abundantes para sustituir a los que se emancipen, y los propietarios la retribucion de estos para satisfacer el rescate de los otros. La idea de las colonias civilizadoras, por aiiadidura, puesto que no es impracticable, sino muy posible, y de ellas hay ya un modelo en Liberia, bastaria por si sola para in- clinar el animo de los gobienos interesados a la pronta realizacion de la novedad aqui emitida. Desde la creacion del mundo hasta hoy esas tierras donde se hace el rescate de los negros no han andado siquiera un paso para civili- zarse; conque, si el fin moral que la humanidad se propo- ne es el perfeccionamiento de todas las razas y de todos los individuos, no sabemos con que mira habria de impedirse la realizacion de esta idea generosa en esas tierras desdi- chadas. Tiene otra fase tambien este proyecto de tratado no menos atractiva que las otras, y consiste en que es util pa- ra todos; que no lastima los intereses de nadie, antes los proteje y fomenta: de suerte que, no habiendo para que violar su extricta ejecucion, restablecera en este ramo del derecho publico la moralidad de que hoy carece, y afirmara la paz en donde se ha perturbado y en donde no tiene bo- ra .=egura por causa de los negros. Una condicion esencialisima le falta, que es importancia en el autor para ser bien acogido dicho proyecto; pero Dios se ha valido con frecuencia de infimos instrumentos para realizar grandes cosas; y aunque la vanidad no me ciega hasta el punto de considerarme entre los escogidos para haccr una transformacion radical en el pensamiento humano que se ocupa de estas materias, jquien sabe hasta donde podria llegar mi consejo si se leyera sin desden, y si con meditation se analizara! FIN. INDICE. PjiGS. Capttplo T. — Orfgen de la esclavitnd en los tiempos primitive*. — Pns diversos caracte es en las sociedades paganas. — Idem sucesivamen- te desd» la aparicion del Cristianismo. — Idem en las tierras de ne- gros, begun se lueron descubriendo. — Fandamentos del rescate en dichas tierras, e ideas justificativas del trabajo forzoso impuesto en America a los negros rescatados. — Existencia del canibalismo entre ias gentes de esta raza, lo mismo que en la mayor parte de los pue- blos salvajes. — DeniueVsimse dicha existencia con abundantes datoa historicos y otras probanzas relalivas a A^ia, Africa y America, desde los tiempos nias remotos basta nuestros dias 19 Capitulo II. — Estado respectivo de las naciones de la Europa Occi- dental cuando se comenz6 a descubrir li.ieia el Austro y Oriente ea tierras de Africa y Asia. — Por que no se intento por via de conquis- ta la civilizacion de dichas tierras, optandose en cambio por la es- clavitud de los naturales, para civilizarlos cultivando el Nuevo Mundo. — Primeros privilegios concedidos para introducir en Ame- rica esclavos africanoa. — Explotanlo primero flamencos y genove- ses. y despues Portugueses, holandeses, franceses e ingleses, liasta la famosa contrata del Asicnto. — Quebrantos sufridos en este negocio por algunas compafiias y otros particulares de Espafia, a causa de su humanidad. — Principios de la legislacion espafiqla concerniento a los negros. — Su canicter eminentemente moral y protector de aquellos. — Trabas que se impusieron a la introduction de esclavos en el Nuevo Mundo, y con que fin 37 Capitctlo III. — Las ideas del antiguo dereclio en materia de esclavos, sublevau el espiritu publico contra la moderna esclavitud. — Dife- rencias radicales que existen entre la legislacion pagana y la de nuestros tiempos respecto & dicha institution. — C6mo las hicieron notar practicamente los espafioles desde que introdujeron la escla- vitud en sus colonias. — Car.tcter religioso quo domino en la forma- tion de sus leyes. — Cedilla real o instruction circular a Indias con fecha 31 de mayo de 1789, sobre la education, trato y oenpadon de los esclavos. — Comentarios al documento anterior, para desva- necer errores de mucha trascendencia 47 CApfTULo IV. — El cambio verificado en las circunstancias polfticas del Nuevo Mundo a los principios del sicilo XIX aconseja muclios aiios despues algunas novedades en la legislacion de los esclav03, — Gestiones hechas al efecto por las partes interesadas ante el go- bierno espaiiol. — Escrupulosas averiguaciones que se mandaron hacer antes de acceder a aquellas solicitudes. — Nuevas ordenanzas expedidas el 14 de noviembre de 1842 para el r6gimen de los escla- vos. — Circunstancias extraordinarias aconsejau alguna represion en 308 Pags. la isla de Cuba. — Conspiracion de los negros contra los blancos en dicha isla, tramada y dirigida por el consul de Inglaterra : se in- serta una pieza oficial del proceso para garantfa de la relacion. — Provideucias excepcionales que se dictaron ent6nces para el regi- men de los esclavos. — Su aplicacion no se realiza, cediendo siempre al impulso liumanitario que dorainaba en las leyes anteriores, las cuales prepouderan y todavia rigen (15 CapItulo V. — Motivos por qu6 se toman en esta obra como tipo de la legislacion y de los procederes concernientes a la esclavitud de los negros, los procederes y la legislacion de las colonias espafiolas. — C6mo vive la gente de color libre en Cuba y Puerto Pvico, donde subsiste la esclavitud, y c6mo en Santo Domingo, donde esta se ha abolido. — El servicio domestico por alquiler en dicbos paises, asf de sirvientes libres, como de esclavos en arriendo. — Idem otras cla- ses de servicio publico y privado. — Los esclavos en las tineas. — Ca- racter de su servicio, y comparaciones con el de la gente blanca en las naciones libres. — Medios que tienen los negros esclavos para rescatarse del trabajo en las posesiones espafiolas. — Castigos corpo- rales: su legislacion y su aplicacion. — Comparanse los que se im- ponen a los esclavos negros, con los que se aplican a soldados y marineros blancos en algunas naciones europeas, especialmente en Inglaterra. — Medios legales que tienen los esclavos que delinquen para no ser castigados con exceso. — Sfndicos protectores de escla- vos : su autoridad y sus atribuciones. — Derccho de los esclavos para cambiar de amo por justos motivos y con arreglo & la ley. — Disposiciones que rigen para sernejantes casos en las posesiones es- pafiolas. — Algunas consideraciones historicas sobre las injurias de que ha sido objeto la ben<3fica institucion de los trabajadores negros. 85 Capi'tolo VI. — El estado de los negros trabajadores en America no es • el de la esclavitud, cuya nomenclatura se ha aplicado por error y es a todas luces falsa. — Oficios de los abolicionistas para aniquilar el trabajo de los negros. — Algunas investigaciones sobre los funda- mentos de esta idea. — En la prohibicion del rescate de los negros que se llama trata, no va envuelto practicamente ningun principio verdaderamente moral. — La abolicion de la esclavitud, tal como se ha verificado hasta aquf, es contraria a la civilizacion de los ne- gros, a la prosperidad de las colonias, y a los intereses de todo el mundo. — Orfgen de la idea abolicionista: su propagacion y desar- rollo en las esferas oficiales. — Sociedad filantropica de Londres. — Sus agentes y su propaganda organizada. — Primera concesion he- cha por Espafia a Inglaterra en punto a abolir la esclavitud: artf- culos adicionales al tratado de 5 de julio de 1814. — Espfritu del tratado de 23 de setiembre de 1817 para abolir el rescate. — Sus efectos contrarios al fin moral con que aparentemente sehizo. — Tra- tado de 1835 103 Capitulo VII. — Sistema de aprendizaje ensayado por los ingleses en sus colonias para sustituir la esclavitud. — Caracter de dicho siste- ma y sus resultados negativos. — Consideraciones sobre el fin politi- co que inspiro dicho sistema. — Proceder uniforme de todos los agentes de Inglaterra para aniquilar la esclavitud de los negros en las demas colonias. — Propaganda en Francia. — Consultase de oficio la libertad de los esclavos a Ultramar. — Los tres sistemas propues- tos por el gobierno trances a sus colonias. — Analisis y juicio de di- chos sistemas. — Respuestas de las colonias francesas a las comultas de su gobierno. — La republica dc 1848 decreta la libertad de los esclavos. — Oficios de los abolicionistas en Espafia. — Situan con ca- racter de perpetuidad en el puerto de la Habana un navfo de guer- itt tripulado por negros. — Trabajos en el periodismo. — Logran que 309 Pags. el gobierno espanol consulte a Ultramar algunos puntos abolicio- nistas. — Tendencias eviclentes para hacer de la isla de Cuba otro Estado seruejante a Haiti. — Cargos y disculpas sobre dichas tendeR- cias. — Notable carta de Lord Howden a Mr. Corbin : desvanecense algunas inexactitudes que contiene injuriosas a Espana. — Nuevas gestiones de dicho Ministro en Madrid para lograr la libertad in- condicional de la gente de color en la isla de Cuba. — Despacbo de Lord Palmerston a Lord Howden sobre el mismo fin. — Sistema de vecrirainaciones diplomaticas y parlamentarias. — Idem para intro- ducir el desconcierto en las posesiones coloniales de Espana, por medio del registro de las fincas. — Consideraciones importantes so- bre todas estas materras. — Aconsejan los ingleses la sustitucion de los negros por chinos contratados. — Respuesta de los Estados Uni- dos a esta proposicion 133 Capi'tulo VIII. — Consideraciones sobre la impericia con que se hicie- ron los tratados prohibiendo el rescate. — La prohibicion del rescate es contraria a la abolicion de la esclavitud : demuustrase esta pro- posicion. — Tambien los tratados vigenteshoy en estas materias son contrarios a la tendencia liberal y a la idea de progreso que pudo haberlos inspirado. — Resultados hist6ricos que produjo en tierras de negros dicha prohibicion. — Sangrientas y ya famosas escenas en Dahomey. — Efectos desastrosos de los mismos tratados en los pai- ses esclavistas que dieron libertad a sus trabajadores. — Colonias inglesas. — Colonias francesas. — Repiiblica de Haiti. — Estado moral y material de las posesiones espanolas. — El niimero de esclavos ha crecido en los paises donde todavia subsiste esta institucion desde que se prohibio el rescate. — La culpa que se atribuye en esto a las autoridades de dichos paises, puede atribuirse por las mismas cau- sas y con mayor fundamento a los cruceros ingleses. — La culpa, sin embargo, no es mas que de los tratados que hoy rigen sobre la materia 161 Capi'tulo IX. — Sublevacion de negros en la fragata Regina Coelis y sangriento destrozo de los blancos que la tripulaban. — Repugnan- tes demostraciones de jiibilo hechas en el parlamento ingles por aquella carnicerfa. — Ensayos hechos por el gobierno de la Gran Bretana a instancias de sus colonias, para restablecer el rescate de los negros con otro nombre. — Idem por el gobierno trances. — Caso de la fragata Charles et Georges apresada por cruceros Portugueses. — Conflicto internacional que produjo entre Portugal y Francia. — Doble actitud de Inglaterra ante dicho conflicto. — Carta del empe- rador Napoleon III mandando cesar en la nueva forma del rescate de negros, y anunciando un tratado para adquirir cliinos en las po- sesiones ingl >sas de Oriente. — Analisis minucioso del reglamento con que se rigen estos trabajadores en la isla de Cuba. — Su estado civil se iguala al de los negros esclavos, y aun se empeora en cier- tas condiciones que estan dentro de la ley. — Notable contradiccion que resulta entre las tendencias que procuran abolir el rescate de negros y fomentar la servidumbre de los chinos. — Comentarios so- bre esta contradiccion para esclarecer su verdadera fas en el crite- rio publico 195 CapItulo X. — Calamidades que ha producido en todo el mundo la terquedad de los abolicionistas. — (Jaorra civil de los Estados Uni- dos. — Orfgen e historia de la sublevacion del Sur. — Motin de Har- per's Fer.-y. — Muerte de Brown. — Excitaciones y blasfemias que produjo en los Estados del Norte. — Idem en los Estados esclavistas. — Iniitilas esfuerzos para mantener la paz. — Elecciones municipa- les. — Escandalos parlamentarios. — La eleccion de Lincoln hace ine- vitable 1a guerra. — Proclamas del ejecutivo aboliendo la esclavitud 310 Pags. en los Estados snblevados y conservdndola en los otros. — Se anali- za la legal idad constitucional de dichas proclamas. — Resultados negativos que produjeron para restablecer la Union. — Notables do- cumentos sobre su contrasentido. — Aspecto que tomfi la guerra ci- vil despues de haberse expedido dicbas proclamas. — Desastres en la pobiacion. — Idem en el tesoro nacional. — Idem en el credito publico 21 7 CapItulo XI. — La anarqufa comienza a manifestarse en los Estados del Norte. — Definition de los partidos polfticos en que se dividen los federates, y principios que cada uno profesa. — Su historia res- pectiva a grandee rasgos. — Sus caracteres en la presente guerra. — Transformaciones peligrosas que esta ha producido en las costum- bres publicas de dicho pais. — Supremacia del militarismo en el 6r- den politico de la republica. — Faniosa tropelfa del general Burnside contra el senador Vallandigham. — Escaudalos que produce el he- cho en todos los Estados. — Demostraciones de los dem6cratas a fa- vor de la paz para estorbar los progresos del militarismo. — Famoso meeting en Nueva York el 18 de mayo de 18G3. — Actitud del gober- nador del Estado a favor de dicho meeting. — Demostraciones adver- sas del partido dominante. — Medios de que se vale el gobierno para anular las combinaciones de los partidarios de la paz. — Nuevos tra- tados con Inglaterra concernientes a, los negros. — Coincide con to- do lo dicho la invasion de los confederados en Marylaudia y Pen- silvania. — Exacerbacion de los partidos polfticos del Norte ante el peligro comun. — Triunfos de los federalesen la guerra. — Meetings ile los republicanos contra los deniocratas. — Intervienen en estas manifestaciones irascibles algunos emisarics de los abolicionistas de Londres. — La quinta de trescientos mil hombres. — Causas por que" se decret6, y manera de interpretarla los interesados. — Motin de Nueva York. — Horrores de la anarqufa. — Horrible persecucion y " matanza de negros, como resultado cierto y natural de tantas aber- raciones 245 i.'apItulo XII. — Necesidad de hacer la paz. — Sobre que fundamentos deberia hacerse. — Obstaculos que presenta la cuestion por causa del derecho internacional referente a los negros. — Varias combina- ciones que se anuncian paraponer fin A la guerra. — Analizanse con resultados poco satisfactorios al analisis. — La paz no puede ser s6- lida y perseverar, si no se revisan los tratados vigentes sobre el rescate. — Con esta novedad fundamental la paz seria inquebranta- ble entre el Norte y el Sur. — Proyecto de tratado para llegar & aquel objeto. — Cuestion magna de unirse 6 separarse ambas comar- cas al tiempo de hacer la paz. — Autorizadas opiniones que se ban emitido y que subsisten en pro y en contra de ambos fines 269 Capitulo XIII. — Caracteres que deben tener los tratados internacio- nales para mantenerse inviolables. — Demu6strase que tales carac- teres no existen en los que se ban heaho para prohibir el rescate. — Resumen general de todas las demostraciones hechas en esta obra. — Cuerpo de doctrina que de ellas resulta, y aplicacion natural que de las mismas esta iudieada. — Proyecto de tratado general para res- tablecer el derecho publico en estas materias de los negros ; satisfa- ciendo la verdadera moral, protegiendo todos los intereses weados desde el descubrimiento de America, y mejorando la civilizacion en tierras de Africa. — Consideraciones que se desprenden de dicho proyecto — Fin de la obra 291 «*. ■ *?